"He vuelto a ser ni?o"

"Est¨¢ escrito con el coraz¨®n", firma con letra min¨²scula y curvada Manel Estiarte en la primera p¨¢gina de su libro Todos mis hermanos (editorial Plataforma), que ayer present¨® en la sede del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE), en Madrid. "La gente dice que no se puede, que no es bueno, pero, s¨ª, a m¨ª me gusta vivir de recuerdos...", dijo emocionado el genial ex waterpolista (Manresa, Barcelona; 1961). Los recuerdos de una vida a veces tr¨¢gica, de una carrera deportiva siempre may¨²scula.

"Al escribir este libro, he cerrado los ojos y he vuelto a ser ni?o. ?Y qu¨¦ calor, qu¨¦ tierno! Lo he revivido todo: las calles, los amigos de Manresa... Era otra vez ni?o, sin ambiciones, en la piscina con mis hermanos... Y, de repente, me he puesto a llorar porque me he acordado de mi hermana, Rosa, que fue lo que fue, que necesitaba hablar de ella porque durante muchos a?os, en casa, no se pudo... Y luego me secaba las l¨¢grimas y estaba otra vez en la piscina. Ve¨ªa a Toto marcando en los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta [1996], grit¨¢ndole '?tira, tira!'; la gloria, el oro... Y he abierto los ojos y, s¨ª, ahora m¨¢s que nunca necesitaba volver a vivirlo todo para dar las gracias a mis hermanos por empujarme; a vosotros, los madrile?os, porque los catalanes no habr¨ªamos sido lo que fuimos sin vosotros... ?ramos t¨¦cnicos, pero nos faltaba saber pegar, la chuler¨ªa, la valent¨ªa...".

"La gente dice que no es bueno, pero a m¨ª megusta vivir de recuerdos"

Como en un chasquido, todo pas¨® como un rayo por los ojos de Manel, aquel ni?o que chapoteaba en el Club de Nataci¨®n Manresa, que viv¨ªa siempre de la mano de su hermana e idolatraba a su hermano mayor; el ni?o que lleg¨® a la selecci¨®n espa?ola con 15 a?os y de ah¨ª a rey del mundo.

Estiarte cerr¨® los ojos y record¨®, ante una sala llena de pol¨ªticos, amigos y admiradores, el ego desmesurado de los primeros a?os, cuando s¨®lo quer¨ªa marcar tantos, ser siempre el m¨¢ximo goleador. S¨®lo pensaba en ¨¦l, en las portadas de los peri¨®dicos, en el "?qu¨¦ bueno eres, Manel!" que siempre escuchaba; el viaje con su padre a Italia y el fichaje millonario por el Pescara, un pueblo volcado en el waterpolo al que llev¨® de la Segunda Divisi¨®n a ser campe¨®n de Europa; la tr¨¢gica muerte de Rosa ante su mirada; el dolor de la familia durante tanto tiempo; el cambio de figura a l¨ªder; el trabajo para los dem¨¢s; la amarga plata de los Juegos de Barcelona 1992, aquellos 42 segundos en que no supo si hacer caso a su cabeza o a su coraz¨®n; el oro de la venganza cuatro a?os despu¨¦s, en Atlanta; la extra?a y genial mezcla de los catalanes y los cinco madrile?os, una generaci¨®n forjada con hierro por un entrenador yugoslavo, "salvaje", que les hac¨ªa nadar con pesas y marcada por la fatalidad, con el gran Jes¨²s Roll¨¢n en su mente; con Pedro Garc¨ªa, Toto, mir¨¢ndole desde las primeras filas; record¨® a Joan Jan¨¦, su ¨ªdolo de siempre, como compa?ero y como seleccionador; el regreso a Catalu?a, a su casa; los r¨¦cords, los premios, la vida despu¨¦s de la fama...

Manel Estiarte, que lo gan¨® todo dentro de una piscina -una medalla ol¨ªmpica de oro y otra de plata; seis participaciones en los Juegos, la ¨²ltima como abanderado de los deportistas espa?oles participantes; siete a?os elegido el mejor jugador del mundo; campe¨®n mundial, 581 veces internacional, premio Pr¨ªncipe de Asturias-, que fuera del agua tambi¨¦n ha vivido de todo, no ha vuelto a nadar desde que se retir¨®, en 2000. No ha vuelto a coger una pelota de waterpolo ni siquiera para jugar con los amigos, los de antes y los de ahora, pero quienes le conocen aseguran que ha vuelto a ser el que era al principio de todo.

Sigue llevando, eso s¨ª, unos elegantes zapatos italianos cuyos pasos anticipan su sonrisa en los despachos del Camp Nou. Ahora trabaja como relaciones externas del Barcelona junto a su amigo Pep Guardiola, el mismo que le considera "un ¨¢ngel de la guarda". Y todav¨ªa, de vez en cuando, cierra los ojos para volver a ser ni?o.