El d¨ªa en que Rosa Aguilar cambi¨® de bando
Acosada por IU y quemada en elAyuntamiento, la Junta era el ¨²ltimo tren de la alcaldesa de C¨®rdoba
Rosa Aguilar lleg¨® el jueves al Parlamento de Andaluc¨ªa con el tiempo justo para asistir a la toma de posesi¨®n como presidente de la Junta de su nuevo jefe, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n. Una mara?a de c¨¢maras se ech¨® sobre ella y anduvieron as¨ª, en mel¨¦, dando vueltas, hasta que ocup¨® su sitio reservado. Al concluir el acto, las c¨¢maras recompusieron su mara?a y continuaron con la persecuci¨®n de la nueva consejera de Obras P¨²blicas, olvidando al resto. Vestida con una sencilla chaqueta de un rojo intenso, era la estrella del momento.
Pocas horas antes se hab¨ªa conocido la noticia, sin duda el mayor acontecimiento (despu¨¦s de la inesperada marcha de Manuel Chaves) de entre la sucesi¨®n de cambios atropellados que ha vivido la pol¨ªtica andaluza en el ¨²ltimo mes: la "joya de la corona" de Izquierda Unida, como la llam¨® hace a?os el ex coordinador de esa coalici¨®n Gaspar Llamazares, daba un colosal salto con p¨¦rtiga desde la alcald¨ªa de C¨®rdoba, la ¨²nica capital de provincia que gobierna la formaci¨®n, a un Ejecutivo del PSOE en calidad de independiente.
Sus partidarios dicen que el capital de Aguilar ha sido siempre soslayado
Ni se iba a presentar a las municipales ni iban a presentarla. Estaba desgastada
Desde hace lustros estaba al margen de la disciplina del partido
Su moderaci¨®n ha avanzado a la par que IU se ha hecho m¨¢s radical
Aunque protagonista, la sonrisa de Rosa Aguilar estaba muy alejada del regocijo completo. Le quedaba C¨®rdoba. Por la tarde ten¨ªa que dar una explicaci¨®n detallada de los pormenores de su cabriola, un trago desabrido y doloroso, del que no sali¨® precisamente airosa, a¨²n con el apoyo y calor de casi todo su equipo. Durante la conferencia de prensa mantuvo la compostura, pero al final se derrumb¨®, vencida por la emoci¨®n y se tap¨® el rostro con las manos. Ella, la pol¨ªtica entregada a C¨®rdoba, el principio y fin de su existencia, dejaba la ciudad amada, literalmente de un d¨ªa para otro, y, adem¨¢s, para cruzar a la acera del enemigo.
El golpe en Izquierda Unida ha sido formidable, todo un terremoto, una conmoci¨®n de la que algunos han salido con frases propias de adolescente despechado -Cayo Lara, el coordinador general, dijo: "Si se marcha una rosa, vendr¨¢n miles de rosas y miles de claveles"- y otros con sentimiento de pesar ante la deslealtad del gesto y el v¨¦rtigo por el vac¨ªo que se abre en esta disminuida y desgastada formaci¨®n tras el abandono de una de las pocas caras conocidas y populares que le quedaban.
Fiel a su car¨¢cter y a la particular manera que tiene de esquivar las pol¨¦micas que no le interesan ni convienen, Rosa Aguilar se ha limitado a pedir respeto y comentar: "IU no es la que era". Es cierto, pero ella tampoco.
Entr¨® en el PCE siendo casi una ni?a, a los 17 a?os, y a los 22 ya integraba el comit¨¦ provincial de C¨®rdoba, donde hab¨ªa nacido el 7 de julio de 1957. En 1987 sali¨® elegida concejal y dej¨® el Ayuntamiento en 1991. Luego pas¨® al Parlamento andaluz y en 1993 entr¨® en el Congreso. All¨ª fue la portavoz de IU. A la sombra del primer coordinador de IU, Julio Anguita, su mentor, en esa etapa se forja el personaje de Rosa Aguilar. De aspecto fr¨¢gil, m¨¢s por su delgadez que por su estatura, dirigi¨® con mano de hierro a su heterog¨¦neo grupo, donde volaban peligrosamente las navajas y las ambiciones personales.
Dicen que era una persona conciliadora y nada broncas en las negociaciones, si bien destac¨® por sus feroces ataques a los socialistas, especialmente a Felipe Gonz¨¢lez, por los GAL y los casos de corrupci¨®n. Ah¨ª quedan un par de frases suyas de 1995 sobre el ex presidente del Gobierno: "Es responsable pol¨ªtico de la corrupci¨®n y est¨¢, desde el punto de vista jur¨ªdico, bajo sospecha por temas muy importantes". "Felipe Gonz¨¢lez lleva al pa¨ªs a una situaci¨®n de alerta roja para la democracia. (...) Bajo su mandato, por acci¨®n u omisi¨®n, consciente o inconscientemente, se organiz¨® o se permiti¨® una trama terrorista como el GAL".
Ya entonces, aseguran sus antiguos compa?eros de IU, Rosa Aguilar exhib¨ªa un izquierdismo moderado y ten¨ªa una especie de obsesi¨®n por alcanzar acuerdos para evitar rupturas, que conserva. Le llamaban, dicen que cari?osamente, Rosita la pastelera.
"Su esencia siempre ha sido escasamente estridente. Era la que pon¨ªa sensatez y la conveniencia de estar bien con las instituciones", cuenta una militante de IU, quien, no obstante, advierte cierta evoluci¨®n, sobre todo de la mano de su cargo institucional como alcaldesa de C¨®rdoba. "De la ¨¦poca del Congreso a ahora se ha ido limando, su puesto en la ciudad le ha servido para relativizar y ver las cosas de otra manera", a?ade un ex colaborador.
Rosa Aguilar tiene fama de exigente, es una jefa dura e implacable, con ataques de genio de corta duraci¨®n, que requiere una dedicaci¨®n completa, como la que ella profesa. "Quiere que todo se hubiera hecho ayer y es capaz de llamarte a las dos de la ma?ana para consultar un art¨ªculo porque ni se da cuenta de la hora que es", relata un ex compa?ero. Lo compensa con su humanidad y la incondicionalidad con los amigos.
En el terreno interno, su tendencia a ir por libre se hizo norma al recalar en la alcald¨ªa de C¨®rdoba en 1999. Ha deambulado por los entramados y jerarqu¨ªas de IU muy al margen de los postulados, cada vez m¨¢s radicales y, por supuesto, de su disciplina, de la que ha escapado siempre, a veces con pases escurridizos, pero amables, y otras con desafiantes cortes. Ejemplos: se ha manifestado contraria a la estrategia de IU en torno al problema vasco, en 1996 apoy¨® p¨²blicamente los presupuestos de Zapatero y pas¨® toreramente de la campa?a por el no en el Refer¨¦ndum de la Constituci¨®n Europea, que ella respaldaba.
Sus partidarios dentro IU est¨¢n sorprendidos del dramatismo con el que se ha recibido su marcha. Un dirigente de Sevilla comenta: "No s¨¦ a qu¨¦ viene tanto desgarro. Es mentira que le hayan ofrecido de todo y haya renunciado por C¨®rdoba. Es una impostura, nunca le han dado un papel ni en el federal ni en Andaluc¨ªa m¨¢s all¨¢ del de figurante. El PCE la habr¨ªa laminado".
Varias veces el grupo de cr¨ªticos de Andaluc¨ªa (antes llamazaristas), donde domina el PCE, la propuso como candidata y siempre fue vetada. Cabe preguntarse, sostienen, si su determinaci¨®n es consecuencia de un proceso excluyente de Izquierda Unida.
En C¨®rdoba la situaci¨®n era asfixiante: "No se puede pretender que alguien se sostenga en la alcald¨ªa de una ciudad que vota derecha, si tu partido te pide que te pronuncies diariamente por el pronto advenimiento de la tercera rep¨²blica y que abjures del capitalismo", bromea un amigo.
En cualquier caso, los hados hab¨ªan abandonado a Rosa Aguilar en las ¨²ltimas elecciones (las terceras), en las que fue superada por el PP. Un pacto con los socialistas la mantuvo, pero el desgaste era ya irreversible. Sus grandes proyectos en la ciudad no se hab¨ªan rematado y las encuestas le fallaban. La izquierda ortodoxa le criticaba su afici¨®n a encabezar procesiones (es creyente) y la rendici¨®n ante los sectores m¨¢s tradicionales de la ciudad. Ni se iba a volver presentar ni la iban a presentar.
En esto, justo a mitad del mandato, su amigo Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n accede inesperadamente a la presidencia de la Junta andaluza, y Rosa Aguilar por fin se decide. Se ha subido al ¨²ltimo tren.
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