Mil millones no es nada
La vida se ha puesto tan dif¨ªcil que dentro de poco estaremos todos gordos. Porque, como se sabe, los obesos de hoy son los pobres, toda esa gente que como el sueldo no les da para sushi o merluza al vapor con verduras, deben de comer toda la semana hamburguesas de dos euros y pizzas baratas, de esas que parecen una esponja de ba?o con queso caliente encima. Hablando de pizzas, el otro d¨ªa una de las cadenas que las vende anunci¨® que para celebrar su aniversario las dar¨ªa a euro la unidad y hubo personas que hicieron cola durante siete horas para poder comprar una. Al leer esa noticia, Juan Urbano se dijo: o hay mucha hambre, o nos estamos volviendo todos locos.
El caso es que paseas por Madrid y te das cuenta de que la crisis se ha apoderado de los balcones, donde esta primavera s¨®lo crece la flor naranja de los "se vende", pero tambi¨¦n ha llegado a las pizarras de los restaurantes, a las que se les van cayendo euros del men¨² igual que si en los bares a¨²n fuese octubre, porque si el poeta Nicol¨¢s Guill¨¦n dec¨ªa que en Cuba no hay m¨¢s que dos estaciones, el verano y la del tren, en la recesi¨®n hay una: el oto?o. Por haber, en esta ¨¦poca de rebajas hay hasta un establecimiento en el que los clientes toman los platos del d¨ªa y pagan lo que creen conveniente, y el caso es que los due?os, al parecer, est¨¢n haciendo un buen negocio. Imag¨ªnate el que hac¨ªan antes, se dijo Juan Urbano, que cree que esta situaci¨®n de quiebra es mala, pero s¨®lo para los de siempre, porque muchos de los que ahora se quejan amargamente porque tienen que bajar los precios se llenaron las manos cuando lleg¨® el cambio de moneda y de la noche a la ma?ana convirtieron cien pesetas en un euro. ?Redondear era aumentar las ganancias casi un setenta por ciento? En Espa?a, s¨ª.
La crisis se ha apoderado de los balcones, donde esta primavera s¨®lo crece la flor naranja de los "se vende"
Mientras unos buscan pizzas de un euro por la ciudad, otros siguen acumulando dinero y a los que m¨¢s suman, que son los bancos, nadie les mete el ojo, que dir¨ªa Chaves. Caja Madrid ha ganado, por ejemplo, un uno y pico por ciento m¨¢s en el ¨²ltimo ejercicio econ¨®mico. Lo ha ganado a pesar del embrollo pol¨ªtico en el que le ha metido la pelea entre la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, y a pesar del derrumbe de las inmobiliarias, que eran sus clientes y sus socios m¨¢s importantes, y del resto de las columnas del sistema financiero. Como ¨¦l se dedica a la Filosof¨ªa y, por lo tanto, intenta explicarlo todo desde el punto de vista de la l¨®gica, Juan Urbano es de los que, por mucho que se lo expliquen, no logra entender por qu¨¦ cuando la situaci¨®n es buena los bancos te ponen unas hipotecas intolerables y cuando es mala no te dan un cr¨¦dito. ?Por qu¨¦ tienen que ganar siempre, y adem¨¢s ganar tanto, unas veces con lo que les damos nosotros y otras con lo que dejan de darnos ellos? ?Por qu¨¦ los Gobiernos del mundo les dan miles de millones, en lugar de d¨¢rselos a los que de verdad lo necesitan? ?Por qu¨¦ nos siguen contando que cuando ganan 1.000 millones en realidad los han perdido, porque esperaban ganar 2.000? Mark Twain escribi¨® que si ves a un banquero tirarse por la ventana de un tercer piso, lo que tienes que hacer es tirarte t¨² detr¨¢s, porque seguro que abajo hay algo bueno. A ver qui¨¦n se atreve a dudar que eso sea cierto. C¨¢mbiale la erre por una ene a la ¨²ltima palabra de esa sentencia que dice que cuando el agua baja bajan todos los barcos, y ser¨¢ mentira.
Pero, claro, a fuerza de ser como cualquiera, Juan Urbano no es nadie, y por lo tanto le contestar¨¢n que siga leyendo a Kant, que ¨¦l de esto no sabe, que las cosas no son tan sencillas y, para terminar, que sus opiniones a ras de la calle no son serias. Aunque, si lo pensamos dos veces, lo que resulta raro es que la econom¨ªa administre y manipule nuestra vida pero desde tan lejos, a tantos pisos de distancia de nosotros, en las azoteas de la realidad, mientras en el bajo las cosas se est¨¢n poniendo de color hormiga, como dicen en Chile.
Pensando en todo eso, Juan Urbano sali¨® de su trabajo y cambi¨® la ruta que segu¨ªa normalmente para volver a casa, por si de ese modo pudiera encontrar alg¨²n restaurante donde el men¨² hubiera bajado un poco m¨¢s. ?l nunca toma comida basura, de modo que no piensa ser uno de esos que se engorda con las vacas flacas, a base de comer poco y mal. Pero abriendo bien los ojos ya ha encontrado un par de sitios, por la zona centro, donde venden la comida al peso, y es comida sana. Bueno, la crisis tambi¨¦n es lo contrario de la pasividad y hace buena pareja con el ingenio, de modo que, por ese lado, salimos ganando incluso los que siempre perdemos. Naturalmente, mientras buscaba un sitio donde ahorrarse su euro, pas¨® por varias sucursales de Caja Madrid, que s¨®lo ha ganado un uno y pico por ciento m¨¢s este ejercicio, y se pregunt¨® para qu¨¦ querr¨ªan la Comunidad y el Ayuntamiento controlar una empresa tan ruinosa. ?O ser¨¢ que nos enga?an?
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