"La gran literatura la han hecho siempre los desobedientes"
"El otro d¨ªa, mirando la foto de Collioure, me di cuenta de que yo era el ¨²nico que quedaba vivo". La fotograf¨ªa de la que habla Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald se tom¨® el 22 de febrero de 1959 durante la ya famosa visita a la tumba de Antonio Machado. Junto a ¨¦l est¨¢n Blas de Otero, Jos¨¦ A. Goytisolo, ?ngel Gonz¨¢lez, Valente, Gil de Biedma, Alfonso Costafreda y Carlos Barral. Todos muertos. "La sensaci¨®n de ser un superviviente la tengo cada vez m¨¢s dentro. Y no es una buena noticia", dice el poeta jerezano, de 83 a?os, en su casa madrile?a.
Caballero Bonald llam¨® a su poes¨ªa completa Somos el tiempo que nos queda y, dice, "ese t¨ªtulo cobra cada d¨ªa m¨¢s sentido". Retirado "por pereza" de la narrativa, acaba de publicar un nuevo libro de poemas: La noche no tiene paredes (Seix Barral). El tiempo que le queda, en efecto, recorre el poemario de principio a fin: "Con los a?os te das cuenta de que apenas hay futuro. Y tienes que apresurarte, aunque yo no tengo prisa, porque en literatura las prisas son como la carcoma: a mayor velocidad m¨¢s pronto llega el derrumbamiento. Pero esta vez ten¨ªa la sensaci¨®n de que cada poema era una ¨²ltima voluntad".
El poeta jerezano publica nuevo libro, 'La noche no tiene paredes"
"La injusticia me subleva, y la poes¨ªa es mi forma de no quedarme callado"
En eso, admite, La noche no tiene paredes es "una continuidad" de Manual de infractores (2005), que le vali¨® el Premio Nacional de Poes¨ªa. Eso s¨ª, ha rebajado el tono de "enfado" y cr¨ªtica social: "?ste es m¨¢s sereno, s¨ª. Y no porque yo est¨¦ m¨¢s reposado. Estoy igual de cabreado. Los antiglobalizaci¨®n estaban en lo cierto. Con la econom¨ªa est¨¢ ocurriendo lo que ellos llevaban a?os condenando. Y los ricos siempre caen de pie. Vivo en un estado de irritaci¨®n permanente. La injusticia me subleva y la poes¨ªa es mi forma de no quedarme callado". Serenamente irritado, el nuevo libro de Caballero Bonald es, ya desde el t¨ªtulo, un elogio de la noche que se mueve sin chirriar entre el misticismo y la farra, entre la noche oscura del alma y la del trasnochador.
"Siempre tuve adormilado el sentido religioso de la poes¨ªa y ha aflorado ahora, con la vejez. Entre mis autores predilectos est¨¢n san Juan, Miguel de Molinos y los suf¨ªes", cuenta el poeta. "Me interesa la tensi¨®n a la que someten el lenguaje. Siempre he querido que las palabras signifiquen en mis poemas m¨¢s de lo que significan en el diccionario". Con todo, no reniega de la v¨ªa m¨¢s terrenal, la que est¨¢ m¨¢s cerca de las barras de los bares que de los altares: "La noche es el espacio de la libertad total". En cualquier caso, para el escritor jerezano el cr¨¢pula y el m¨ªstico no est¨¢n tan lejos. Les une su desd¨¦n por las convenciones. "Siento", dice, "un rechazo casi biol¨®gico por los gregarios y los sumisos. La gran literatura la han hecho siempre los desobedientes".
De desobedientes est¨¢ llena, de hecho, la m¨ªtica foto de Collioure, tomada hace medio siglo, en el a?o m¨¢gico que lanz¨® a la generaci¨®n de los cincuenta. Seg¨²n Caballero Bonald, ninguno de aquellos poetas treinta?eros sentados en el suelo pensaba que aqu¨¦l fuera un d¨ªa hist¨®rico: "El sentimiento general era que no fuera ni un velatorio ni una peregrinaci¨®n para llorar la muerte de Machado. Era una excursi¨®n divertida. Lo que hicimos fue beber y dar paseos. Lo de la tumba fue media hora".
Fue al volver a Espa?a cuando se organiz¨® la estrategia promocional de la generaci¨®n: una antolog¨ªa firmada por Castellet de la que, para corroborar la victoria del realismo social frente al simbolismo, se excluy¨® a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez -"un disparate"- y una colecci¨®n llamada, precisamente Colliure (sin o). All¨ª public¨® Caballero Bonald en 1963 Pliegos de cordel, su libro m¨¢s comprometido, fruto de unos a?os en los que la expresi¨®n personal se supeditaba a una misi¨®n colectiva: combatir la dictadura. "Cada uno aparc¨® su est¨¦tica. Aunque ahora no me reconozco en esos poemas, los justifico hist¨®ricamente. El factor de uni¨®n de nuestra generaci¨®n fue la lucha antifranquista. Claro que, muchas veces, las reuniones pol¨ªticas acababan en et¨ªlicas". El escritor andaluz afirma que les uni¨® m¨¢s eso que la literatura. Las afinidades eran raras: "?Qu¨¦ tiene que ver Valente con ?ngel Gonz¨¢lez? Aunque nos influ¨ªamos entre nosotros. A m¨ª, por ejemplo, me influy¨® Barral, que introdujo en la poes¨ªa espa?ola la tradici¨®n alemana. Y Gil de Biedma influy¨® en Goytisolo y ?ngel".
Caballero Bonald es una rara avis que ha ganado tres veces el Premio de la Cr¨ªtica (dos como poeta -por Las horas muertas y por Descr¨¦dito del h¨¦roe- y uno como novelista -?gata ojo de gato-), pero se ha quitado ya de la cabeza la idea de continuar sus memorias donde las dej¨® el segundo tomo, La costumbre de vivir (Alfaguara), en la muerte de Franco. Tambi¨¦n la "extravagancia" de escribir una novela sobre el duque de Mompensier: "Me atrajo el personaje. Fue el hombre m¨¢s rico de Europa y muri¨® en Sanl¨²car. Pero, ?escribir una novela hist¨®rica? ?Quita, imposible!".
Aunque repite que "la gran certeza es la muerte", Caballero Bonald no pierde la sonrisa. La edad le ha hecho distanciarse del mundo, pero no desentenderse de ¨¦l: "Cuando uno se hace viejo cree cada vez en menos cosas. Te vuelves esc¨¦ptico". Con todo, La noche no tiene paredes es un libro optimista: "Es la celebraci¨®n de seguir vivo. Y los buenos recuerdos ayudan. No quiero desprenderme de eso". Y pensando de nuevo en aquellos muchachos de la foto, a?ade: "De nosotros se ha dicho que ¨¦ramos partidarios de la felicidad, ?no? Pues es verdad".
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