Reconstrucci¨®n de la locura
Pedro G. Romero reproduce en Silos una checa de tortura psicol¨®gica
"En una de las celdas me sorprendi¨® ver las paredes llenas de pinturas parecidas a los kandinsky y mondrian geom¨¦tricos que conoc¨ªa por (la revista) De aqu¨ª y de all¨¢". As¨ª recordaba Antoni T¨¤pies en sus memorias su visita a la checa de tortura psicol¨®gica construida en 1938 en la iglesia de la calle Vallmajor, de Barcelona. Instalada all¨ª por los comunistas para recluir a trotskistas y anarquistas, se trataba de una habitaci¨®n de dos metros de altura, 1,5 de anchura y dos de longitud, con el suelo de ladrillos colocados para dificultar el paseo de los presos. La sala se completaba con dos muebles inclinados para impedir el descanso y unas paredes decoradas con motivos geom¨¦tricos que, efectivamente, recuerdan obras de la vanguardia europea de entreguerras.
Desde hoy, una reproducci¨®n de aquella checa dise?ada originalmente por el pintor h¨²ngaro Laurencic puede verse en la abad¨ªa benedictina de Silos. La reconstrucci¨®n forma parte del proyecto Silo que el artista Pedro G. Romero (Aracena, Huelva, 1964) presenta hasta el 27 de septiembre dentro del programa de exposiciones que el Museo Reina Sof¨ªa desarrolla en el convento burgal¨¦s. La serie se inaugur¨® hace nueve a?os con una muestra de T¨¤pies. La pieza de Romero cuenta entre sus devotos con el fil¨®sofo esloveno Slavoj Zizek, que, como recuerda el artista, ha se?alado la paradoja de que "casi al mismo tiempo que Kandinsky estaba hablando de la espiritualidad del arte abstracto su primera aplicaci¨®n pr¨¢ctica era la tortura".
La checa reconstruida recibe al visitante que deja el claustro rom¨¢nico de la abad¨ªa y le introduce en el resto del Archivo F. X., la obra en la que Pedro G. Romero lleva diez a?os recopilando im¨¢genes de la iconoclastia pol¨ªtica antisacramental desarrollada en Espa?a entre 1845 y 1945. Entre las que pueden verse en Silos est¨¢n la reedici¨®n de la moneda de la Cooperativa Mutua Cat¨®lica de Manlleu que el comit¨¦ municipal anarquista puso en circulaci¨®n en la Guerra Civil, despu¨¦s de borrar de cada una de ellas la palabra "cat¨®lica". Tambi¨¦n pueden verse las fotograf¨ªas de "El ruso" o "El Lenin", la talla que en 1939 sustituy¨® al musulm¨¢n a los pies del caballo de Santiago Matamoros en una iglesia del pueblecito onubense Casta?o del Robledo.
El obispado de Huelva y la Conferencia Episcopal denegaron a Romero la escultura para la exposici¨®n. "Ser¨¢ porque tiene alg¨²n poder", dice ir¨®nico el artista. De hecho, ¨¦sa es una de las bases de su trabajo en torno a la profanaci¨®n de los s¨ªmbolos religiosos: "Atacar una imagen no hace m¨¢s que subrayar su car¨¢cter m¨¢gico". Como dice el cr¨ªtico Esteban Pujals en el libro editado con motivo de la muestra: "?Existe algo que se parezca m¨¢s al fetichismo que envuelve a la obra de arte que las llamas con las que el fetichismo iconoclasta la destruye?". Pedro G. Romero trabaja sobre la iconoclastia pero no se considera iconoclasta. "Igual que a quien trabaja con la infancia se le conoce como pediatra y no como pederasta". Su relaci¨®n con los monjes ha sido excelente. "Ellos escuchan, miran y callan. Son florentinos", cuenta. Ayer el abad de Silos present¨® la muestra en un discurso de 30 segundos en el que dijo que los visitantes saldr¨ªan "enriquecidos; monedas vamos a encontrar por el camino". Las nuevas entradas del Archivo F. X. podr¨¢n verse en junio en el pabell¨®n de Catalu?a de la pr¨®xima Bienal de Venecia. Romero desarrollar¨¢ all¨ª un trabajo a partir de dos piezas. Una parte de la obra epistolar de Natalia Ginzburg, Pier Paolo Pasolini y Antonio Gramsci. La otra es una versi¨®n "flamenca" de 15 minutos de El mercader de Venecia. "La obra de Shakespeare es pura actualidad: el racismo, la crisis econ¨®mica, los piratas del cuerno de ?frica, el miedo a comer cerdo", cuenta el artista. "Le¨ªda hoy parece el telediario".
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