El enviado especial de la Casa Blanca se topa con nuevas exigencias en Israel
Netanyahu exige que los palestinos reconozcan al pa¨ªs como "Estado jud¨ªo"
Desencuentro en el estreno. Comenz¨® ayer su andadura George Mitchell, enviado especial de Barack Obama para Oriente Pr¨®ximo, y el disenso entre el Gobierno ultraderechista israel¨ª y la Administraci¨®n de EE UU se hizo patente. Mitchell insisti¨® ayer en Jerusal¨¦n en la meta de los dos Estados y reclam¨® al Gobierno israel¨ª que clarificara su postura. Lo hizo el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu para lanzar un jarro de agua fr¨ªa. "Los palestinos tienen que reconocer primero a Israel como Estado jud¨ªo antes de hablar de dos Estados para dos pueblos", advirti¨® Netanyahu.
Ya no basta que se admita la legitimidad de Israel. Ahora el Gobierno estima inexcusable esta condici¨®n, lo que acarrear¨ªa consecuencias para el mill¨®n largo de palestinos que habitan el pa¨ªs. Las exigencias a?adidas que plantea Israel -acabar con las amenazas iran¨ªes y la de Hezbol¨¢ en L¨ªbano, desmantelar las milicias palestinas...- se multiplican.
Washington insiste en el objetivo de la creaci¨®n de un Estado palestino
Si han de cumplirse todos los requisitos que demanda el nuevo Ejecutivo de Netanyahu, no habr¨¢ negociaci¨®n. Salvo que la Casa Blanca ejerza una presi¨®n pol¨ªtica feroz que fuerce a Israel a dialogar con la Autoridad Palestina sobre los asuntos m¨¢s espinosos del conflicto: evacuaci¨®n de territorios ocupados, Jerusal¨¦n, reparto del agua, seguridad... No es habitual que algo as¨ª suceda. S¨®lo la Administraci¨®n de George Bush padre, a comienzos de los noventa, congel¨® las ayudas financieras y oblig¨® al primer ministro Isaac Shamir a acudir a la conferencia de Madrid.
Netanyahu se niega a pronunciar las palabras dos Estados, y el jefe de la diplomacia, Avigdor Lieberman, habla de "prepararse para la guerra" y de que el "proceso de paz est¨¢ muerto". "Ir¨¢n con armas nucleares y misiles de largo alcance; Ham¨¢s y Yihad Isl¨¢mica en Gaza; Hezbol¨¢ en L¨ªbano. Estos son los verdaderos problemas. Si buscamos una soluci¨®n estable para el problema palestino, debemos detener en primer lugar la expansi¨®n de la amenaza iran¨ª", coment¨® Lieberman a Mitchell. Lieberman s¨®lo habla de que hay que proponer "nuevas ideas".
"Nadie sabe todav¨ªa a qu¨¦ se refiere con las nuevas ideas. Tal vez lo sepan tres o cuatro personas", aseguraba ayer preocupado un alto funcionario del Ministerio de Exteriores. Algo similar sucede con la "paz econ¨®mica" para Cisjordania planteada por Netanyahu, jefe de un partido, el Likud, cuya carta fundacional no reconoce el derecho de los palestinos a fundar su Estado.
La paz econ¨®mica tambi¨¦n huele a quimera. 1.600 kil¨®metros cuadrados de Cisjordania ya son definidos como tierras del Estado de Israel. En esa extensi¨®n, casi un tercio del territorio ocupado, los palestinos no pueden planificar actividad alguna. Hay m¨¢s: el 60% de Cisjordania permanece bajo control del Ej¨¦rcito israel¨ª, un ¨¢rea en la que apenas se permite la construcci¨®n de viviendas o f¨¢bricas. En 1972 se otorgaba el 97% de las solicitudes presentadas por los palestinos. En los ¨²ltimos a?os ronda el 5%. Paliar el hundimiento econ¨®mico es una tarea descomunal: la inversi¨®n privada se hundi¨® un 15% en 2006, sin recuperaci¨®n posterior. En Gaza, regido por Ham¨¢s, el desastre adquiere proporciones may¨²sculas.
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