Primeros cien d¨ªas de Obama
Barack Obama cumplir¨¢ sus primeros cien d¨ªas de mandato a finales de mes. En Francia, el periodo de cien d¨ªas, un antiguo recuerdo napole¨®nico que sin duda sigue siendo peligroso rememorar en Espa?a, siempre se considera una etapa importante en el an¨¢lisis pol¨ªtico. ?Qu¨¦ nos revelan pues los primeros pasos del presidente estadounidense? Nada que justifique la arrogancia que Sarkozy exhibe hacia ¨¦l. Por el contrario, todo lo que ha hecho hasta ahora parece confirmar la confianza depositada en ¨¦l antes de las elecciones.
El frente m¨¢s importante es, evidentemente, la recuperaci¨®n de la econom¨ªa estadounidense. En este cap¨ªtulo, la direcci¨®n que ha tomado por su misma importancia y la facultad de intervenir ampliamente que ha recuperado el Estado son dos elementos que deber¨ªan permitirle cumplir el calendario de una recuperaci¨®n cuyo comienzo se espera, grosso modo, para dentro de un a?o. Y eso aunque persiste la inquietud sobre la cuesti¨®n m¨¢s delicada, la del saneamiento del sistema bancario. Al mismo tiempo, en EE UU ha empezado a desarrollarse una querella sobre los v¨ªnculos que unen al secretario del Tesoro, Tim Geithner, con el estamento financiero, y especialmente con Goldman Sachs; querella que arroja dudas sobre el buen uso que el sistema financiero estar¨ªa haciendo de los fondos p¨²blicos que le han sido asignados. En todo caso, el retorno del Estado, una nueva pol¨ªtica fiscal que consiste en recurrir a aquellos que ganan m¨¢s de 200.000 euros al a?o, la continuaci¨®n de un proyecto de cobertura m¨¦dica y social m¨¢s amplia, los esfuerzos en beneficio de quienes perdieron su hogar durante la crisis de las hipotecas basura... Todo contribuye a la reinstauraci¨®n de un sistema que entronca con la pol¨ªtica econ¨®mica y social de Roosevelt, mantenida hasta los a?os setenta y progresivamente desmantelada por Reagan y Bush, padre e hijo. Es un giro ideol¨®gico fundamental que no puede sino reconfortar a las izquierdas europeas en sus convicciones socialdem¨®cratas.
Todo entronca con la pol¨ªtica econ¨®mica y social de Roosevelt, desmantelada por Reagan y los Bush
Pero los cambios m¨¢s visibles para nosotros han tenido lugar en el plano de la pol¨ªtica exterior. Desde este punto de vista, el elemento m¨¢s destacado ha sido el discurso que Obama pronunci¨® recientemente en Puerto Espa?a con ocasi¨®n de su primera gira latinoamericana. Aunque es demasiado pronto para formular una doctrina Obama en pol¨ªtica exterior, ¨¦sta obedece a unos principios que est¨¢n en el polo opuesto de los que sustentaban la doctrina Bush. Primer cambio: hemos pasado de la unilateralidad y la guerra preventiva a la multilateralidad y la promoci¨®n del di¨¢logo y la diplomacia. Cada vez que toma la palabra, Obama explica que antes de actuar hay que ser capaz de escuchar hasta a las voces m¨¢s discordantes. El segundo principio est¨¢ impl¨ªcito en el enunciado de los valores que representa EE UU, de los que, seg¨²n el presidente Obama, la naci¨®n se ha apartado y deben servirle de ejemplo. En otros t¨¦rminos, Obama considera que su pa¨ªs ser¨¢ m¨¢s escuchado y eficaz si encarna los valores de democracia y libertad a los que siempre apela. ?ste es el sentido de la denuncia de la tortura y de la publicaci¨®n de documentos internos de la Administraci¨®n Bush sobre ese siniestro asunto, as¨ª como de la anunciada clausura de Guant¨¢namo. Desde este punto de vista, ciertas organizaciones humanitarias se impacientan sin raz¨®n. No se pone fin a a?os de deriva, recurso sistem¨¢tico a la tortura y secuestros de la CIA con un toque de varita m¨¢gica.
Finalmente, el tercer principio: la defensa bien entendida de los intereses estadounidenses. Para Obama, no se trata de ser un ¨¢ngel ni de perder el rumbo de la defensa de los intereses nacionales, pero considera que con un enfoque m¨¢s diplom¨¢tico, por una parte, y con una naci¨®n ejemplar, por otra, estar¨¢ en mejores condiciones para llegar a los compromisos necesarios frente a otros intereses nacionales.
Este enfoque ha causado ya un gran alivio entre los aliados de EE UU. Al mismo tiempo, dificulta una postura radical por sus enemigos. Un ejemplo: ?qu¨¦ pueden valer a partir de ahora las baladronadas de Hugo Ch¨¢vez frente a lo que ¨¦l llama "el diablo americano", cuando el diablo ya ni siquiera est¨¢ ah¨ª?
Mientras va tomando cuerpo una doctrina, hemos podido observar el regreso a una actitud atenta hacia los aliados de la OTAN, positiva hacia la UE, y abierta al di¨¢logo sobre el tema estrat¨¦gico principal, que es el programa nuclear iran¨ª. Al mismo tiempo que invita a Washington a las partes del conflicto israelopalestino, sobre unas bases con las que s¨®lo se puede estar de acuerdo: la b¨²squeda de la paz mediante el establecimiento de dos Estados. Decididamente, en estos cien d¨ªas no hay nada que justifique la arrogancia francesa y s¨ª mucho de lo que le devuelve sabor a la pol¨ªtica, en el sentido noble del t¨¦rmino. Por el momento.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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