Xavi y Messi, de principio a fin
El medio, por su distribuci¨®n del juego, y el delantero, por su intervencionismo, decisivos
El Athletic so?¨® con el gol de Toquero. Pero, poco a poco, el Barcelona le hizo despertar de forma amarga.
? Messi. Al contrario que Maradona en la final de hace 25 a?os, Messi s¨ª particip¨® en el juego del Bar?a. Casi de manera abusiva. En aquel momento, Diego ten¨ªa 24 a?os. ?l ha cumplido 21. Y, aunque es probable que nunca tenga ni el toque ni la magia de El Pelusa, s¨ª parece mucho m¨¢s maduro y con mayor variedad de recursos. Ubicado al principio en el extremo derecho, disfrut¨® de plena libertad para moverse por donde quisiera. Y para regatear, tirar paredes, encontrar pases entre la tupida defensa bilba¨ªna, buscarle la ruina al lateral Koikili... En la segunda parte se march¨® definitivamente al centro, desplazando a Bojan, puesto que ten¨ªa prisa por enganchar la Copa. Aument¨® su intervencionismo y, raro en ¨¦l, hasta se enfad¨® con el ¨¢rbitro, Medina Cantalejo, a quien dio un empuj¨®n en el pecho para recriminarle una tarjeta amarilla a Keita. A la legua se ve¨ªa que iba a resolver el duelo. As¨ª que agarr¨® la pelota y le puso un pase en profundidad a Etoo. Intuyendo que el camerun¨¦s est¨¢ ofuscado ante el gol, acudi¨® al previsible rechace de Iraizoz, busc¨® el hueco y sentenci¨®. Roto y desubicado el Athletic, la estrella argentina dispuso de espacio para regalar el tercer tanto a Bojan en un pase en profundidad. Y para sacar de sus casillas a Amorebieta, que le entr¨® como un b¨²falo.
? Xavi. Magistral en la distribuci¨®n del juego, coron¨® su temporada de ensue?o con un golazo de falta a la escuadra. Ni sufri¨® cuando, al principio, la presi¨®n del Athletic fue mayor. Siempre bail¨® por encima del resto de los centrocampistas, de uno y otro equipo, con una superioridad infinita.
? Bojan. La Copa le pertenece como al que m¨¢s. No tanto por lo que hizo como por las actuaciones precedentes en el torneo, en el que ha sido una punta de lanza del Bar?a. Ayer pasaba discretamente por la final hasta que Messi le puso el bal¨®n en profundidad para que encarara a la defensa. Le acompa?¨® Etoo por el centro, pero decidi¨® esperar. Esper¨® al momento justo para colocarlo, entre el defensa y el portero, en el palo derecho. Una genialidad digna de un futbolista especial.
? Tour¨¦. Lo que, de entrada, fue su gran error se convirti¨® despu¨¦s en su gran acierto. Otra vez en posici¨®n de central, Tour¨¦ quiso iniciar las jugadas peg¨¢ndose el bal¨®n al pie, conduci¨¦ndolo demasiado, facilitando la presi¨®n del Athletic. Lejos de disuadirle el fracaso, riz¨® el rizo, esta vez con un ¨¦xito inesperado que dej¨® al estadio pasmado. Arranc¨® desde el centro del campo, quebr¨®, aceler¨®, enga?¨® y marc¨® con un disparo raso, seco y ajustado al palo izquierdo de Iraizoz. Borr¨® as¨ª, de un plumazo, una deficiente primera media hora, superado por la electricidad de Toquero, que hasta le tir¨® un ca?o y le sac¨® una tarjeta amarilla. La apuesta de Guardiola, al igual que en Stamford Bridge, volvi¨® a funcionar.
? Toquero. Elegido por la hinchada rojiblanca como el h¨¦roe sentimental de la Copa, remat¨® dos veces a gol en los primeros cinco minutos, se?al de que iba a ser un torbellino. Su cabezazo en el gol rojiblanco result¨® impecable. Corri¨® hacia el segundo palo, gan¨® la posici¨®n y remat¨® con la despejada frente el centro enroscado de Yeste desde la esquina derecha. El primero a la hora de iniciar la presi¨®n defensiva del Athletic, se desfond¨® a la media hora.
? Piqu¨¦ y Fernando Llorente. El central confirm¨® su estado de gracia. Se impuso siempre, por arriba y por abajo, al joven delantero, que pes¨® muy poco en la final: pr¨¢cticamente, nada. Se esperaba mucho de Llorente y el encuentro le pas¨® por encima. Lo mismo que a Yeste, que s¨®lo recordar¨¢ su centro a Toquero.
? Etxeberria. Caparr¨®s le concedi¨® la ¨²ltima media hora, con la final decidida, como un merecido premio a su trayectoria.
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