Per¨² teme la 'colombianizaci¨®n'
La conversi¨®n de Sendero Luminoso en una 'narcoguerrilla' fuerza al Gobierno a revisar su estrategia de defensa - Los 'narcos' han matado a 50 militares en un a?o
De la guerrilla de Sendero Luminoso queda el nombre y poco m¨¢s. El grupo mao¨ªsta que impuso el terror en Per¨² durante la d¨¦cada de los ochenta y parte de los noventa ya no es un movimiento pol¨ªtico que aspira a tomar el poder por medio de la revoluci¨®n; hoy es una banda dedicada al narcotr¨¢fico. Donde una vez iz¨® la bandera de la izquierda m¨¢s radical, ahora planta coca. La narcoguerrilla campa a sus anchas en dos grandes valles selv¨¢ticos, el del Huallaga, al norte, y el de los r¨ªos Apur¨ªmac y Ene, al sudeste del pa¨ªs. Ambas son las zonas de mayor producci¨®n del cultivo base de la coca¨ªna. Dos territorios complejos que los senderistas conocen como nadie.
"No hay un rebrote de Sendero Luminoso", se?ala Jaime Antezana, soci¨®logo experto en temas de narcoterrorismo, que enfatiza que lo que actualmente se vive en el valle de Apur¨ªmac y Ene es un nuevo fen¨®meno. A partir de 2000, los remanentes del grupo terrorista se refugiaron en los valles cocaleros y establecieron alianzas con los narcotraficantes. "Primero fue para brindar protecci¨®n, pero paulatinamente los senderistas se fueron metiendo de lleno en el negocio de la droga", a?ade. Los narcoguerrilleros incluso reniegan de su hist¨®rico l¨ªder, Abimael Guzm¨¢n, que est¨¢ en prisi¨®n. Tambi¨¦n cambiaron su actitud respecto a los civiles. Ya no los aterrorizan, m¨¢s bien se muestran colaboradores y usan su dinero para ganarse el apoyo de una poblaci¨®n pobr¨ªsima, que carece de los servicios m¨¢s elementales, como agua potable y un m¨ªnimo de asistencia sanitaria. Los manifiestos pol¨ªticos, en opini¨®n de Antezana, sirven ¨²nicamente "para darle legitimidad a sus acciones".
El gran terror que infunde ahora Sendero Luminoso es que salga de los valles cocaleros y Per¨² sufra los niveles de narcoviolencia que sufren Colombia y M¨¦xico. La impresi¨®n general de los analistas es que la batalla est¨¢ lejos de ser favorable al Gobierno. Ello, pese a que el Gobierno destina m¨¢s y m¨¢s recursos econ¨®micos y militares a un ¨¢rea que, seg¨²n defini¨® el primer ministro Yehude Simon en su reciente presentaci¨®n ante el Congreso, "ha estado abandonada los ¨²ltimos 15 a?os".
"Yo no dir¨ªa que estamos ganando la guerra al narcotr¨¢fico. Dir¨ªa que tenemos que empezarla", admite R¨®mulo Pizarro, presidente de Devida, el zar antidrogas de Per¨². ?l propone una estrategia integral de intervenci¨®n en la zona de conflicto, que incluye un control m¨¢s estricto del ingreso de productos qu¨ªmicos necesarios para procesar la coca, apoyo y asistencia t¨¦cnica a los pobladores de la zona para que se dediquen a los cultivos legales. Sin embargo, su plan, denominado "de acci¨®n r¨¢pida", est¨¢ detenido porque el Ministerio de Econom¨ªa no quiere desembolsar los 40 millones de soles (unos 10 millones de euros) que se requieren para ponerlo en marcha.
En los ¨²ltimos 12 meses, 50 soldados y polic¨ªas han muerto en ataques y emboscadas de Sendero. "Si no hacemos algo crecer¨¢n y cuando nos demos cuenta tendremos unas FARC", declar¨® la semana pasada el comandante general del Ej¨¦rcito peruano, Otto Guibovich, en una entrevista al diario El Comercio. Tras la ¨²ltima emboscada ocurrida hace poco m¨¢s de dos semanas y en la que murieron 14 soldados, el Gobierno se comprometi¨® a reforzar su presencia en el valle y aumentar los recursos destinados a zona. La batalla final contra Sendero Luminoso se libra en un terreno agreste, al que solo se puede entrar y salir en helic¨®ptero y para ganar esta guerra se requerir¨¢ mucho m¨¢s que el despliegue de soldados, algo en que coinciden todos, el Gobierno y los cr¨ªticos.
Solamente en el valle de Apur¨ªmac y Ene hay entre 15.000 y 16.000 hect¨¢reas cultivadas de coca, seg¨²n cifras oficiales. Informes del Ministerio de Defensa y del Ej¨¦rcito peruano detallan las actividades de Sendero en esa zona y dan fe de que, adem¨¢s de mantener "estrechos v¨ªnculos" con los carteles de droga, participa cada vez m¨¢s en todas las fases de la producci¨®n de coca¨ªna, desde el cultivo hasta el transporte, pasando por su procesamiento. Gracias a eso, cuenta con crecientes recursos y mejores armas. El Ej¨¦rcito ha comprobado que tienen armas antia¨¦reas y lanzacohetes, con los que son capaces de derribar los helic¨®pteros militares, muchos de ellos vetustos.
![La madre y la hermana de un soldado peruano muerto en una emboscada de Sendero Luminoso lloran al paso del f¨¦retro.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DZO7UR7KQALBON6SYCWMWLP7BM.jpg?auth=a108dbccae838524f84fc79c88ce674d97de350e60bf5e67b8a96d9ff97d6fbf&width=414)
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