El "c¨ªrculo ¨ªntimo" de Trillo conoc¨ªa las falsas identificaciones del Yak
Alejandre, ex jefe del Ej¨¦rcito, se lo reproch¨® en una carta al general Bret¨®n
"T¨² bien conoces que yo nunca supe que hab¨ªa veintitantos cad¨¢veres del Yak-42 mal identificados. Imagino que t¨² s¨ª lo sab¨ªas, porque Trillo lo mantuvo en su c¨ªrculo ¨ªntimo, Lorenzo, Jim¨¦nez Ugarte, entiendo que t¨². Dudo que Antonio Moreno y Gallarza lo supieran. ?Torrente? ?Por qu¨¦ con lealtad no se lo dijiste a tu jefe de Estado Mayor? ?Por qu¨¦ no me lo advertiste ante posturas m¨¢s valientes o duras? ?Por qu¨¦ estuviste a punto de cortar la carrera de Emilio [P¨¦rez] Alam¨¢n, que defend¨ªa posturas parecidas a la de la actual Administraci¨®n?"
Cuando compareci¨® como testigo, el pasado 1 de abril, ante el tribunal que juzga el caso Yak 42, el ex jefe del Ej¨¦rcito de Tierra Luis Alejandre dijo no entender a qui¨¦nes se refer¨ªa un abogado con la expresi¨®n "c¨ªrculo ¨ªntimo" de Trillo. Pero en la carta que escribi¨® el 13 de junio de 2004, ya con el PSOE en el Gobierno, parec¨ªa seguro de qui¨¦nes lo integraban: el almirante Rafael Lorenzo, director general de Pol¨ªtica de Defensa; el diplom¨¢tico Javier Jim¨¦nez-Ugarte, n¨²mero tres del departamento; y "t¨²". Es decir, el destinatario de la misiva: el director del Gabinete T¨¦cnico del ministro, el general Manuel Bret¨®n, quien tambi¨¦n declar¨® como testigo en la Audiencia Nacional.
Alguien hizo desaparecer los anillos que llevaban varios cad¨¢veres
Si hay delito, hay instigadores y encubridores, seg¨²n las acusaciones
Las declaraciones de los dos generales ante el tribunal coincidieron en un punto: en la reuni¨®n que el 27 de mayo de 2003, un d¨ªa despu¨¦s del accidente, celebr¨® el Consejo de Direcci¨®n del Ministerio de Defensa nadie coment¨® que hubiera problemas con la identificaci¨®n de los cad¨¢veres.
Reuni¨®n en la c¨²pula
Alejandre aleg¨® adem¨¢s no recordar si le coment¨® al ex jefe de la c¨²pula militar F¨¦lix Sanz, como ¨¦ste sostiene, que ¨¦l propusiera en dicha reuni¨®n entregar a las familias s¨®lo los cuerpos positivamente identificados y remitir los dem¨¢s al tanatorio. Lo que, en todo caso, subray¨®, nunca hizo.
Pero si el entonces jefe del Ej¨¦rcito no sab¨ªa nada de las falsas identificaciones ?qui¨¦n lo sab¨ªa? "Dudo que Antonio Moreno [Barber¨¢] y [Eduardo Gonz¨¢lez] Gallarza lo supiesen", prosigue Alejandre en su ep¨ªstola al general Bret¨®n, aludiendo a quienes eran en esa ¨¦poca jefe del Estado Mayor de la Defensa y del Ej¨¦rcito del Aire, respectivamente. "?[Francisco] Torrente?", insin¨²a, en referencia al almirante jefe de la Armada, con quien se enfrent¨® al final de su carrera.
?Qui¨¦n lo sab¨ªa? Alejandre no es el ¨²nico que se ha hecho esta pregunta. Tambi¨¦n la han formulado repetidamente, sin hallar respuesta, las familias de los militares muertos en el accidente. Lo que parece claro, a la luz de lo o¨ªdo en el juicio, que hoy entra en su fase final con los alegatos del fiscal y las acusaciones, es que mucha gente estaba al corriente de que casi la mitad de los 62 cad¨¢veres fueron repatriados sin identificar y se les enterr¨® o inciner¨® con nombre falso.
Seg¨²n Bulent Sam, uno de los dos forenses turcos que se presentaron en la Audiencia Nacional sin haber sido citados y a los que el tribunal accedi¨® finalmente a interrogar, el general Vicente Navarro, jefe del equipo m¨¦dico, y el teniente general Beltr¨¢n, responsable de la repatriaci¨®n de las v¨ªctimas, conoc¨ªan perfectamente el contenido del acta en el que se compromet¨ªan a identificar en Espa?a 30 cad¨¢veres de militares que estaban irreconocibles. Aunque alegaron que no entendieron el sentido del acta porque estaba en turco, el documento se negoci¨® en ingl¨¦s y el texto final se tradujo al castellano. El forense turco revel¨® adem¨¢s que los dos generales recibieron una copia del acta tras firmarla, aunque jam¨¢s ha aparecido. Como tampoco lo han hecho las fichas que sirvieron para elaborarla y que, seg¨²n confes¨® Navarro, destruy¨® despu¨¦s de que estallase el esc¨¢ndalo.
Pero aunque Navarro y Beltr¨¢n no hubieran informado a la c¨²pula del departamento, s¨ª lo hizo como m¨ªnimo el comandante Alberto Ruiz de los Pa?os, quien, seg¨²n dijo en el juicio, nada m¨¢s llegar a Madrid, el mismo d¨ªa del funeral, advirti¨® a sus superiores, en la Asesor¨ªa Jur¨ªdica del Ministerio de Defensa, de que muchos cad¨¢veres ven¨ªan de Turqu¨ªa sin identificar.
Oficialmente, algunos de ellos lo hab¨ªan sido gracias a objetos personales como anillos con el nombre del c¨®nyuge y la fecha de la boda. Cuando las viudas los reclamaron, Defensa les contest¨® -y no s¨®lo a ellas, sino tambi¨¦n al Congreso, en respuesta por escrito- que hab¨ªan sido enterrados en los f¨¦retros por orden del juez turco. Ment¨ªa: ning¨²n juez turco intervino en el caso y, cuando se reabrieron los ata¨²des (para intercambiar los cad¨¢veres err¨®neamente asignados a familias que no eran suyas), los anillos no estaban dentro. Su desaparici¨®n es uno de los misterios sin aclarar.
Tampoco se ha explicado qui¨¦n orden¨® desactivar el equipo de cat¨¢strofes de la Guardia Civil, que estaba ya listo en la base de Torrej¨®n para salir hacia Turqu¨ªa con todo el material necesario para realizar una identificaci¨®n correcta. Y por qu¨¦.
Muy pocos militares se atrevieron entonces a elevar una t¨ªmida protesta. Uno de ellos fue, como recordaba Alejandre en su carta, el general Emilio P¨¦rez Alam¨¢n, a quien Trillo puso en la lista negra porque critic¨® el trato a los parientes de los fallecidos.
Si el general Navarro, el comandante Jos¨¦ Ram¨ªrez y el capit¨¢n Miguel S¨¢ez cometieron un delito, y as¨ª lo sostienen el fiscal y las acusaciones, tuvo que haber instigadores, cooperadores, c¨®mplices y encubridores, seg¨²n las familias de las v¨ªctimas.
El tribunal ha tendido un cortafuego alrededor a los tres mandos militares que se sientan en el banquillo de la Audiencia Nacional. Trillo ni siquiera ha sido citado como testigo, igual que Jim¨¦nez-Ugarte, y la declaraci¨®n de Beltr¨¢n, imputado en la instrucci¨®n pero no en el juicio, fue desmontada por el testimonio de los forenses turcos. Con estos mimbres, puede haber sentencia. Pero ser¨¢ muy dif¨ªcil explicar la raz¨®n de que los acusados actuaran como lo hicieron.
"?Por qu¨¦ con lealtad no se lo dijiste a tu jefe de Estado Mayor? ?Por qu¨¦ no me lo advertiste?", le reprocha el general Alejandre a Bret¨®n en su misiva.
En el caso Yak-42 hubo algunos que supieron y muchos que no quisieron saber. Al menos, cuando a¨²n era tiempo.
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