?Por qu¨¦ tengo que pagarte el coche?
Si la banca es la sangre que irriga, la automoci¨®n es la espina dorsal cl¨¢sica de las econom¨ªas industriales: mantenerla es condici¨®n de su supervivencia. Un objetivo sensato cuando se comprueba la mayor fragilidad de las econom¨ªas basadas abrumadoramente en los servicios puros (de Reino Unido a Andorra).
Espina dorsal, por su contribuci¨®n directa al producto mundial y al empleo, y porque como pocos sectores, induce crecimiento. De ¨¦l cuelgan proveedores de componentes, pl¨¢sticos, metales, rob¨®tica, electr¨®nica, textiles,I+D, talleres, publicidad... Y porque exporta sus procesos a otros ¨¢mbitos: de la cadena fordiana de los a?ejos Tiempos modernos al trabajo en equipos de la Volvo; desde el just in time (entrega al minuto, evitando almacenaje) que popularizaron los japoneses, al actual ensamblaje de piezas y componentes de producci¨®n descentralizada y globalizada.
El motor merece apoyo: supone el 6% del PIB y 315.000 empleos La subvenci¨®n directa a la compra distorsiona la UE y el comercio mundial
En la UE, primera regi¨®n productora, el motor mantiene 2,3 millones de empleos directos y sostiene por s¨ª o indirectamente a 12 millones de familias. En Espa?a, es el primer sector exportador (el 80% de la producci¨®n va al exterior), aporta el 6% del PIB y alienta 315.000 empleos directos e inducidos.
De modo que se justifica el apoyo p¨²blico, si se pretende evitar que a la salida de la crisis Espa?a se vea en el espejo como un erial industrial. La cuesti¨®n es ?C¨®mo? Hasta ahora el Gobierno, mediante el Plan de Competitividad de marzo (800 millones) ha logrado evitar lo peor. Por ejemplo, en combinaci¨®n con el coet¨¢neo Programa de apoyo a la automoci¨®n para 2009 de la Generalitat de Catalunya (465 millones), y con la complicidad de una conducta sindical madura, ha logrado sujetar al territorio las factor¨ªas de Seat y Nissan.
Se ha salvado pues (de momento) la permanencia de la industria y el grueso de los empleos. Gracias a unos planes muy dotados pero bastante "homeop¨¢ticos": son ayudas a los procesos, a la investigaci¨®n, avales... pero no subvenciones directas a la compra de coches. Algo que de entrada repugna, porque supone una transferencia de (todos) los contribuyentes a (algunos) consumidores. Si se mira individualmente. Si se intenta una visi¨®n global, no ser¨ªan ayudas a los consumidores, sino al consumo, impulso a la demanda agregada, gasolina para la recuperaci¨®n, ben¨¦fica para todos.
Pero el cu¨¢druple fuego cruzado de las enormes subvenciones directas dispensadas por 11 pa¨ªses europeos, encabezados por Alemania, Francia e Italia (que han disparado las ventas hasta un 39,9% en el primero, mientras ca¨ªan en Espa?a); las de cinco autonom¨ªas (empezando por Navarra, con parecido ¨¦xito); la presi¨®n de los fabricantes; y las propuestas de CiU y PP, han llevado al Gobierno a ponerse al frente de la manifestaci¨®n, haciendo de necesidad virtud.
La medida, como otras de las lanzadas por el presidente Rodr¨ªguez Zapatero en el debate del estado de la naci¨®n, entra?a un buen principio, el de la condicionalidad corresponsable. Uno aporta si los dem¨¢s -tambi¨¦n los fabricantes- aportan. Aunque con el cr¨®nico vicio asociado de comprometer a las autonom¨ªas a gastar, sin antes resolver su horizonte financiero.
Toda decisi¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica conlleva, como las guerras, da?os colaterales. Aqu¨ª, el primero es el obst¨¢culo al libre comercio mundial, ya denunciado el 2 de marzo por el Banco Mundial, que denosta esta ayuda como una de las 47 perniciosas medidas proteccionistas adoptadas por 17 de los pa¨ªses del G-20 desde la cumbre del 15 de noviembre: "retrasan el ajuste"; amenazan con "cerrar plantas m¨¢s eficientes en pa¨ªses en desarrollo"; y con provocar espirales de sim¨¦tricas "reacciones de los vecinos", como el Canad¨¢ frente a los EE UU. Pueden as¨ª preludiar la reedici¨®n de la secuencia de cat¨¢strofes de los a?os 30.
La segunda v¨ªctima es europea. Las ayudas de los Estados que "falseen la competencia" (art¨ªculo 87 del Tratado de las CCEE) est¨¢n prohibidas. Con raz¨®n, porque atentan contra la competencia y el mercado interior. Desv¨ªan el comercio. No siempre la compraventa estricta: los subsidios alemanes est¨¢n ahora sosteniendo la fabricaci¨®n espa?ola. Pero s¨ª introducen distorsiones en los planes de inversi¨®n/desinversi¨®n aqu¨ª o all¨¢.
Aunque el Tratado autoriza las ayudas "concedidas a los consumidores individuales"... siempre que sea por su "car¨¢cter social". Los grandes pa¨ªses y la coartada del mal de muchos han roturado el campo para que la Comisi¨®n tome el r¨¢bano por esa hoja, aplicando una generosidad jur¨ªdica infinita, la vista gorda. Todo sea por la recuperaci¨®n. Espa?a cuenta pues con una eximente. Y si no es as¨ª, con un atenuante final: las medidas son por un a?o.
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