La historia m¨¢s triste del mundo
Entraron en tromba. Corr¨ªa 1979 y los cuatro miembros de Nacha Pop ejerc¨ªan de improbables teloneros de Siouxsie & the Banshees en el teatro Barcel¨®, luego Pach¨¢. Asombrosamente, los espectadores se conoc¨ªan buena parte de las vertiginosas canciones del grupo espa?ol, entonces in¨¦ditas: sonaban, en estado de maqueta, en Onda 2, la emisora que cubr¨ªa los albores de lo que se denominaba nueva ola (y que se universalizar¨ªa como movida). Nacha Pop juntaba chicos rebeldes de familias bien: captaron el secreto alboroto del Madrid juvenil, que estaba conquistando el cercano barrio de Malasa?a. Una generaci¨®n que asum¨ªa con naturalidad la democracia y ansiaba disfrutar de todas las libertades posibles.
Nacha Pop juntaba chicos rebeldes de familias bien: capt¨® el alboroto juvenil
Antonio Vega Tall¨¦s (Madrid, 16 de diciembre de 1957) era el cuarto hijo de un m¨¦dico y se educ¨® en el prestigioso Liceo Franc¨¦s, del que conservaba recuerdos ambiguos. Prob¨® a estudiar arquitectura y sociolog¨ªa, pero encontr¨® refugio en la m¨²sica: hacia 1977, sufriendo la mili en Valencia, esboz¨® Chica de ayer. Nacha Pop, que se inici¨® al a?o siguiente, era un cuarteto bic¨¦falo: Antonio cultivaba un repertorio introspectivo, mientras su primo Nacho Garc¨ªa Vega apostaba por las invitaciones hedonistas, aunque los papeles pod¨ªan intercambiarse. Brotaba una qu¨ªmica poderosa, que enriquec¨ªa un impulso nervioso tomado de la new wave londinense. Fichados por Hispavox, se estrenaron en 1980 con un elep¨¦ arrebatador que produjo Teddy Bautista.
El disco tuvo problemas de masterizaci¨®n, necesitando una segunda tirada. Nacha Pop tambi¨¦n choc¨® con el negocio musical: seguros de s¨ª mismos, no aceptaron las componendas habituales y se crearon fama de arrogantes. A sus idiosincrasias se sum¨® el hecho de que la mayor¨ªa de los grupos de la nueva ola madrile?a pincharon con sus estrenos; algunos pretendieron enterrarlos. Su segundo ¨¢lbum, Buena disposici¨®n, sali¨® en 1982, con el entusiasmo de Hispavox bajo m¨ªnimos.
Nacha Pop super¨® esa indiferencia estrechando lazos con su audiencia y sacando discos con la independiente DRO: el incierto M¨¢s n¨²meros, otras letras (1983) fue eclipsado por Una d¨¦cima de segundo, herm¨¦tica filigrana que revelaba la ascensi¨®n de Antonio Vega a la categor¨ªa de autor adulto. De rebote, fueron fichados por la multinacional Polydor, donde salieron dos discos de producci¨®n cuidada, Dibujos animados (1985) y El momento (1987), con abundantes canciones de impacto.
Aunque su reputaci¨®n actual diga lo contrario, Nacha Pop nunca se convirti¨® en fen¨®meno de masas. En verdad, s¨®lo alcanzaron el disco de oro con su despedida, aquel doble en directo titulado Nacha Pop 1980-1988. Seg¨²n reflexi¨®n posterior de Antonio, no figuraron en el meollo social de la movida, y eso les quit¨® protagonismo medi¨¢tico. Contaban, eso s¨ª, con un p¨²blico entregado y asombrosamente variado, que abarcaba desde un fervoroso sector pijo a minor¨ªas que se hab¨ªan inclinado por la vida peligrosa.
La carrera en solitario de Antonio Vega se desarroll¨® bajo la sombra de la hero¨ªna. Aunque mantuvo una pudorosa discreci¨®n sobre sus problemas, la rumorolog¨ªa contribuy¨® a rodearle de una enojosa aureola de artista maldito, que pod¨ªa mostrarse inspirado o limitarse a cubrir el expediente (pero ¨¦se era un s¨ªndrome que tambi¨¦n aquejaba a Nacha Pop). A su manera, la discograf¨ªa bajo su nombre contaba la historia de su deterioro. Edit¨® cinco colecciones de canciones nuevas en tres compa?¨ªas: No me ir¨¦ ma?ana (1991), Oc¨¦ano de sol (1994), Anatom¨ªa de una ola (1988), De un lugar perdido (2001) y 3000 noches con Marga (2005). Trabajos que se hac¨ªan desear y que revelaban una creciente dificultad para componer: se rellenaban con versiones, instrumentales y otros trucos para cumplir con el tiempo m¨ªnimo.
Para tapar baches, salieron una antolog¨ªa de baladas (El sitio de mi recreo, 1992), un directo (B¨¢sico, 2002) o una compilaci¨®n de colaboraciones y versiones varias (Escapadas, 2004). Es cierto que pod¨ªa ayudar a novatos desinteresadamente, pero la necesidad de dinero fresco posiblemente explique que Antonio ejerciera de leyenda de guardia, siempre dispuesto a grabar duetos o participar en discos colectivos. Los resultados pod¨ªan ser triviales o escalofriantes: su Romance de Curro el Palmo abr¨ªa una v¨ªa a la actualizaci¨®n del cancionero de Joan Manuel Serrat. ?l mismo fue objeto de uno de los primeros homenajes hechos en Espa?a, un trabajo s¨®lido a pesar de su t¨®pico t¨ªtulo: Ese chico triste y solitario (1993).
Con el tiempo, el antiguo palad¨ªn del pop puro para la gente de ahora adquiri¨® perfil de cantautor, por sus apariciones en peque?as salas con acompa?amiento m¨ªnimo. En realidad, las circunstancias le llevaron a convertirse en un artista proteico, que lo mismo exprim¨ªa coplas que se transformaba en juglar; pod¨ªa dejarse arropar por ritmos de bossa o conformarse con rock de estudio. Su habilidad para compartir (y disimular) vivencias ¨ªntimas era el hilo conductor.
En 2007, cediendo a la demanda nost¨¢lgica, acept¨® resucitar Nacha Pop con su primo. Protagonizaron actuaciones de sonido hiperprofesional no participaron ?ete o Carlos Brooking que quedaron en Tour 80-08. Hubo nebulosas promesas de retomar el proyecto conjunto con material fresco, pero Antonio volvi¨® a su ritmo habitual, alternando apariciones con grupo y bolos ac¨²sticos.
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