Elegir lo grotesco
Uno de los primeros avisos fue probablemente Clement Attlee, que la mayor¨ªa de ustedes no tendr¨¢ ni idea de qui¨¦n fue, lo cual ya dice algo al respecto. Ese hombre, sin embargo, derrot¨® estrepitosamente en las urnas a Churchill, y no en unas elecciones cualesquiera, sino en las de 1945, reci¨¦n terminada la Segunda Guerra Mundial que su rival tanto hab¨ªa ayudado a ganar. No es que Attlee fuera despreciable: se trataba de un laborista muy digno, que intent¨® con todas sus fuerzas que su pa¨ªs apoyara a la Rep¨²blica Espa?ola durante la Guerra Civil y que hasta cierto punto cre¨® el Estado del Bienestar. Fue m¨¢s que nada con eso con lo que sedujo a sus compatriotas, cansados del esfuerzo inmenso de la Guerra, durante la que Churchill les hab¨ªa anunciado y pedido, en cambio, "sangre, denuedo, sudor y l¨¢grimas". Quiz¨¢ ya hab¨ªan derramado bastante de las cuatro cosas.
Cada vez que se celebra una cumbre de Presidentes de Gobierno se le cae a uno el alma a los pies"
Claro que el precedente fue Hitler, y mucho m¨¢s grave, el cual alcanz¨® el poder en unas elecciones que no gan¨® exactamente, pero que le permitieron gobernar tras algunos pactos con otros, algunas renuncias de otros y no pocas amenazas a todos. Sea como sea, su r¨¦gimen sali¨® de las urnas, no de un golpe de Estado ni de la toma de ning¨²n Palacio. Con esto quiero recordar que no hay mejor sistema que el democr¨¢tico ni otra manera decente de llegar al poder que mediante elecciones populares, pero que la gente, con frecuencia, elige el horror, o lo peor posible, o la vulgaridad, o lo grotesco. Hay ¨¦pocas medianamente sensatas y ¨¦pocas lun¨¢ticas. En estas ¨²ltimas los votantes se comportan como anormales, dif¨ªcil saber por qu¨¦. Me temo que la actual es una de ellas, a grandes rasgos y con sus excepciones. Cada vez que se celebra una cumbre de Presidentes de Gobierno se le cae a uno el alma a los pies, y en lo que llevamos de a?o ya ha habido unas cuantas.
Por Italia acude Berlusconi o el summum de lo grotesco: lo mismo deja plantada a su anfitriona, Angela Merkel, que lo espera en vano para darle la bienvenida mientras ¨¦l gesticula por su telefonino como cualquier grosero de restaurante o de tren, que se lanza a dar voces ante sus hom¨®logos para llamar a Obama: "?Mr Obama! ?Mr Obama! ?Aqu¨ª estoy, soy Berlusconi!" Luego, de vuelta en su pa¨ªs, aconseja a los afectados por el terremoto de los Abruzos, que se han quedado sin casa y han perdido a seres queridos, que vean su situaci¨®n como "un fin de semana de camping", y a continuaci¨®n su popularidad asciende hasta el 75%. Si la reacci¨®n de los italianos no es de anormales, d¨ªganme en qu¨¦ consiste la normalidad. Por Francia acude Sarkozy, de quien ya dije en esta p¨¢gina que era como Louis de Fun¨¨s, s¨®lo que con pelo, y que se cre¨ªa Superrat¨®n, volando de aqu¨ª para all¨¢ a ver si puede rescatar a alguien y ponerse la capita. ?ltimamente ha andado lento de reflejos o se ha acobardado: no lo he visto desplazarse en persona a luchar contra los piratas somal¨ªes con una bandana en el cabez¨®n, como habr¨ªa sido de rigor, y s¨ª en cambio tocarle el culo a su se?ora ante una bater¨ªa de fot¨®grafos. Para m¨ª que se est¨¢ aburguesando y berlusconizando: comparte con su colega italiano los coturnos disimulados y los ademanes de estrella del porno en promoci¨®n. Hasta hace cuatro d¨ªas, por los Estados Unidos acud¨ªa Bush Jr, sobre cuyas meteduras de pata, rid¨ªculos bailoteos y p¨¦sima dicci¨®n no hay, por fortuna, nada m¨¢s que a?adir. Por Rusia, Putin, un tipo dado a hacerse fotos con el torso desnudo y con botas, fingiendo que est¨¢ a punto de matar un oso o un jabal¨ª. En cuanto al nuevo Presidente de Chechenia, al que acabo de conocer por televisi¨®n, s¨®lo s¨¦ que parece un portero de discoteca y que lleva en la mano un rosario musulm¨¢n con el que juguetea chulescamente. No llegar¨¢ a ninguna cumbre, pero el individuo promete, en el ya reinante territorio de lo grotesco. Lo que ignoro es si ha sido elegido o nombrado a dedo por Putin entre dos de sus cacer¨ªas nudistas. El que s¨ª ha sido elegido es Ahmadineyad, de Ir¨¢n, un tipo con aspecto cenizo que persigue a las mujeres que dejan asomar un mech¨®n de cabello en su pa¨ªs. Tambi¨¦n fue elegido Evo Morales, cuya ¨²ltima incomprensible haza?a ha sido iniciar una huelga de hambre con colchoneta y todo. Esta es una verdadera innovaci¨®n grotesca, muy dif¨ªcil de igualar: esa clase de huelgas se sol¨ªan llevar a cabo para presionar a los gobernantes, pero el se?or Morales es el gobernante m¨¢ximo de su naci¨®n. ?Se imaginan a Berlusconi, Sarkozy o Medv¨¦dev haciendo lo propio para conseguir que el Parlamento apruebe las leyes que ellos desean? La verdad es que yo s¨ª, y no me extra?ar¨ªa que la idea se la hubiera brindado Hugo Ch¨¢vez, que tal vez la ten¨ªa en la rec¨¢mara si no lograba sacar adelante su en¨¦simo refer¨¦ndum megalomaniaco. De momento est¨¢ encarcelando, entre berrido y canci¨®n, a cuantos le hacen penumbra en alg¨²n barrio escapado a su dominio totalitario.
Hay que congratularse de que en Espa?a no estemos tan mal: por ahora nuestro Presidente y nuestro jefe de la oposici¨®n rivalizan tan s¨®lo en insustancialidad. Claro que despu¨¦s del Gobierno que nos ha dejado el primero con sus nuevos nombramientos penosos, m¨¢s vale que empiece a hac¨¦rselo mirar. Al fin y al cabo le ha cogido gusto a lo de asistir a cumbres y se nos puede contagiar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.