Las teor¨ªas conspirativas
Muchas personas creen en fabulaciones, hip¨®tesis descabelladas o interpretaciones sin pruebas para explicarse diferentes acontecimientos hist¨®ricos. Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez Selva, catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa, estudia algunas de ellas en 'La gran mentira', del que se reproduce un fragmento
Las teor¨ªas conspirativas han florecido sobre los tristes sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Ambos atentados terroristas han sido actos de guerra en tiempo de paz que han sobrecogido a la mayor¨ªa de la humanidad. Han acentuado la eterna sensaci¨®n de desamparo del ser humano, de falta de control sobre lo que ocurre a su alrededor.
Alrededor de los atentados la cosecha conspirativa es fecunda. Casi la mitad de los habitantes de la ciudad de Nueva York cree que altos cargos de la Administraci¨®n de Bush conoc¨ªan los ataques terroristas con antelaci¨®n y que deliberadamente no reaccionaron ante ellos. Para estudiar lo que ocurri¨® y evitar posibles atentados se constituy¨® una comisi¨®n independiente, formada por republicanos y dem¨®cratas, por decisi¨®n del Congreso de Estados Unidos. Su informe se hizo p¨²blico en julio de 2004. Sin embargo, s¨®lo un tercio de los estadounidenses considera que la comisi¨®n oficial respondi¨® adecuadamente a todas las cuestiones relevantes acerca de los tr¨¢gicos sucesos. Una encuesta de agosto de 2004 revel¨® que el 66% de los neoyorquinos quer¨ªa una investigaci¨®n independiente, a cargo del Congreso y del fiscal general de Nueva York, sobre las preguntas sin responder acerca del atentado. La desconfianza hacia el trabajo de la comisi¨®n oficial que investig¨® los atentados es notoria.
Hay un paralelismo estructural entre teor¨ªas del Proyecto Censurado en EE UU y las de 'El Mundo' en Espa?a
?Qui¨¦n querr¨¢ escribir una noticia ef¨ªmera, cuando existe la posibilidad de crear un mito para generaciones?
Los principales argumentos que defienden las teor¨ªas conspirativas (11-S) son que el terrorismo musulm¨¢n no fue el culpable y que, si fue realmente as¨ª, la actuaci¨®n del Gobierno estadounidense facilit¨® la ejecuci¨®n de los atentados. Entre otras cosas (cons¨²ltese por ejemplo www.911truth.org) se asegura lo siguiente:
-No est¨¢ explicado el hundimiento de las Torres Gemelas del World Trade Center. Se asegura, sin pruebas, que se debi¨® a una demolici¨®n controlada. (...)
-El edificio n¨²mero 7 del complejo del World Trade Center se derrumb¨® sin que ning¨²n avi¨®n hubiera impactado en ¨¦l. El hecho de que algunas agencias federales (incluyendo al parecer al FBI, la CIA y la agencia de la recaudaci¨®n de impuestos) tuvieran oficinas en ¨¦l, acent¨²a el car¨¢cter sospechoso del derrumbe. (...)
-El avi¨®n que impact¨® en el Pent¨¢gono parec¨ªa m¨¢s bien un misil. La teor¨ªa dice que el Pent¨¢gono se dispar¨® a s¨ª mismo. La verdad es que el v¨ªdeo oficial emitido en televisi¨®n no ayuda mucho a entender qu¨¦ pas¨®. (...)
-Existencia de fallos de seguridad, ya que ning¨²n caza sali¨® a interceptar los aviones secuestrados. En realidad, s¨ª salieron pero no sab¨ªan ad¨®nde dirigirse ni recibieron ¨®rdenes concretas de interceptaci¨®n. (...)
(...) Una creencia muy extendida en Estados Unidos y en el resto del mundo, principalmente entre personas de ideolog¨ªa izquierdista, es que el presidente Bush conoc¨ªa de antemano los ataques del 11-S. (...) Otro de los argumentos relaciona a Bush con un hermano de Osama Bin Laden. La relaci¨®n procede de los negocios petroleros de G. W Bush, propietario de la empresa Arbusto Energ¨ªa, que fue absorbida por Harten Energy, que contaba entre sus socios a Saled Bin Laden, uno de los numerosos hermanos de Osama.
(...) Se produjeron transacciones financieras sospechosas d¨ªas antes de los atentados que afectaban a compa?¨ªas a¨¦reas implicadas o a empresas con sede en las torres. La comisi¨®n oficial concluy¨® que estas transacciones no eran relevantes.
Es llamativa la teor¨ªa antisemita que defiende, por supuesto sin pruebas, que el servicio secreto israel¨ª, el Mosad, fue el autor de los atentados. Se asegura que miles de trabajadores jud¨ªos de las torres se ausentaron ese d¨ªa del trabajo. El hecho es que no menos de cuatrocientos jud¨ªos perecieron en el atentado y la proporci¨®n de israelitas fallecidos era la que corresponde a la de la ciudad de Nueva York. Otra versi¨®n es que el Mosad investig¨® a los terroristas y pas¨® la informaci¨®n a los estadounidenses, pero ¨¦stos no hicieron nada. La comisi¨®n oficial afirm¨® que el Gobierno no hab¨ªa recibido buena informaci¨®n ni asesoramiento adecuado por parte de la CIA y del FBI, lo que se a?ade a la ya larga lista de fracasos de la CIA.
Uno de los aspectos que la comisi¨®n dej¨® claro, y el que m¨¢s deber¨ªa avergonzar al Gobierno estadounidense y a sus servicios de seguridad, es que s¨ª hubo numerosos avisos previos de la posibilidad de atentados, haciendo referencia espec¨ªfica al uso de aviones, as¨ª como al entrenamiento de terroristas como pilotos. Las explicaciones no parecen suficientes ni pol¨ªticamente aceptables. Por ejemplo, el argumento de la existencia de miles de alarmas semejantes y la descoordinaci¨®n entre los servicios de seguridad e inteligencia. La falta de respuesta facilit¨® la comisi¨®n de los atentados. No es menos cierto que es dif¨ªcil responder a m¨²ltiples alarmas. La respuesta exagerada molesta a la poblaci¨®n, como se vio despu¨¦s cuando en los a?os siguientes a los atentados el Gobierno estadounidense lanz¨® una serie de alarmas sobre posibles ataques terroristas inminentes, que terminaron en nada y causaron muchas molestias a la poblaci¨®n. Estas alertas, afortunadamente fallidas, fueron seguidas de una buena cantidad de chistes y burlas hacia las autoridades antiterroristas por parte del establishment liberal. Es f¨¢cil hablar a posteriori sobre las decisiones de otros. El rechazo a las medidas preventivas (por supuesto, cuando no pasa nada) puede deberse a lo impreciso de la amenaza. A las personas no les gusta que las avisen de un peligro, del que desconocen su naturaleza. No estamos preparados ni biol¨®gica ni psicol¨®gicamente para amenazas desconocidas. (...)
Una refutaci¨®n punto por punto, hecha por reconocidos especialistas, de los principales argumentos defendidos por las teor¨ªas de la conspiraci¨®n del 11-S puede consultarse en www.popularmechanics.com.
(...) El tr¨¢gico atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid fue un mazazo a toda la sociedad espa?ola y tuvo como repercusi¨®n la derrota del Partido Popular (PP) en las elecciones que se celebraron varios d¨ªas despu¨¦s. Algunos medios de comunicaci¨®n, en particular el diario El Mundo, y parte del PP alimentaron durante a?os la existencia de una conspiraci¨®n que inclu¨ªa como participantes en los hechos a la banda terrorista vasca ETA y, posiblemente, a los servicios secretos marroqu¨ªes. El Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE), principal beneficiario pol¨ªtico, habr¨ªa actuado para encubrir estos hechos en connivencia con algunos polic¨ªas.
Esta teor¨ªa conspirativa se ha alimentado, como muchas otras, de datos reales pero insuficientes: errores, coincidencias, aspectos no aclarados y la aparente incompatibilidad de todo ello con la explicaci¨®n y versi¨®n oficiales. Los elementos principales de la teor¨ªa conspirativa del 11-M eran los siguientes:
-La organizaci¨®n terrorista ETA, los servicios secretos marroqu¨ªes o ambos estaban detr¨¢s de los atentados. Se tratar¨ªa de una confluencia de intereses entre terroristas y servicios secretos. (...)
-El Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE), que gan¨® las elecciones en buena medida por el atentado y la actuaci¨®n del Gobierno del Partido Popular, sab¨ªa lo que ocurr¨ªa de verdad y obstaculiz¨® la investigaci¨®n, que pod¨ªa haber ido m¨¢s all¨¢ indagando "otras" v¨ªas. (...)
-Miembros de la polic¨ªa colaboraron en el encubrimiento de los verdaderos culpables, destruyeron u ocultaron pruebas importantes e incluso fabricaron pruebas falsas (como una mochila o la aparici¨®n extempor¨¢nea de un coche presuntamente utilizado por los terroristas). (...)
-La polic¨ªa y los servicios de informaci¨®n sab¨ªan que se estaba preparando algo. La mayor parte de los imputados eran confidentes policiales, al menos en asuntos de drogas. (...)
-No se sabe qui¨¦n planific¨® y organiz¨® los atentados. No parece que fueran los autores ni los procesados ni quienes se inmolaron semanas despu¨¦s del atentado, cuando fueron descubiertos y cercados por la polic¨ªa. (...)
La investigaci¨®n policial, m¨¢s que mejorable, no pudo responder a todas las preguntas. Los autores materiales estaban relacionados con Al Qaeda, pero sin que pudiera establecerse un nexo contundente con dicha organizaci¨®n. Ning¨²n dato implicaba o apuntaba al terrorismo nacionalista vasco.
La sentencia judicial redujo pr¨¢cticamente a la nada la teor¨ªa conspirativa. A lo m¨¢s, arroj¨® dudas sobre las actuaciones policiales. Los indicios, algunos de ellos circunstanciales, simples coincidencias, incongruencias menores entre las declaraciones policiales, explicables por el ajetreo del momento. La sentencia destaca la ausencia de una prueba contundente, el llamado smoking gun o ca?¨®n humeante, que pudiera llevar a otra avenida de investigaci¨®n. La coincidencia m¨¢s importante entre la sentencia y la teor¨ªa conspirativa era que no se sabe a ciencia cierta qui¨¦n planific¨® y organiz¨® los atentados. (...)
(...) Puede establecerse un paralelismo estructural entre las teor¨ªas conspirativas de ambos atentados a partir de su tratamiento por la prensa. Por una parte, tenemos las hip¨®tesis de los periodistas del Proyecto Censurado, conocidos por su profesionalidad, sus ideas izquierdistas y su oposici¨®n tanto al Gobierno de Bush como a los grandes grupos de comunicaci¨®n que defienden la versi¨®n oficial. Por otra, los periodistas del diario El Mundo, conocidos por su desconfianza hacia la versi¨®n oficial y sus posiciones m¨¢s cerca de la derecha y opuestas al Gobierno socialista.
En ambos casos se rechaza la versi¨®n oficial. En el caso del 11-S se asegura que posiblemente se trata de una tapadera del fracaso en prevenir los atentados: "La existencia de todas estas advertencias sugiere, por lo menos, que las autoridades del Gobierno de Estados Unidos sab¨ªan que los atentados se iban a producir y permitieron deliberadamente que sucedieran" (Philips y Project Censored, 2005, p¨¢gina 146).
En la versi¨®n estadounidense, los periodistas de Censurado no llevan a cabo ninguna indagaci¨®n propia sino que reclaman una investigaci¨®n independiente. En Espa?a, los periodistas investigaron, pero no pidieron ninguna comisi¨®n independiente, posiblemente por falta de confianza en las instituciones.
En ambos casos se asegura que el Gobierno conoc¨ªa los atentados con anterioridad, incluso que podr¨ªa haberlos facilitado y que no se actu¨®. Debe apuntarse que en el caso espa?ol el ataque no va contra el Gobierno, sino contra el partido socialista, entonces en la oposici¨®n, que habr¨ªa tapado los hechos cuando lleg¨® al poder.
En ambos casos hab¨ªa anuncios previos de que algo pod¨ªa ocurrir. En el atentado contra las Torres Gemelas existe abundante documentaci¨®n de los avisos previos procedentes de los propios servicios de inteligencia y de otros pa¨ªses acerca de la posibilidad de atentados terroristas. En Espa?a exist¨ªan previamente amenazas directas y expl¨ªcitas por parte de Osama Bin Laden, incluyendo los atentados previos de Casablanca. (...)
En ambos casos se quejan de la destrucci¨®n precipitada de pruebas que habr¨ªa impedido avanzar m¨¢s en la investigaci¨®n. Lo que tampoco es prueba directa de nada y acusa, en cambio, a los t¨¦cnicos policiales.
(...) El aspecto instrumental hermana las dos teor¨ªas: atacar al Gobierno y a las poderosas agencias de seguridad (11-S), lo que atrae la simpat¨ªa hacia la mentira del d¨¦bil, y atacar a la oposici¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica (11-M) que alcanz¨® el poder, en parte gracias al atentado y a la gesti¨®n de la comunicaci¨®n del Gobierno en ese momento. En ambos casos, la fuerza motriz de la teor¨ªa conspirativa era tanto descubrir la verdad como utilizarla para atacar al Gobierno. (...)
En general, los periodistas coinciden en que el Gobierno estaba al tanto y no lo impidi¨® y ocultan la verdad sobre lo que pas¨®. Pero, pruebas, lo que se dice pruebas, muy pocas o m¨¢s bien ninguna. Viene al caso se?alar la distinci¨®n entre "indicio" y "prueba". El indicio se?ala una posible l¨ªnea de investigaci¨®n, apunta a un posible autor o descarta la participaci¨®n de alguien. Se deben explorar hasta donde sea razonable. La prueba, por su parte, es clara, inequ¨ªvoca y se?ala sin duda al autor, c¨®mplice, o aspecto relevante del crimen sin la m¨¢s m¨ªnima duda. Un juez, y hasta cierto punto un periodista, es un arque¨®logo de la verdad que debe establecer, a partir de las pruebas disponibles, qu¨¦ sucedi¨®. La sentencia judicial es siempre razonada y se basa en lo probado, en la legislaci¨®n y la jurisprudencia. (...)
El periodista que defiende una teor¨ªa conspirativa act¨²a contra natura: est¨¢ enfrentado consigo mismo. Los avances en su investigaci¨®n, en el mejor de los casos, proporcionan datos, hechos o informaci¨®n relevante que destruyen la ocultaci¨®n y el misterio encerrado en la teor¨ªa conspirativa. La analog¨ªa del mito revela que el papel natural del periodista es m¨¢s bien otro: descubrir y divulgar la verdad. Por ello, al tiempo que destruye el mito, se convierte en actor o protagonista de otro: la gesta de desvelar lo oculto, lo misterioso y lejano, y de su difusi¨®n. (...) La labor del periodista avezado es en s¨ª misma un mitema. En cambio, el periodista creador o propalador de conspiraciones se acerca al fabulador, al mal literato que vende la ficci¨®n como realidad, con la salvedad expuesta antes de que lo haga en el empe?o de descubrir la verdad. Pero la tentaci¨®n es muy grande. ?Qui¨¦n querr¨¢ escribir una noticia ef¨ªmera, que se olvida en d¨ªas, meses (raramente) o a?os (como mucho), cuando existe la posibilidad de crear un mito que acompa?ar¨¢ a generaciones tras generaciones, que se convertir¨¢ en tradici¨®n oral y que a todos les gusta narrar o escenificar?
La gran mentira. Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez Selva. Editorial Paid¨®s. Sale a la venta el 14 de mayo. Precio: 25 euros.
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