Se busca oposici¨®n
Los primeros d¨ªas de la restauraci¨®n popular constatan la realidad de una Galicia que va a dos velocidades: la supers¨®nica exhibida por Feij¨®o y los clones de su superyo tecnocr¨¢tico y la cachazuda parsimonia de la oposici¨®n, tom¨¢ndoselo con tal calma que pasar¨¢n los cien d¨ªas de gracia y la naci¨®n, Breog¨¢n y el Gobierno esperando que alguien acepte el trabajo.
Superado el tr¨¢mite de la investidura, donde cab¨ªa esperar que los portavoces de la contra estuvieran a¨²n en terapia por haber perdido un poder que ya se repart¨ªan meses antes de las elecciones, la cartelera presidencial sigue estrenando novedades a diario, mientras la programaci¨®n de la oposici¨®n repone el mismo interminable reality show: Bipartito busca culpable. Apenas se les conoce aquel conato de acci¨®n opositora montado sobre el dudoso respeto del nuevo Ejecutivo a la Lei de Igualdade, esquivado por el Gobierno de clones con la sencilla operaci¨®n matem¨¢tica de despejar la X del presidente.
Les sobra donde poner en apuros a este Gobierno en pr¨¢cticas, pero prefieren meterse en l¨ªos ellos solos
Cuando se quiere ir tan r¨¢pido y abarcarlo todo como pretende Feij¨®o, resulta f¨¢cil confundir la velocidad con el tocino. Se multiplican las oportunidades de untar el cuchillo para una oposici¨®n presta a mirar algo m¨¢s que su ombligo. Les sobra donde poner en apuros a este Gobierno en pr¨¢cticas, pero prefieren meterse en l¨ªos solitos, con sus circunstancias.
Puestos a meter el dedo en el ojo con los porcentajes, podr¨ªan haber insistido en otro 40%: los conselleiros que no emplearon el gallego en sus presentaciones. O si prefieren ocuparse de la crisis, preguntar por las famosas recetas que promet¨ªa Feij¨®o en campa?a o si van a tardar muchos parados y negocios cerrados m¨¢s en echar cuentas para ver qu¨¦ hacen. O si prefieren algo m¨¢s farandulero, desentra?ar el abracadabrante caso de la Cidade da Cultura. Desaparecida de la ret¨®rica oficial, reaparecida como una factura que anda Feij¨®o a ver si se entera de cu¨¢nto cuesta y finalmente despose¨ªda de su apellido de gallega por el nuevo conselleiro del ramo, de qui¨¦n no dejan de repetirnos que viv¨ªa en Nueva York, pero claramente no como el protagonista de la ¨²ltima entrega de Vivamos como gallegos. Con su proscripci¨®n de lo "gallego" y su apuesta por una cultura mejor llamada "de Galicia", se suma a la fastidiosa tradici¨®n de una pol¨¦mica ya imaginable en plena construcci¨®n de la catedral de Santiago.
- Esto del Rom¨¢nico est¨¢ bien, pero ?por qu¨¦ tienen que llamarle "gallego"?. No s¨¦, como que te lo limita todo un poco. Y si queremos que venga la gente, hay que darle un toque m¨¢s de mundo mundial, seguro que senteci¨® alg¨²n alto cargo de la ¨¦poca
- Y esa pailanada de encarg¨¢rselo todo a un artistilla local, el tal Maestro Mateo, y a un pu?ado de canteiros del pueblo y todo porque hablan gallego, porque ese es el ¨²nico m¨¦rito que te tienen... Con lo fino que quedar¨ªa contratar a unos maestros italianos o flamencos, seguro que asever¨® otro alto cargo coet¨¢neo
- No s¨¦ ad¨®nde imos llegar con esta imposici¨®n del gallego, yo protesto, seguro que proclam¨® el editor del diario m¨¢s subvencionado de la ¨¦poca.
Este Gobierno algo ins¨ªpido est¨¢ pidiendo a gritos una oposici¨®n que le d¨¦ sabor. Pero tanto nacionalistas como socialistas parecen encontrarse m¨¢s c¨®modos en la nostalgia del bipartito e instalados en una de sus se?as de identidad: darse hasta en el carn¨¦ de identidad. Los socialistas celebraron un congreso donde el an¨¢lisis de la derrota fue sustituido por el exorcismo de Touri?o, con Fernando Salgado como la ni?a del exorcista y Pepe Blanco y Pachi V¨¢zquez de exorcistas. La otra verdad revelada es que el gran problema del socialismo es el BNG. Una vez libres de ellos, ya podr¨¢n gobernar con mayor¨ªa absoluta.
En la huestes nacionalistas, la Asemblea ofrece la excitante posibilidad de elegir entre la vuelta a las esencias de la UPG, la tentativa de Beiras por batir el r¨¦cord de longevidad pol¨ªtica de Fraga y el quintanismo sin Quintana. Aunque todos coinciden en que gan¨® la derecha porque la gente quer¨ªa m¨¢s izquierda y gan¨® el neoespa?olismo porque la gente quer¨ªa m¨¢s nacionalismo. Al parecer todo se reduce a un problema de desorientaci¨®n ideol¨®gica en un mundo muy mal se?alizado. Y es que ya se sabe que Galicia est¨¢ mal hecha, y as¨ª c¨®mo no va a ganar la derecha.
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