Ch¨¢vez impulsa la reinserci¨®n pol¨ªtica de La Habana
Ra¨²l Castro se muestra dispuesto a dialogar con EE UU sin limitaciones
Hugo Ch¨¢vez est¨¢ poniendo toda su energ¨ªa en impulsar la reincorporaci¨®n de Cuba a los foros americanos. Y ha afinado la estrategia en la VII Cumbre de la Alternativa Bolivariana para las Am¨¦ricas (ALBA), que concluy¨® ayer en la ciudad venezolana de Cuman¨¢. Ch¨¢vez prometi¨® que el encuentro con sus aliados ser¨ªa propicio para preparar una buena "artiller¨ªa" en defensa de La Habana, ante la Cumbre de Trinidad y Tobago. Y Ch¨¢vez cumpli¨®. Ayer, los miembros del ALBA —el contrapunto chavista al ?rea de Libre Comercio de las Am¨¦ricas (ALCA), impulsada por EE UU— calificaron de "inaceptable" el borrador de la declaraci¨®n de la Cumbre de las Am¨¦ricas por "excluir injustificadamente a Cuba".
Ataviado con su uniforme militar de campa?a, el venezolano recibi¨® en el aeropuerto al presidente cubano, Ra¨²l Castro, y a los dem¨¢s mandatarios latinoamericanos, que fueron expresando su apoyo al r¨¦gimen cubano. "Tenemos que exigir el cese de un embargo que ha significado un verdadero genocidio que se prolonga ya por 48 a?os", dijo el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Y el boliviano Evo Morales exigi¨® que La Habana vuelva a formar parte de foros internacionales como la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), de la que fue excluida en 1962. "Yo quiero declararme marxista leninista y socialista, y ahora quiero que me expulsen de la OEA", ret¨® Morales.
El ALBA fue fundado en 2004 por Cuba y Venezuela, y se han unido Bolivia, Nicaragua, Honduras y la isla antillana de Dominica como miembros plenos, y Ecuador como pa¨ªs observador. Esta semana, Paraguay y San Vicente y Las Granadinas solicitaron su incorporaci¨®n.
Lo cierto es que, m¨¢s all¨¢ de las diferencias ideol¨®gicas, parece evidente que
los d¨ªas de aislamiento de Cuba en la regi¨®n han terminado. En los ¨²ltimos seis meses, una decena de presidentes latinoamericanos han pasado por La Habana, incluido el l¨ªder indiscutible del hemisferio, el brasile?o Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Adem¨¢s de los aliados naturales del Gobierno cubano, como Ch¨¢vez, Ortega o el presidente de Ecuador, Rafael Correa, han viajado a Cuba jefes de Estado que no ocultan sus diferencias con La Habana, encabezados por la argentina Cristina Fern¨¢ndez y la chilena Michelle Bachelet. Han estado tambi¨¦n Mart¨ªn Torrijos, presidente de Panam¨¢, y ?lvaro Colom, de Guatemala, naci¨®n que hasta hace poco no ten¨ªa siquiera relaciones diplom¨¢ticas con la isla. Incluso las m¨¢s altas autoridades de Trinidad y Tobago, donde se celebra la cumbre, han viajado recientemente a La Habana para invitar a Ra¨²l Castro a que visite Puerto Espa?a "cuando desee".
Todos ellos han expresado su rechazo al embargo norteamericano y su deseo de que la isla regrese a las instituciones pol¨ªticas regionales. Cuba se ha dejado querer y ha dado las gracias, aunque el presidente Ra¨²l Castro y su hermano Fidel han expresado que no les interesa pertenecer a la OEA.
Que la correlaci¨®n de fuerzas en el continente ha cambiado, es obvio. Tanto que, por primera vez, Cuba puede sabotearle a un presidente de EE UU una Cumbre de las Am¨¦ricas, donde Washington es el gallo del corral. O al menos hac¨¦rsela invivible a Barack Obama con el tema del embargo e impedir, con la intervenci¨®n de sus aliados, el consenso para la declaraci¨®n final.
Obama llega a Puerto Espa?a con un primer gesto hecho hacia Cuba y la regi¨®n: ha eliminado las restricciones a los viajes y remesas de los cubanoamericanos. El presidente estadounidense cree que Cuba debe dar ahora "se?ales" para avanzar en el camino de la distensi¨®n. Sin embargo, Ra¨²l Castro ya ha dicho que su pa¨ªs no acepta una din¨¢mica de "gesto por gesto". En Venezuela, Castro se volvi¨® a mostrar dispuesto a dialogar con EE UU sin ninguna limitaci¨®n. "Si quieren", dijo, "se puede hablar de derechos humanos, de libertad de prensa, de presos pol¨ªticos?Todo, todo lo que quieran discutir", pero de t¨² a t¨².
La normalizaci¨®n de las relaciones entre ambos pa¨ªses no es sencilla. La Cumbre ser¨¢ un buen term¨®metro para medir las voluntades: si, por ejemplo, los aliados de La Habana no convierten el tema de Cuba en un clavo ardiendo y dan a Obama la cumbre "pac¨ªfica" que reclama, EE UU tomar¨¢ nota. Y todo lo que haga y diga Obama sobre Cuba, en la sesi¨®n plenaria y en las entrevistas bilaterales, ser¨¢ seguido con extrema atenci¨®n en los despachos oficiales de La Habana. La partida del deshielo ha comenzado.
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