Paro y reforma laboral
La destrucci¨®n de empleo y el consiguiente aumento del paro se han convertido en los indicadores m¨¢s importantes y claros de la dureza de la crisis econ¨®mica. Ya nadie niega su intensidad, pero s¨ª se discute sobre la cuant¨ªa y la significaci¨®n de muchos de los conceptos utilizados al calificar el mercado laboral, de manera que se llega a conclusiones divergentes sobre las recetas a aplicar en una adecuada pol¨ªtica para activar el empleo en el medio plazo. Tambi¨¦n se discute sobre la calidad del mercado laboral y la necesidad o no de reformarlo. Intentar¨¦ aclarar algunos de los conceptos y datos que se manejan en la discusi¨®n.
En primer lugar, respecto a las cifras. Disponemos de dos fuentes de informaci¨®n diferentes: Los datos del registro de empleo y de paro proporcionados por el INEM, que recogen informaci¨®n de las personas que se inscriben en ¨¦l y los datos de la encuesta de poblaci¨®n activa (EPA) elaborada por el INE, y que son el resultado de un trabajo estad¨ªstico realizado por muestreo de toda la poblaci¨®n residente en Espa?a. Naturalmente, las cifras no coinciden ni pueden hacerlo, al tratarse de dos metodolog¨ªas diferentes. Veamos lo ocurrido durante el ¨²ltimo a?o. El n¨²mero de parados en el registro se conoce mensualmente, y el ¨²ltimo dato del mes de abril ha sido de 3.644.880 personas, con un aumento en un a?o de 1,3 millones de parados. Seg¨²n la EPA, en el primer trimestre del a?o el n¨²mero de parados ha sido de 4.010.700 personas, con un aumento en los ¨²ltimos cuatro trimestres de 1,8 millones. Las dos cifras reflejan el dramatismo del problema, y sus diferencias pueden explicarse t¨¦cnicamente, aunque, por su complejidad, no es el objetivo de este art¨ªculo.
El mercado laboral es dualmente flexible. Lo es en contratos temporales y no lo es el trabajo indefinido
Es importante aclarar que este aumento del paro tiene dos componentes. Uno es el aumento de la poblaci¨®n activa, es decir, las personas que pueden y quisieran trabajar. Seg¨²n la EPA, en el a?o aument¨® en 545.000 personas, lo que se explica por diferentes motivos: entrada neta de inmigrantes en busca de trabajo, mujeres y j¨®venes que se incorporan a la b¨²squeda de trabajo, etc¨¦tera. El otro componente del aumento del paro es la destrucci¨®n de puestos de trabajo, que en el ¨²ltimo a?o ha alcanzado la cifra de 1,3 millones. La pregunta m¨¢s com¨²n es, aceptando que la crisis es global, por qu¨¦ en Espa?a se destruye empleo m¨¢s intensamente que en otros pa¨ªses de nuestro entorno. Y la pregunta del mill¨®n es c¨®mo puede evitarse y qu¨¦ habr¨ªa que corregir en el medio plazo.
Como siempre, las respuestas no son sencillas, pero quiz¨¢ podamos aclarar algo analizando las caracter¨ªsticas de esta destrucci¨®n de empleo antes de sacar conclusiones err¨®neas sobre la naturaleza del fen¨®meno. Se dice que uno de los motivos de tan intensa p¨¦rdida de empleos es el peso excesivo de la construcci¨®n en la producci¨®n espa?ola de este ¨²ltimo periodo. Y es cierto en parte, ya que la EPA se?ala una p¨¦rdida de 692.000 empleos en el sector, a los que habr¨¢ que a?adir la p¨¦rdida de empleos indirectos en industrias auxiliares. De esto no tenemos informaci¨®n detallada, pero en el conjunto de la industria se ha perdido 413.000 empleos. La p¨¦rdida de empleos en los servicios es m¨¢s moderada (180.000), a pesar de su mayor peso en el PIB (60 %) y debido al empleo en las Administraciones P¨²blicas.
Pero hay otro aspecto que es importante resaltar. Se discute sobre si el mercado laboral espa?ol es flexible o no. En mi opini¨®n, es flexible, pero dualmente flexible. Lo es en el mercado de los contratos temporales y no lo es en el mercado de los trabajos indefinidos. En los datos de la EPA por tipo de contrato se observa claramente d¨®nde se concentra la p¨¦rdida de empleos. En los contratos temporales se han perdido un mill¨®n de puestos de trabajo, complementados por 334.000 en los trabajadores aut¨®nomos. Por el contrario, en los asalariados con contrato indefinido ha habido un aumento neto de 74.000 empleos. Est¨¢ claro que la flexibilidad est¨¢ en los temporales y los aut¨®nomos, y no en los contratos indefinidos, que est¨¢n muy protegidos.
Son dos mundos laborales diferentes y tambi¨¦n lo son en lo referente al coste del despido. La terminaci¨®n de los contratos temporales apenas tiene coste, cuando se acaba el contrato se acaba la relaci¨®n, y no hay indemnizaci¨®n, a no ser que los tribunales decidan que ha habido alg¨²n tipo de ilegalidad. Cuando se habla del elevado coste del despido en Espa?a en comparaci¨®n con el de otros pa¨ªses y de la falta de flexibilidad que esto comporta, las instituciones y analistas nos referimos ¨²nicamente a los contratos indefinidos, que no es donde se est¨¢n perdiendo empleos.
Entrando ya en la discusi¨®n respecto a la calidad del mercado laboral y la conveniencia de abordar o no una reforma laboral, conviene aclarar que adem¨¢s de ser necesario que se discuta en el contexto del di¨¢logo social, siempre tendr¨ªa que referirse a las actuaciones futuras, tanto en materia de contrataciones como de negociaci¨®n colectiva. De momento, las centrales sindicales se oponen y el Gobierno no parece estar dispuesto. Pero quiz¨¢ deber¨ªan pensar en los parados actuales y en el modo de facilitar y abaratar las contrataciones futuras para corregir las injusticias actuales y permitir una futura contrataci¨®n m¨¢s equilibrada y eficaz. No olvidemos que la contrataci¨®n temporal impide una buena formaci¨®n continua de los trabajadores, rebajando as¨ª su productividad.
Se ha dicho que un abaratamiento del coste del despido facilitar¨ªa una mayor destrucci¨®n de empleo. Pero esto es incorrecto si la reforma no afecta a los contratos indefinidos existentes, y se est¨¢ hablando de generar un nuevo tipo de contrato que sustituya muchos de los contratos temporales actuales que en realidad van destinados a tareas continuas, y se reservar¨ªa este tipo de contrataci¨®n para casos que realmente se ajusten a una necesidad temporal. Hay muchas posibles f¨®rmulas para corregir los defectos actuales del mercado laboral, pero para ello lo primero es sentarse a negociar.
Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE.
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