La buena y la mala suerte de EE UU
Los mejores expertos en macroeconom¨ªa parecen coincidir en muy pocas cosas y disentir en muchas. Tras dos a?os de tantas discusiones, no cabe duda de que la econom¨ªa mundial sigue experimentando un empeoramiento del ciclo econ¨®mico.
?Hay una restricci¨®n del cr¨¦dito? ?O est¨¢ demasiado accesible? Paradoja: ahora el cr¨¦dito para los activos ultraseguros es en realidad barat¨ªsimo. Del mismo modo que el Banco de Jap¨®n, durante m¨¢s de una d¨¦cada perdida, tuvo que reducir su tipo de inter¨¦s oficial pr¨¢cticamente a cero, la mayor¨ªa de los bancos centrales de todo el mundo tienen ahora que soportar una vida fren¨¦tica: los cr¨¦ditos son baratos y car¨ªsimos a la vez.
La estanflaci¨®n se extiende ahora desde Nueva York hasta Z¨²rich, Islandia e Irlanda. Esto significa una paralizaci¨®n del comercio al por menor y al mismo tiempo unas tasas de desempleo que siguen por las nubes.
Las macroeconom¨ªas liberalizadas no pueden curar sus propias heridas
Intento mantener un punto de vista centrista, coherente con el que imperaba durante la Gran Depresi¨®n de 1929-1939. ?stos son los principales principios centristas:
Las macroeconom¨ªas liberalizadas no pueden curar sus propias heridas. La irracional liberalizaci¨®n efectuada por el presidente Herbert Hoover en 1930 -que Milton Friedman, catedr¨¢tico de econom¨ªa de la Universidad de Chicago, propugn¨® en toda la ¨¦poca comprendida entre 1940 y 2005- era una predecible senda hacia el desastre.
?Entonces, qu¨¦ puso fin a la Gran Depresi¨®n? No, no fue principalmente el retorno a algunos de los programas estabilizadores habituales de la Reserva Federal. El universal (y racional) temor a la p¨¦rdida de las inversiones indujo enseguida a la acumulaci¨®n. ?Acumulaci¨®n por parte de qui¨¦n? Acumulaban por igual las familias ricas y las pobres, en lugar de gastar libremente en consumo.
En aquel momento, mi suegro era presidente del First National Bank de Berlin (Wisconsin). Despu¨¦s de que el presidente Roosevelt cerrase todos los bancos, en la semana siguiente a su subida al poder, este banco de Berlin fue el ¨²nico al que se le permiti¨® reabrir. ?Puso eso fin a la acumulaci¨®n? No. El presidente Will Crawford invirti¨® despu¨¦s, en 1933, principalmente en bonos del Tesoro, que ofrec¨ªan un rendimiento pr¨¢cticamente nulo. Tanta cautela no cre¨® en esencia nuevos puestos de trabajo para los desempleados.
Eso indica que la recesi¨®n mundial podr¨ªa durar hasta bien entrado 2010. Pero con el abundante gasto deficitario de Obama, al final, el precio de los ¨ªndices burs¨¢tiles dejar¨¢ de caer. Unos cuantos intermediarios de Wall Street a corto o largo plazo tendr¨¢n la suerte de tomar decisiones oportunas. Tambi¨¦n, como es habitual, cuando se produzca, la recuperaci¨®n final ser¨¢ r¨¢pida.
Hay pocos h¨¦roes entre los especuladores. Alan Greenspan empez¨® si¨¦ndolo. Pero hasta ¨¦l admite su falibilidad. El nuevo gobernador de la Reserva Federal, Ben Bernanke, merece nuestros elogios por su flexibilidad y su cautela.
En mi opini¨®n, a Estados Unidos le est¨¢ yendo mejor que a Francia, Alemania, Reino Unido, Jap¨®n y otros 40 pa¨ªses. Esto no debe enorgullecernos ni darnos una excesiva confianza. Fueron los ingenieros financieros estadounidenses los que originaron la crisis mundial de 2006.
Por fortuna, los votantes estadounidenses rechazaron en las urnas las pol¨ªticas del presidente George Bush. ?Es posible que la suerte influyese mucho en eso? Nunca lo sabremos.
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