Tempranillo con queso de oveja
HOTEL RA?Z, de la bodega P¨¢ramo de Guzm¨¢n, se estrena en el enoturismo en la Ribera del Duero
Todo comenz¨® cuando el fact¨®tum de la bodega P¨¢ramo de Guzm¨¢n, Ignacio Figueroa, su animoso propietario, Javier Jimeno, y el en¨®logo Ignacio de Miguel deciden elaborar un monovarietal ciento por ciento tempranillo con uvas procedentes de un vi?edo de cepas viejas de m¨¢s de cincuenta a?os cuya primera cosecha apenas super¨® las 7.000 botellas. Ra¨ªz de Guzm¨¢n, un vino de autor adscrito a la denominaci¨®n de origen Ribera del Duero, obtiene enseguida los parabienes de la cr¨ªtica especializada, que lo distingue por el dise?o Chillida de su etiqueta y el rojo picota con irisaciones amoratadas de capa alta expresado en su interior, capaz de rivalizar en calidad con el queso de leche cruda de oveja churra, marca indiscutible de la casa. Tanta cosa buena no pod¨ªa quedar ah¨ª, y el aliciente de contar con la ayuda de su hija Myriam en el ars hospitalaria impeli¨® a Jimeno a habilitar en la bodega seis habitaciones con las que nutrir un embri¨®n de proyecto enotur¨ªstico.
HOTEL RA?Z
PUNTUACI?N: 5,5
Categor¨ªa oficial: 4 estrellas. Direcci¨®n: carretera de Circunvalaci¨®n R-30, s/n. Roa de Duero (Burgos). Tel¨¦fono: 947 54 18 48. Fax: 947 54 12 31. Internet: www.disfrutaraiz.es. Instalaciones: jard¨ªn, salas de convenciones para 16 personas, sal¨®n, comedor. Habitaciones: 5 dobles, 1 suite; habitaciones para no fumadores. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales dom¨¦sticos. Precios: desde 100 euros + 7% IVA, la habitaci¨®n doble; desayuno incluido. Cierra: del 12 al 25 de enero.
Localiza d¨®nde comer con la gu¨ªa de Restaurantes de EL VIAJERO
Arrimado a la carretera, cuya cuneta ejerce de aparcamiento improvisado, el hotel se significa desde lejos por su apariencia contempor¨¢nea un tanto ecl¨¦ctica e impersonal. Los exteriores, en relativo desorden, tampoco acompa?an a la hora de mirar, salvo la superficie destinada a vi?edo, rigurosamente geom¨¦trica. Nada m¨¢s entrar se percibe el aura de misterio que envuelve el acceso a una bodega subterr¨¢nea de 400 metros de longitud, iniciada en 1985 como v¨ªa de entrada a la antigua queser¨ªa, piedra angular de todo el negocio. Vale la pena sumergirse de inmediato en ella, siquiera para escapar a la amplia colecci¨®n de ruidos que expide la zona com¨²n del hotel. Suena la calle, que se filtra por las paredes. El aire acondicionado, como la tobera de un avi¨®n. El desag¨¹e de la ducha, como una caverna. El wc, volc¨¢nico. La maquinaria del bar. Y, sobre todo, el vociferio de la clientela en el comedor.
Fantas¨ªa g¨®tica
Mejor ambiente instilan las habitaciones, pese a la fantas¨ªa g¨®tica recreada por su decoraci¨®n en unos espacios originalmente minimalistas. Muebles negros, paredes plomizas, alfombras oscuras. Y un plaf¨®n de hojarasca en oto?o sobre unas camas con ruedas que bailan por toda la pieza. No hay manera de fijarlas al suelo. El cuarto de ba?o rompe con imaginaci¨®n la socorrida estructura en L.
De nuevo en la planta baja, frente a un estante de vidrio decorado con las botellas del primer P¨¢ramo de Guzm¨¢n elaborado aqu¨ª en 1988, el desayuno adquiere por variedad y condiciones ambientales una mayor consideraci¨®n en el recetario de atenciones que practica la familia propietaria. Consciente de la deficiente insonorizaci¨®n del local, Myriam Jimeno se desvive ella sola por gratificar a sus hu¨¦spedes con un men¨² variado y un servicio digno de encanto.
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