Voluntarismo
Ante el escepticismo provocado por su reciente remodelaci¨®n, y para prevenir por anticipado el mazazo de la EPA, el Gobierno intent¨® justificarse la semana pasada acudiendo en tropel ante las c¨¢maras audiovisuales y parlamentarias. Con poco ¨¦xito, por cierto, pues tanto los grupos parlamentarios como los analistas medi¨¢ticos expresaron a coro su nula disposici¨®n a dejarse convencer, resisti¨¦ndose a aceptar las sucesivas explicaciones que alegaban Zapatero y sus portavoces. Primero se habl¨® de un mero "cambio de ritmo", pretendiendo hacer creer que se manten¨ªa intacta la estrategia de Solbes. Pero como nadie se lo trag¨®, el propio Zapatero cambi¨® de tono y, para devolver la pelota a Llamazares, elev¨® la calificaci¨®n de su jugada a un "cambio de rumbo", como si quisiera hacer ver que daba un golpe de tim¨®n adoptando ex novo una estrategia propia. Pero un viraje ?hacia d¨®nde? ?Cu¨¢l es su nueva estrategia, distinta de la de Solbes? Nadie lo sabe, pues en la tribuna del Congreso Zapatero no lo supo explicar.
Est¨¢ por demostrarse que el apalancamiento p¨²blico de Zapatero llegue a tener efectos positivos en la econom¨ªa real
Y como quiz¨¢ tampoco ¨¦l mismo lo sepa, Zapatero decidi¨® remarcar su apuesta por un cambio de rumbo mediante la premeditada escenificaci¨®n de una bronca con el Banco de Espa?a: el ¨²ltimo reducto del equipo Solbes. Para eso aprovech¨® una rutinaria comparecencia parlamentaria de su gobernador, en la que Fern¨¢ndez Ord¨®?ez recit¨® una vez m¨¢s las conocidas recetas de su Servicio de Estudios -que son tambi¨¦n las del FMI, la Comisi¨®n Europea y la OCDE- sobre la necesaria reforma del sistema de pensiones, que si no se hace nada por evitarlo estallar¨¢ cuando comience a jubilarse la generaci¨®n del baby boom. E inmediatamente, pero sin venir a cuento, Zapatero le ech¨® los perros a su antiguo secretario de Estado MAFO, soltando al rottweiler de su ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, para que le propinase una injusta y falaz dentellada en la yugular. Todo con el ¨²nico fin de marcar distancias con su antiguo mentor Solbes, haciendo ver con su sonora patada al Banco de Espa?a que ahora el nuevo Gobierno de Espa?a ya est¨¢ dispuesto a todo para encararse con la crisis.
Pues bien, quiz¨¢s Zapatero est¨¦ dispuesto a todo, pero desde luego la econom¨ªa espa?ola no lo aguanta todo. Por eso nos convendr¨ªa saber, dentro de ese todo abstracto e indefinido que nos promete, a qu¨¦ precisas medidas est¨¢ dispuesto el remodelado Gobierno en concreto. ?En qu¨¦ consiste su cacareado nuevo rumbo? Por boca de la vicepresidenta Salgado supimos el jueves pasado que, contra el anterior dictamen de Solbes, ahora el Gobierno ha decidido que todav¨ªa "hay margen" para nuevo gasto p¨²blico de est¨ªmulo fiscal, a pesar del elevado d¨¦ficit presupuestario en que ya estamos embarcados. Pero es un margen que para el FMI ya no existe (seg¨²n su ¨²ltimo informe publicado el mi¨¦rcoles), tras superar el 2% de nuestro PIB. Y si apalancamos mayores partidas de gasto p¨²blico corremos el riesgo de hipotecar la econom¨ªa espa?ola conden¨¢ndola durante a?os a la morosidad.
De donde se deduce que el nuevo rumbo del Gobierno navega entre Escila y Caribdis, huyendo del realismo presupuestario de Solbes para caer en el voluntarismo fiscal de Zapatero, quien, abandonando el m¨¢s elemental principio de realidad (recordado el viernes pasado por la EPA con sus cuatro millones de parados), parece apostar por el gasto indiscriminado a cualquier precio, cayendo as¨ª en la trampa de gastar por gastar. Y frente a semejante huida de la realidad, hay que interrogarse una vez m¨¢s: ?gastar para qu¨¦? Porque, en t¨¦rminos keynesianos, el gasto p¨²blico est¨¢ muy bien, pero s¨®lo si ejerce efectos multiplicadores sobre la econom¨ªa real. Y est¨¢ por demostrarse que el apalancamiento p¨²blico de Zapatero, por ejemplo en financiaci¨®n auton¨®mica, llegue a tener efectos positivos sobre nuestra econom¨ªa real.
Con lo cual regresamos al comienzo: ?cu¨¢l es el nuevo rumbo que se propone imprimir Zapatero a la direcci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica? ?Qu¨¦ estrategia le gu¨ªa, si es que persigue alguna? ?Cu¨¢l es su hoja de ruta? ?Qu¨¦ objetivos busca, c¨®mo los jerarquiza, qu¨¦ planes de choque plantea, c¨®mo los eval¨²a, qu¨¦ efectos multiplicadores sobre el crecimiento del empleo espera alcanzar? ?Por qu¨¦ no apuesta por el desarrollo de los servicios sociales previsto en la Ley de Dependencia (construyendo un ambicioso programa de residencias geri¨¢tricas), seg¨²n el ejemplo del plan anticrisis japon¨¦s? ?Por qu¨¦ no apuesta por un aut¨¦ntico plan nacional de vivienda protegida en alquiler (y no en propiedad), como demandan todos los expertos en el mercado inmobiliario? En suma, ?qu¨¦ se propone hacer, adem¨¢s de huir de la realidad?
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