Hacer hincapi¨¦ en lo positivo
?Hurra! ?La crisis bancaria se ha acabado! ?Vamos a celebrarlo! Bueno, vale, quiz¨¢s no. Al final, la publicaci¨®n que se hizo el jueves de las pruebas de resistencia bancaria a las que tanto bombo se ha dado supuso un anticl¨ªmax. Todo el mundo sab¨ªa m¨¢s o menos lo que iban a decir los resultados: algunos grandes actores tienen que recaudar m¨¢s capital, pero en general los ni?os, quiero decir, los bancos, est¨¢n bien. Incluso antes de que se anunciaran los resultados, Tim Geithner, el secretario del Tesoro, nos dijo que ser¨ªan "tranquilizadores".
Pero que ustedes se sientan de verdad tranquilizados o no depende de lo que sean: un banquero o alguien que intenta ganarse la vida con otra profesi¨®n.
Las perspectivas de que se lleve a cabo una verdadera reforma financiera est¨¢n evapor¨¢ndose
No me voy a meter a debatir la calidad de las pruebas de resistencia en s¨ª, excepto para repetir aquello que muchos observadores han se?alado: los reguladores no ten¨ªan los recursos necesarios para realizar una valoraci¨®n realmente minuciosa de los activos de los bancos y, en cualquier caso, permitieron a los bancos negociar lo que los resultados iban a decir. No fue lo que se dice una auditor¨ªa rigurosa.
Pero centrarse en el proceso puede hacernos perder de vista el conjunto. Lo que estamos viendo aqu¨ª en realidad es una decisi¨®n por parte del presidente Obama y de sus funcionarios de lidiar con la crisis financiera, con la esperanza de que los bancos puedan llegar a recuperarse.
Es una estrategia que puede que funcione. Despu¨¦s de todo, ahora mismo los bancos est¨¢n prestando a unos tipos de inter¨¦s elevados y no est¨¢n pagando apenas intereses por sus dep¨®sitos (con garant¨ªa del Gobierno). Si se les da el tiempo necesario, los bancos podr¨ªan volver a nadar en dinero.
Pero es importante ver la estrategia tal y como es y entender los riesgos. Recordemos que fueron los mercados, y no el Gobierno, los que en realidad declararon que los bancos estaban faltos de capital. Y aunque los indicadores del mercado de la desconfianza en los bancos, como los tipos de inter¨¦s aplicables a los bonos bancarios y los precios de la cobertura de riesgo crediticio, han ca¨ªdo un poco en las ¨²ltimas semanas, siguen rondando niveles que se habr¨ªan considerado inconcebibles antes de la crisis.
Como consecuencia, lo m¨¢s seguro es que el sistema financiero no funcione con normalidad hasta que los actores cruciales recuperen una solidez financiera mucho mayor que la actual. Aun as¨ª, la Administraci¨®n de Obama ha decidido no hacer nada dr¨¢stico para recapitalizar los bancos.
?Puede la econom¨ªa recuperarse incluso con bancos d¨¦biles? Tal vez. Los bancos no van a ampliar el cr¨¦dito en un futuro pr¨®ximo, pero los prestamistas respaldados por el Gobierno han salido al paso para llenar el vac¨ªo. La Reserva Federal ha ampliado su cr¨¦dito en 1,2 billones de d¨®lares durante el pasado a?o; Fannie Mae y Freddie Mac se han convertido en las principales fuentes de financiaci¨®n hipotecaria. As¨ª que quiz¨¢s podamos dejar que la econom¨ªa arregle a los bancos y no al contrario.
Pero hay muchas cosas que podr¨ªan salir mal. No est¨¢ claro del todo que el cr¨¦dito de la Reserva Federal, Fannie y Freddie puedan sustituir completamente a un sistema bancario sano. Si no pueden hacerlo, esta estrategia de lidia terminar¨¢ siendo la receta para una ¨¦poca prolongada de desempleo elevado y crecimiento d¨¦bil, al estilo japon¨¦s.
De hecho, un periodo de varios a?os de fragilidad econ¨®mica parece probable pase lo que pase. Puede que la econom¨ªa no siga desplom¨¢ndose, pero cuesta ver de d¨®nde podr¨ªa venir una recuperaci¨®n de verdad. Y si la econom¨ªa permanece en crisis durante mucho tiempo, los bancos tendr¨¢n unos problemas mucho mayores de lo que las pruebas de resistencia -que contemplan s¨®lo los dos pr¨®ximos a?os- son capaces de evaluar.
Finalmente, dada la posibilidad de que haya mayores p¨¦rdidas en el futuro, la evidente falta de voluntad del Gobierno para hacerse con la propiedad de los bancos o para dejarles quebrar crea una situaci¨®n en la que nosotros perdemos de todas, todas. Si todo va bien, los banqueros ganar¨¢n mucho dinero. Si la actual estrategia fracasa, los contribuyentes se ver¨¢n obligados a financiar otro rescate.
Pero lo que m¨¢s me preocupa del derrotero que est¨¢ tomando esta pol¨ªtica no es ninguna de estas cosas. Es mi presentimiento de que las perspectivas de que se lleve a cabo una reforma financiera fundamental est¨¢n evapor¨¢ndose.
?Se acuerda alguien del caso de H. Rodgin Cohen, un famoso abogado de Nueva York al que The New York Times describ¨ªa como "una eminencia gris de Wall Street"? Sali¨® fugazmente en los titulares en marzo cuando por lo visto rechaz¨® el cargo de subsecretario del Tesoro a pesar de ser uno de los candidatos favoritos.
Pues bien, a principios de esta semana, Cohen dijo que el futuro de Wall Street no diferir¨¢ mucho de su pasado reciente, y declar¨®: "No estoy ni mucho menos convencido de que el sistema tenga alg¨²n fallo inherente". Oye, ?y ese peque?o detalle de que ha causado la mayor recesi¨®n econ¨®mica mundial desde la Gran Depresi¨®n? Peccata minuta.
Estas palabras dan miedo. Son indicio de que, aunque la Reserva Federal y la Administraci¨®n de Obama sigan insistiendo en que est¨¢n decididas a imponer una regulaci¨®n financiera m¨¢s estricta y una mayor supervisi¨®n, los entendidos de Wall Street se est¨¢n tomando las suaves medidas bancarias tomadas hasta el momento como una se?al de que pronto podr¨¢n volver a jugar los mismos juegos que antes.
As¨ª que, como he dicho, mientras los banqueros sigan pensando que los resultados de las pruebas de resistencia son "tranquilizadores", los dem¨¢s deber¨ªamos estar muy, pero que muy, asustados.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa en 2008. ? 2009 New York Times News Service. Traducci¨®n de News Clips.
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