Un problema heredado
El llamado d¨¦ficit tarifario ha sido uno de los embrollos m¨¢s grandes jam¨¢s generados en un sector econ¨®micamente importante. Y a cada cual, lo que le corresponde. El embri¨®n del l¨ªo lo implant¨® el Gobierno del PP, all¨¢ por el a?o 2000. Entonces, en un contexto de precios energ¨¦ticos tirados, se decidi¨® que las tarifas de la luz permanecieran baratas. Al margen de la evoluci¨®n de los precios. El resultado: lo que las tarifas no sub¨ªan se embalsaba en una factura que habr¨ªa que pagar en el futuro.
Como en la f¨¢bula del tablero de ajedrez y los granos de arroz, el problema creci¨® de forma exponencial. Pero, ?qui¨¦n le pon¨ªa el cascabel a un gato convertido en tigre? Durante a?os, con la deuda creciendo, los Gobiernos miraron hacia otro lado. Hasta que los n¨²meros rozaban el esc¨¢ndalo. La Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE) se moj¨® y elabor¨® informes en los que abogaba por subidas tarifarias de m¨¢s del 30% para frenar el desaguisado. Pero el recibo de la luz es un asunto pol¨ªticamente sensible.
Por esa raz¨®n, al actual ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, se le reconoce el m¨¦rito de haberse comprometido a sofocar el incendio.
Sebasti¨¢n y el actual secretario de Estado de Energ¨ªa, Pedro Mar¨ªn, empezaron a negociar en serio con el sector en noviembre de 2008. En diciembre se intensificaron los contactos -ha habido media docena de encuentros con los primeros espadas del sector- y, aunque hubo un par¨®n en torno a las elecciones de Galicia y el Pa¨ªs Vasco, el desenlace se sab¨ªa pr¨®ximo. Las compa?¨ªas, que financiaban el d¨¦ficit generado, contaban a su favor con la Ley El¨¦ctrica y con sentencias judiciales. Pero el impulso fue de Sebasti¨¢n.
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