Antiabortistas terror¨ªficos
La proyectada reforma legal de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo est¨¢ generando la reacci¨®n de los sectores m¨¢s retardatarios y anacr¨®nicos de nuestra sociedad, que no la objetan con argumentos, sino que tratan de abortarla -valga el t¨¦rmino- mediante la exhibici¨®n de tab¨²es y estereotipos terror¨ªficos.
As¨ª, hace varias semanas, el domingo fijado para las concentraciones en contra del aborto, sent¨ª instintivamente miedo en la calle Larios, de M¨¢laga, ante la imagen de un hombre uniformado de falangista, con la camisa azul mah¨®n y los correajes de rigor, cara al sol, junto a unas mesas con octavillas y panfletos que proclamaban el "derecho a vivir", "la vida es un derecho", "no existe el derecho a matar: existe el derecho a vivir".
La Iglesia dice defender "el derecho a vivir". ?Cu¨¢ndo se ha opuesto a la pena de muerte?
A ese clima de terror contribuye que un colegio concertado de Logro?o, el de las Adoratrices, haya utilizado en contra del aborto fotos del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y de la ministra de Igualdad, Bibiana A¨ªdo, rodeados de restos de fetos descuartizados, supuestamente tras haberse practicado un aborto. O que otro colegio concertado, el Monte Tabor, de Pozuelo (Madrid), perteneciente a la fundaci¨®n cat¨®lica Tiempos M¨¢s Nuevos (?!), organizara recientemente charlas obligatorias para alumnos desde 3? de ESO hasta 2? de Bachillerato "en defensa de la vida", amenizadas con la proyecci¨®n de un v¨ªdeo con im¨¢genes de fetos en la basura y la emisi¨®n de frases como "cada cinco minutos se tritura un feto".
De una forma u otra, la Iglesia est¨¢ presente en la campa?a contra el aborto, calentada por los grandes carteles colocados por los obispos en las calles, en los que se proclama que el lince est¨¢ m¨¢s protegido que los beb¨¦s. El portavoz de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, se mostr¨® euf¨®rico hace unos d¨ªas por el ¨¦xito de la "campa?a del lince". Y el propio presidente de los obispos, Antonio Mar¨ªa Rouco, resalt¨® recientemente en Roma la "originalidad visual" de los carteles del lince y el beb¨¦.
Rouco vincul¨® c¨ªnicamente la posici¨®n de la Iglesia de "hacer o¨ªr su voz siempre" en favor del derecho a la vida. Pero, ?cu¨¢ndo se ha opuesto seriamente la Iglesia cat¨®lica, o sus ac¨®litos, a la principal perpetraci¨®n del derecho a la vida como es la pena de muerte, que de alg¨²n modo ha avalado cuando ha sacralizado reg¨ªmenes pol¨ªticos, como el de Franco, que ejecutaron a cientos de miles de personas, o cuando predica en Estados Unidos contra el aborto, mientras da por buena la pena capital? ?C¨®mo es posible que la Iglesia -y con ella, la derecha m¨¢s ultramontana- invoque el derecho fundamental a la vida, pero concentre toda su energ¨ªa en la protecci¨®n del feto?
Las Cortes Constituyentes, cuando abordaron, ?hace casi 32 a?os!, el derecho fundamental a la vida -estaba en vigor la pena de muerte y el aborto voluntario era delito siempre- constitucionalizaron la abolici¨®n de la pena capital, mientras dejaron para el legislador ordinario la regulaci¨®n del aborto, aunque no sin pol¨¦mica. El debate se centr¨® en si el titular del derecho a la vida era "la persona" -como estableci¨® la Comisi¨®n Constitucional del Congreso-, en cuyo caso tal derecho s¨®lo se reconocer¨ªa al nacido. Alianza Popular consigui¨® en el pleno identificar el sujeto del derecho a la vida con el t¨¦rmino "todos", para incluir bajo esa palabra al feto e imposibilitar el aborto. En el Senado, el independiente Isa¨ªas Zaragoza logr¨® a?adir al enunciado "todos tienen derecho a la vida y a la integridad f¨ªsica", las palabras "y moral", lo cual favorec¨ªa, seg¨²n ¨¦l -y nadie le contradijo-, que el sujeto de ese derecho fuera la persona.
El Tribunal Constitucional (TC) mantiene desde 1985 que "los no nacidos no pueden considerarse (...) como titulares del derecho fundamental a la vida (...), lo que, sin embargo, no significa que resulten privados de toda protecci¨®n constitucional". Esa protecci¨®n al nasciturus oblig¨® en 1985 a modificar el inicial proyecto de ley de despenalizaci¨®n parcial del aborto.
Es probable que la reforma legal que se prepara ahora, con la novedad de la ley de plazos -que hace descender la tasa de abortos en los pa¨ªses europeos que la tienen-, supere el filtro del TC, si finalmente la recurre el PP, como ha anunciado su l¨ªder, Mariano Rajoy.
El aborto es un asunto muy serio y preocupante, cuya regulaci¨®n, perfectamente compatible con el apoyo a la maternidad deseada y gozosa, debe resolver con responsabilidad, justicia y sensatez los derechos en conflicto. Frente a la oposici¨®n que pueda suscitar una regulaci¨®n tan sensible a las ideolog¨ªas y creencias de cada uno, hay que advertir que, al igual que el divorcio y otras decisiones familiares o personales, abortar nunca es obligatorio.
En todo caso, el aborto es m¨¢s una salida que una soluci¨®n. Si resultan terror¨ªficas las campa?as antiabortistas, tampoco tendr¨ªa sentido reclamar el aborto -un mal menor en el mejor de los casos- como un objetivo liberador cuya pr¨¢ctica colmara de felicidad a las mujeres. El maestro de periodistas Eduardo Haro Tecglen expres¨® en 2005 su "odio" al aborto, porque le parec¨ªa "da?ino para la mujer", y a?ad¨ªa: "Pero en este grupo de odios abstractos, a hechos y no a personas, odio tanto o m¨¢s su penalizaci¨®n y la persecuci¨®n a la embarazada contra su voluntad".
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