Claudio Magris se asoma a la impureza
El escritor reflexiona sobre la vertiente ambigua y relativa de la vida moderna
"No tenemos una sola identidad. Podemos tener una identidad nacional, una identidad ¨¦tica -que no es menos importante-, una identidad cultural y muchas otras. Yo estoy seguramente mucho m¨¢s cerca de un liberal de Uruguay que de un fascista italiano, por ejemplo. ?Por qu¨¦ ser italiano o catal¨¢n debe ser m¨¢s importante que ser creyente o no creyente? Si alguien me dice que es creyente voy a saber algunas cosas sobre su identidad mucho m¨¢s reveladoras que si me dice que es espa?ol".
El escritor Claudio Magris (Trieste, 1939) ha estado en Barcelona para clausurar el ciclo de conferencias que bajo el t¨ªtulo Impurezas ha llevado a cabo el Centro de Cultura Contempor¨¢nea (CCCB) a lo largo de los ¨²ltimos meses. La impureza, asegura, "es asumir que la vida tiene este lado ambiguo, relativo, donde precisamente hay que buscar lo puro, que no se encuentra en el interior de un sistema puro".
"Hay una nefasta tendencia a identificar el futuro con la eternidad"
El escritor italiano habl¨® sobre los mitos y sobre el mon¨®logo As¨ª que usted comprender¨¢ (Anagrama), revisi¨®n del de Orfeo y Eur¨ªdice, donde es ella la que habla desde el m¨¢s all¨¢ y explica por qu¨¦ no quiere volver a ver a su amado. "Los mitos son tambi¨¦n impuros".
Magris, cuyo relato Danubio (Anagrama) sirvi¨® a muchos europeos para descubrir la mitteleuropa articulada en torno al Imperio Austroh¨²ngaro, que hab¨ªa quedado semioculta detr¨¢s del tel¨®n de acero con la divisi¨®n de Europa posterior a la II Guerra Mundial, contempla ahora con la perspectiva que da el paso de 20 a?os lo sucedido en ese espacio al que, como trentino, pertenece de pleno derecho.
"Tuve la gran suerte de poder viajar por la Europa del Este durante cuatro a?os durante un periodo de relativa tranquilidad, entre 1982 y 1986; si no hubiera sido as¨ª, en 1989
[cuando se produjo el derrumbe del bloque sovi¨¦tico] no hubiera podido descender a los diferentes estratos de la historia, descubrir cosas, en si mismas poco importantes, pero reveladoras. Esta experiencia fue clave para poder comprender lo que pas¨® despu¨¦s, porque cuando se viven estos grandes acontecimientos hist¨®ricos es f¨¢cil quedarse s¨®lo en la superficie".
Reconoce que se esperaba un cierto resurgimiento de los nacionalismos, de la tendencia a cerrarse sobre las peque?as identidades, y lamenta que, hasta cierto punto, "se ha perdido la sensaci¨®n de la pertenencia a un mundo com¨²n: la mitteleuropa". "Hay dos memorias", apunta, "la que se sit¨²a en la continuidad y aquella obsesionada con el pasado, obligada a presentar la factura de todos los agravios padecidos en el pasado, empe?ada en un victimismo competitivo consistente en poder esgrimir m¨¢s v¨ªctimas que el vecino".
La omnipresente crisis la afronta con escepticismo. "Hay, ciertamente, una gran preocupaci¨®n, pero reconozco que yo mismo no s¨¦ a¨²n, como mucha gente, si la crisis en la que estamos metidos no es m¨¢s que una vanguardia de la que llegar¨¢ m¨¢s tarde o si ha sido exagerada tal vez por razones pol¨ªticas para sacar provecho. Las sociedades reaccionan de dos maneras: el p¨¢nico o la solidaridad".
Pero la quiebra del modelo, asegura, no le ha sorprendido. "Siempre he cre¨ªdo que hay una nefasta tendencia a identificar el futuro con la eternidad, con la ¨²nica posibilidad, con los ¨²ltimos d¨ªas de la Historia. A finales de la d¨¦cada de 1920 se cre¨ªa que el capitalismo estaba a punto de ser destruido. Y no era cierto. Hasta hace un a?o se cre¨ªa que el capitalismo anglosaj¨®n, que no es el mismo que la tradici¨®n europea, era la ¨²nica posibilidad y el punto de llegada de la Historia. Es rid¨ªculo".
Pero Magris teme que no haya nadie sentado al volante, o que los que est¨¢n en la sala de control no fijen su atenci¨®n en la carretera. "Vivimos en un sistema tan autoreferencial, en el que la clase pol¨ªtica est¨¢ de tal manera enfrascada en la tarea de autorepresentarse, que ya no le queda tiempo para atender a lo que sucede fuera. Como habla todo el rato de la crisis, no tiene tiempo de estudiarla. Claro que, como dec¨ªa Chesterton, los que escriben los art¨ªculos de fondo son siempre los conservadores porque juzgan un hecho de hoy con la mentalidad de ayer".
Babelia
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