Estado de alarma
Los cuatro millones de parados confirman el fracaso de la gesti¨®n pol¨ªtica de la crisis
El escalofriante dato de que en el primer trimestre de este a?o se han superado los cuatro millones de parados, una cantidad nunca vista en Espa?a, y el hecho de que haya m¨¢s de un mill¨®n de familias con todos sus miembros en paro, es raz¨®n suficiente para suponer que la gesti¨®n pol¨ªtica de la recesi¨®n econ¨®mica ha constituido hasta el momento un sonoro fracaso.
La principal tarea asignada por la ciudadan¨ªa desde que arranc¨® la crisis al equipo econ¨®mico del Gobierno consist¨ªa en evitar el desempleo masivo y los perniciosos efectos sociales -como la depauperizaci¨®n y un probable aumento de la delincuencia- que se derivan del hundimiento del empleo; pues bien, en un solo trimestre el paro ha aumentado en m¨¢s de 800.000 personas y en tres meses la tasa de paro est¨¢ 1,5 puntos por encima de lo que preve¨ªa el Gobierno para todo el a?o.
El mercado de trabajo est¨¢ en situaci¨®n de emergencia y la credibilidad de las previsiones econ¨®micas del Ejecutivo se ha esfumado.
Las causas de este fracaso y de la alarma que cunde entre los ciudadanos, sobre todo entre los afectados por el crash laboral, se resumen en dos. La primera es el tenaz negacionismo del Gobierno, empe?ado durante muchos meses en minimizar la profundidad de la crisis financiera y el alcance de la recesi¨®n. Este negacionismo, en el que ha sido especialmente activo hasta hace exactamente dos d¨ªas el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, alentado por el desconcertante optimismo del presidente Rodr¨ªguez Zapatero, ha favorecido que no se tomen decisiones preventivas sobre un eventual hundimiento del empleo. Hoy, cuando ya se ha hundido, el equipo econ¨®mico no tiene todav¨ªa un plan articulado para crear empleo y evitar la ca¨ªda de una parte de los parados en la miseria.
La segunda causa hay que buscarla en las balbuceantes medidas de est¨ªmulo de la demanda. El Gobierno ha combinado medidas err¨®neas -como la tristemente famosa paga de 400 euros- con otras m¨¢s acertadas. Pero incluso las m¨¢s correctas se han estropeado por una gesti¨®n pol¨ªtica desma?ada. El plan de inversi¨®n municipal de 8.000 millones de euros era una buena idea, pero los ministerios se encargaron de diluirla al renunciar a cualquier tipo de an¨¢lisis previo de los proyectos de inversi¨®n. Parte del dinero se ha perdido en gastos poco rentables en empleo o simplemente disparatados.
Las consecuencias del negacionismo y de la gesti¨®n negligente de los planes econ¨®micos han llevado al mercado laboral espa?ol a una crisis dif¨ªcil de mejorar y con unas consecuencias pol¨ªticas que pueden ser devastadoras. Aunque se cumplan las predicciones de que cuanto m¨¢s r¨¢pido sea el ajuste laboral m¨¢s r¨¢pida ser¨¢ la recuperaci¨®n, y no se alcance en 2009 el borde del abismo de los cinco millones de parados, el problema que se plantea en el horizonte es que la econom¨ªa espa?ola tendr¨¢ que convivir durante largo tiempo con tasas de desempleo de entre el 18% y el 19%, a pesar de que vuelva a tasas positivas de crecimiento.
El colapso bancario, la debilidad de la demanda y la falta de un modelo de crecimiento que releve al ladrillo impedir¨¢n que la actividad absorba el empleo destruido hasta ahora. Lo m¨¢s probable es que en las elecciones de 2012 las tasas de crecimiento ser¨¢n tan modestas que la tasa de paro no ser¨¢ muy inferior al 18%.
Rodr¨ªguez Zapatero y su equipo econ¨®mico todav¨ªa est¨¢n a tiempo de recuperar la iniciativa con un amplio plan econ¨®mico que incluya nuevos planes de inversi¨®n p¨²blica adecuadamente gestionados, avales que permitan a los entes p¨²blicos pagar a los proveedores, una resoluci¨®n firme de la crisis que afecta a bancos y cajas -liquidando las que no resulten estrat¨¦gicas para el sistema-, una ampliaci¨®n inmediata de la cobertura de desempleo y un plan de acci¨®n concertada con las comunidades aut¨®nomas. Pero para que los agentes econ¨®micos y los ciudadanos conf¨ªen en que el Gobierno es capaz de una acci¨®n en¨¦rgica, es imprescindible que el Gobierno abandone de una vez por todas ese optimismo cong¨¦nito que distorsiona las previsiones econ¨®micas y las previsiones de los inversores. Por el buen camino va la vicepresidenta de Econom¨ªa cuando anuncia que queda margen financiero para establecer nuevos planes econ¨®micos para estimular la demanda; pero se equivoca cuando asegura que a partir de abril el empleo caer¨¢ con menor intensidad. ?sta es, para el presidente y para la vicepresidenta Elena Salgado, la hora m¨¢s decisiva; la hora de no cometer m¨¢s errores.
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