Los pa¨ªses del Este miran a Occidente
Los a?os de dictadura comunista quedan muy lejos y se respira ya con naturalidad, aunque la corrupci¨®n y la demagogia sigan presentes. La ayuda de Europa occidental ha sido esencial para impulsar el desarrollo
Este a?o se cumplen 20 a?os de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn y de las dem¨¢s murallas que separaban la Europa del Este de la del Oeste y del resto del mundo. Diferente de pa¨ªs a pa¨ªs, la transici¨®n a la democracia no ha sido f¨¢cil en ninguno de ellos. Los 40 a?os de sociedad enquistada en el socialismo real han dejado huellas profundas, tanto en las mentalidades de los hombres como en la organizaci¨®n social y pol¨ªtica de sus comunidades.
1989 signific¨® para la poblaci¨®n del Este un formidable alivio, potenciado por enormes esperanzas. Tras ello hab¨ªa de seguir una doble y dif¨ªcil operaci¨®n de rescate: del pasado manipulado y deformado por el Estado totalitario regido por el partido ¨²nico, y asimismo del porvenir, en el seno de la comunidad de pa¨ªses libres y desarrollados. Sin un examen honesto de los a?os de dictadura comunista y de los que la precedieron, la adaptaci¨®n a los requisitos del presente resultar¨ªa superficial y ef¨ªmera.
Del enriquecimiento r¨¢pido gozaron varios espabilados conectados al sistema anterior
Es absolutamente necesaria la colaboraci¨®n de una Europa unida con la Am¨¦rica pos-Bush
La democracia y el capitalismo no llegaron con una oferta id¨ªlica de libertad y prosperidad instant¨¢neas, sino con las contradicciones propias del mundo actual: desigualdades sociales en aumento, el problema de las minor¨ªas de toda ¨ªndole (en el caso de Rumania, sobre todo el de los n¨®madas roma), la necesidad de proteger el medio ambiente y avalar la salud p¨²blica, la marginalizaci¨®n de sectores de la poblaci¨®n, por razones de edad o bien de formaci¨®n profesional deficiente, etc¨¦tera. La naturaleza y el nivel de estos retos se vieron reflejados en las distintas reacciones individuales frente a los mismos. Mientras algunos se esforzaban por crear una atm¨®sfera de regeneraci¨®n democr¨¢tica de la sociedad, otros se enteraron pronto de que el Partido ?nico ser¨ªa desplazado por el todopoderoso Don Dinero. Del enriquecimiento r¨¢pido, las m¨¢s veces por corrupci¨®n -me refiero espec¨ªficamente a Rumania, pero sospecho que su caso no es ¨²nico-, gozaron m¨¢s que nada varios "espabilados" conectados a las redes del sistema anterior.
Las elecciones libres, la libertad de prensa y el libre mercado constituyeron los factores b¨¢sicos del cambio. Cambio visible no s¨®lo en los primerizos grupos de di¨¢logo social, los primeros proyectos humanitarios y de defensa de los derechos ciudadanos fundamentales, sino tambi¨¦n en una nueva clase "capitalista" de nuevos ricos que cambiaron intempestivamente la libretita roja (el carn¨¦) de militantes del Partido por la libreta de cuenta bancaria, mucho m¨¢s operativa y eficiente. Entretanto, el pendular de la opini¨®n p¨²blica, tras largos a?os de dogmatismo y vigilancia ubicua, favorec¨ªa el nacionalismo y la beater¨ªa. De hecho, en todos los pa¨ªses de la Europa oriental el enfrentamiento entre el sincronismo centr¨ªfugo y cosmopolita y el autoctonismo centr¨ªpeto y etnoc¨¦ntrico tiene un historial largo y agitado.
Paulatinamente, la situaci¨®n poscomunista se ha encaminado por mejores rumbos, aunque la corrupci¨®n a¨²n dista mucho de ser erradicada, la demagogia y las duplicidades siguen presentes en el escenario pol¨ªtico de cada d¨ªa. Los residuos del pasado remoto o reciente, el bizantinismo tradicional en la regi¨®n y el h¨¢bito de sobrevivir mediante la doblez bajo dictaduras de derecha o de izquierda, conviven activamente con la renovaci¨®n. Las contradicciones naturales entre los nuevos y los antiguos miembros de la Uni¨®n Europea, explicables por las diferencias de desarrollo y evoluci¨®n entre unos y otros pa¨ªses durante la posguerra, tambi¨¦n tienen su aspecto positivo: el de replantear de ambos lados los t¨¦rminos del partnership.
Sin embargo, en Europa del Este ya se respira con naturalidad. La gente tiene acceso a la informaci¨®n, puede viajar, estudiar y trabajar fuera de las fronteras. El salto hacia la heterog¨¦nea normalidad se vislumbra asimismo en detalles aparentemente triviales e insignificantes. Bajo el r¨¦gimen de Ceaucescu el programa de televisi¨®n era de unas pocas horas diarias, dedicadas, principalmente, al bienamado Conductor (l¨ªder) y a su Partido. Por ejemplo, un partido de f¨²tbol entre equipos europeos s¨®lo pod¨ªa verlo quien ten¨ªa la suerte de poseer una antena capaz de sintonizar, en Bucarest, capital del pa¨ªs, la televisi¨®n b¨²lgara; en Jasi, capital de la provincia de Moldavia, la televisi¨®n ucraniana; en Cluj, centro de Transilvania, la televisi¨®n h¨²ngara. Hoy los televidentes de Rumania acceden a emisoras del mundo entero, futbolistas rumanos son "exportados", equipos locales "alquilan" jugadores extranjeros, propietarios de clubes deportivos se enriquecen o quiebran como en cualquier otra regi¨®n del Carnaval planetario.
Semejante normalizaci¨®n tambi¨¦n puede leerse en la prensa cotidiana, que ofrece las noticias m¨¢s importantes del d¨ªa mezcladas con informaciones de inter¨¦s menor, pero "picantes" y a menudo vulgares. Algunos titulares recientes: "En Italia otros dos rumanos detenidos por violaci¨®n"; "La UE duplica ayuda financiera a pa¨ªses del Este", "La UE ha llegado a compromiso sobre redes energ¨¦ticas", "La UE plagia a Ceaucescu" (se parangona el lenguaje comunitario con el comunista, que s¨®lo admit¨ªa el trato de "camarada"), "Los b¨²lgaros quieren ser gobernados en secreto por la UE", "Informe de Naciones Unidas denuncia racismo y xenofobia en Italia", "El ministro brit¨¢nico del Interior ha alquilado dos pel¨ªculas porno", "Tenemos d¨¦ficit de influencia en Europa", "Reconciliaci¨®n 'hist¨®rica' de la Iglesia romano-cat¨®lica con la Iglesia ortodoxa rusa a trav¨¦s del rechazo del preservativo", "Eslovaquia no reconocer¨¢ la independencia de Kosovo", "Negocio pr¨®spero: peluquera polaca en la frontera con Alemania", "Seg¨²n parlamentarios rusos el Tribunal Penal Internacional de La Haya ha agotado su misi¨®n", "M¨ªnimo tres horas diarias navegan por Internet los rumanos", "Los bomberos m¨¢s sexy del mundo", "Pap¨¢ Playboy padece crisis", etc¨¦tera.
Las miradas de todos se dirigen, constantemente, hacia Europa. Otra alternativa de futuro no existe para los pa¨ªses del Este. La ayuda econ¨®mica europea ha sido esencial para impulsar su desarrollo, los principios de derecho impuestos a sus legislaciones han creado nuevas oportunidades de armon¨ªa social, las relaciones culturales con Occidente han reanimado la vida art¨ªstica y la din¨¢mica editorial, fundaciones y universidades europeas y norteamericanas (sobre todo la Fundaci¨®n Soros) han patrocinado en forma determinante la prensa libre y los viajes de estudios.
El deseo de vincularse a Europa no s¨®lo nace en esos pa¨ªses por motivaciones econ¨®micas inherentes, sino tambi¨¦n por profundos antecedentes hist¨®ricos, relacionados, entre otras cosas, con su religi¨®n cat¨®lica o protestante (casos de Polonia, Hungr¨ªa, Alemania del Este, los pa¨ªses b¨¢lticos) o con las ra¨ªces latinas de su cultura (caso de Rumania). En casi todos los territorios del antiguo campo comunista, el alejamiento de Rusia conlleva un normal sentimiento de alivio. El eslogan "La luz llega desde Oriente", repetido hasta la saciedad durante los primeros a?os del comunismo, en breve tiempo se ha revelado una diversi¨®n c¨ªnica, no s¨®lo a ra¨ªz de la represi¨®n que han sufrido Hungr¨ªa, Checoslovaquia y Polonia, sino tambi¨¦n debido a la vida cotidiana larvaria, bajo un espeso manto de oscuridad, a que se ha visto condenado todo el bloque oriental. Lastimosamente, hasta hoy en d¨ªa Rusia inspira m¨¢s bien miedo.
La simpat¨ªa, creciente al principio, hacia unos Estados Unidos vencedores de la guerra fr¨ªa, durante la cual el Occidente europeo dio m¨¢s de una vez pruebas de deplorable oportunismo, ha venido conjug¨¢ndose poco a poco con la conciencia, siempre m¨¢s acusada, de pertenecer a Europa. La elecci¨®n de Obama, recibida con justificado entusiasmo por doquier en el mundo, ha sido menos celebrada en el Este. Tal escepticismo parece radicar en la "moderaci¨®n" del mandatario estadounidense hacia Rusia e Ir¨¢n, en sus medidas "estatalistas" de recuperaci¨®n econ¨®mica e incluso, a veces, en prejuicios raciales.
A 20 a?os de haber vivido el impacto de la liberaci¨®n, Europa del Este est¨¢ inmersa en el tumulto de la actualidad planetaria.
Es de esperar -y es absolutamente necesaria- la colaboraci¨®n estrecha entre una poderosa nueva Europa (Este + Oeste) y la nueva Am¨¦rica pos-Bush. Los peligros que amenazan al mundo son inmediatos, devastadores y globales. Los malentendidos, las suspicacias, las postergaciones en el proceso de cooperaci¨®n ya no pueden justificarse.
La luz sigue llegando desde el Occidente unido y unificador.
Traducci¨®n: V¨ªctor Ivanovici.
Norman Manea es escritor rumano. Su ¨²ltimo libro publicado es El sobre negro (Tusquets).
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