"Quiero sumar, no restar, soy actriz y tambi¨¦n cantante"
Es popularmente conocida como actriz, pero los forofos del jazz la tienen controlada como cantante, actividad en la que en la ¨²ltima d¨¦cada se ha ido involucrando cada vez m¨¢s y con la que ha conseguido que la cr¨ªtica especializada se rinda a sus pies.
Natalia Dicenta (Madrid, 1962) ha elegido para el encuentro los salones de un exquisito hotel madrile?o a la hora de la puesta del sol. "Lo de venir al Ritz me parece delicioso, hay tanta ordinariez por ah¨ª que disfruto mucho esto, pero tambi¨¦n me gusta un rockabilly", sostiene.
Es inevitable hablarle de Las tardes del Ritz, el cupl¨¦ de Genaro Monreal que popularizaron Lilian de Celis y Olga Ramos y que viene que ni pintiparado. Tarda pocos segundos en canturrearlo, no porque lo tenga fresco, sino porque lo encuentra en lo profundo de su memoria. Una memoria tambi¨¦n marcada por la actriz Lola Herrera y el actor Daniel Dicenta, sus padres, con los que trabaj¨® siendo jovenc¨ªsima y ya estando ellos divorciados, en Funci¨®n de noche, un docudrama de Josefina Molina.
La int¨¦rprete cede ahora su voz al jazz en el Caf¨¦ Central de Madrid
Hasta entonces y desde entonces su vida ha transcurrido entre teatros, plat¨®s, giras, grabaciones..., pero hace 10 a?os le ofrecieron cantar en el Caf¨¦ Central, despu¨¦s de o¨ªrle hacer unos peque?os n¨²meros musicales en el programa Lo tuyo es puro teatro, de TVE, que ella presentaba.
"Ante el p¨¢nico que me entr¨® llam¨¦ a mi conciencia y 10 a?os despu¨¦s vuelvo al mismo sitio", se?ala. Su conciencia es el pianista Vicente Borland, hombre en el que conf¨ªa ciegamente y que est¨¢ al frente de la s¨®lida banda con la que canta: "?l me ha estimulado y me ha empujado", dice. El sitio es el Caf¨¦ Central de Madrid, templo del jazz en Espa?a, donde est¨¢ cantando hasta el 3 de mayo (del 12 al 14 de junio en la sala Clamores y en julio en el Festival de Jazz de Ezcaray).
"Lo de cantar no ha sido un juego al margen de que siempre haya cantado en casa, el educarme la voz es algo que he abordado con tes¨®n y disciplina y mucho esfuerzo". Hace referencia a que ten¨ªa un problema en una cuerda vocal y ha estado sometida a la dura disciplina de In¨¦s Rivadeneira, quien ha colocado la voz a tantos profesionales.
"Este instrumento no est¨¢ fuera del cuerpo, me han ense?ado a reservarme, a saber callar, a contenerme, porque yo soy muy comunicativa, revolucionada, con mucha energ¨ªa", dice a pocos metros de Borland, quien tambi¨¦n es pianista del Ritz: "?A que parece el Sam del Rick's de Casablanca?", pregunta. El paralelismo es inevitable: el sitio es evocador, Borland es pianista, negro, lleva un traje impecable, toca canciones sugerentes y Dicenta le considera un gran amigo. Claro que en esta ocasi¨®n el alcohol no est¨¢ presente, adem¨¢s de otras ausencias. Ha optado por una frugal merienda: canap¨¦ de salm¨®n con poleo con manzanilla.
Piensa seguir intercalando su carrera de actriz con la ya segura trayectoria de cantante. "La m¨²sica llega a unos umbrales de emoci¨®n que es imposible alcanzar con la palabra; quiero sumar, no restar, no perder nada, cuando canto la actriz que llevo dentro imagina y cuenta, aunque la que resuelva sea la cantante...", dice.
"Me hubiera gustado nacer en el 68, pero llegu¨¦ antes ?qu¨¦ le vamos a hacer!, pero soy de esp¨ªritu hippy y libertario", sostiene Dicenta, quien ha elegido para su repertorio temas de Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, Billy Hollyday, The Beatles, Col Porter, Gershwin...
![Dicenta trabaja con su pianista, su particular Sam.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V5BPN7LQDZPSRTUPEXKDSQRQYE.jpg?auth=f4a7e0329dc3c4a5250cfd8b2c6be98e498c5d6ee71ba793a68686ba732976cb&width=414)
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