"La violencia lo hace a uno angustiado"
La plaza de la Lealtad de Madrid est¨¢ tomada por la polic¨ªa. Es martes, 28 de abril. Varios furgones ocupan la puerta del hotel Ritz, y dentro, un ej¨¦rcito de guardaespaldas controla cualquier movimiento despu¨¦s de haber registrado con ayuda de un esc¨¢ner a todos los convocados al almuerzo que se celebra en el interior. El espectacular dispositivo de seguridad se debe a que el invitado de honor es el presidente de Colombia, ?lvaro Uribe.
Han acudido 600 comensales cuyas mesas han ocupado todos los salones del lujoso hotel, incluido el patio central. Pocos eventos del F¨®rum Nueva Econom¨ªa son tan multitudinarios. A las cuatro y media de la tarde, los asistentes empiezan a abandonar el hotel cargando con bolsas publicitarias que exhiben un lema llamativo: "Colombia. El peligro es que quieras quedarte". La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha cerrado el almuerzo con un brindis por Colombia y despu¨¦s han desfilado hacia la calle varios pesos pesados del PP, as¨ª como prohombres de la empresa y el periodismo espa?ol.
"Cada vez que se abate a un terrorista se acusa de ejecuci¨®n extrajudicial"
"Pertenezco a una generaci¨®n que no ha vivido un d¨ªa completo de paz"
"Me interes¨¦ por la pol¨ªtica cuando no ten¨ªa todav¨ªa uso de raz¨®n"
"La permisividad delconsumo hace est¨¦ril la lucha contra la droga"
?lvaro Uribe ha aterrizado esta misma ma?ana en Madrid, a las diez (tres de la madrugada en Bogot¨¢), y su agenda est¨¢ cargada de encuentros pol¨ªticos y econ¨®micos. Es el presidente de Am¨¦rica Latina mejor valorado por su ciudadan¨ªa, una popularidad que s¨®lo le disputa a veces el presidente de Brasil. El a?o pasado, tras abatir el ej¨¦rcito al n¨²mero dos de las FARC, Ra¨²l Reyes, y liberar en una espectacular operaci¨®n a la candidata presidencial Ingrid Betancourt (junto a otros 14 rehenes), ?lvaro Uribe termin¨® con un ¨ªndice hist¨®rico de popularidad del 84%, a pesar de haber cumplido ya seis a?os de mandato.
Todos quieren fotografiarse con ¨¦l en la escalinata del Ritz. La cita de El Pa¨ªs Semanal con el presidente colombiano ten¨ªa que haberse iniciado hace ya veinte minutos. Finalmente, Uribe camina hacia su suite, y el cord¨®n de seguridad me deja pasar para intentar realizar una entrevista pedida en julio del a?o pasado, justo despu¨¦s de la catarsis colectiva que supuso la liberaci¨®n de Betancourt.
En la puerta de la lujosa habitaci¨®n, m¨¢s guardaespaldas velan por la seguridad del l¨ªder de un pa¨ªs que es el primer productor de coca del mundo y que hace seis a?os registraba 28.000 asesinatos anuales y el 65% de los secuestros de todo el mundo. Es un presidente que ha sufrido 20 atentados y cuyo padre fue asesinado por guerrilleros de las FARC, ahora tan diezmadas por la persecuci¨®n sin cuartel a la que las ha sometido. Estados Unidos, con su apoyo militar y tecnol¨®gico, ha sido esencial.
A las cinco de la tarde, su portavoz C¨¦sar Mauricio Vel¨¢squez me hace pasar al hall de las estancias presidenciales, urgi¨¦ndome a aprovechar el poco tiempo disponible. Entramos en el luminoso sal¨®n de la suite y all¨ª est¨¢ ?lvaro Uribe, sentado en una de las butacas, enfrascado en su BlackBerry. A su lado, de pie, su ministro de Exteriores, Jaime Berm¨²dez, y el embajador en Espa?a, Carlos Rodado Noriega. Le digo en broma que usa el mismo m¨®vil que Barack Obama, pero Vel¨¢squez sale al quite: "S¨ª, pero ¨¦l empez¨® antes". Uribe se ha puesto de pie y se cambia de sitio para sentarse a mi lado, tras explicarse sobre su atenci¨®n hacia el m¨®vil, que seguir¨¢ consultando de vez en cuando durante el encuentro: "Entran mensajes a todas horas y, como en las reuniones no la utilizo, en los intervalos tengo que ponerme al d¨ªa...".
No hay en ¨¦l un solo indicio de cansancio, lo que casa con su fama de trabajador infatigable. Pero s¨ª parece dispuesto a abandonar la etiqueta tras dos horas y media de almuerzo oficial, as¨ª que, adem¨¢s de revisar el m¨®vil, se come de vez en cuando una uva que arranca del frutero que reposa sobre la mesa, se recuesta en el asiento a ratos y otras veces acerca su cara a la m¨ªa para seguir hablando. En definitiva, no para de agitarse en el asiento. Levanta la voz, casi grita, cuando tocamos los asuntos que ensombrecen su mandato, pero mantiene la correcci¨®n propia de un hombre de su formaci¨®n. La impresi¨®n es que tiene demasiadas cosas en las que ocuparse como para estar aqu¨ª concentrado en una entrevista, y que, adem¨¢s, le sobra capacidad para andar y mascar chicle al mismo tiempo.
S¨¦ que la pregunta es muy obvia, pero no puedo dejar de interrogarle sobre su posible reelecci¨®n para un tercer mandato. ?El hecho de que se vaya a convocar un refer¨¦ndum significa que tiene ya la decisi¨®n tomada? [C¨¦sar Mauricio Vel¨¢squez hace un ostensible gesto de disgusto ante la cuesti¨®n, pero Uribe no se inmuta y empieza a hablar con ese tono un tanto grandilocuente y teatral que le acompa?a]. Colombia es un pa¨ªs que sufri¨® 60 a?os de violencia; una violencia que increment¨® sustancialmente la pobreza, que disminuy¨® la tasa de inversi¨®n y que aument¨® explosivamente el desempleo. Estamos erradicando esa violencia que tanto da?o ha hecho a Colombia, pero falta un trecho. Por eso, mi ¨²nica campa?a es por la prolongaci¨®n en el tiempo de la seguridad con valores democr¨¢ticos. Colombia tiene muy buenos l¨ªderes. En nuestra coalici¨®n hay gente muy buena, y mi inter¨¦s es prolongar estas pol¨ªticas, sin prejuicio de los ajustes que deban hacerse. Pero pertenezco a una generaci¨®n que no ha vivido un d¨ªa completo de paz; que vio c¨®mo creci¨® la poblaci¨®n colombiana sin que lo hiciera en la misma forma la econom¨ªa; que asisti¨® al empobrecimiento del pa¨ªs. Quisiera para las nuevas generaciones que estas pol¨ªticas que empezaron a implementarse en 2002 puedan prolongarse.
Todo parece indicar que esa pol¨ªtica puede prolongarse, con usted o sin usted, pues los datos demuestran mejoras evidentes en Colombia en el ¨¢mbito social, en el econ¨®mico y, sobre todo, en el de la seguridad. Pero falta mucho. Todos los d¨ªas la vida p¨²blica en un pa¨ªs como Colombia es una sucesi¨®n de muchos esfuerzos y peque?os resultados. Y como mil esfuerzos dan un resultado, una vez conseguido hay que emprender otros mil esfuerzos.
Es terrible lo que dice de que la suya es una generaci¨®n que no ha visto un solo d¨ªa sin violencia. Que ha vivido sin paz.
Usted naci¨® en Medell¨ªn, cuna de escritores, pero ciudad tambi¨¦n muy castigada por la violencia. ?C¨®mo le marc¨® esa circunstancia? Lo vuelve a uno muy angustiado por lo que habr¨¢n de vivir las nuevas generaciones. La marca que me ha dejado es la preocupaci¨®n por el futuro de las nuevas generaciones de Colombia.
?Y el hecho de que su padre muriera a manos de las FARC es un acicate para usted o es ya parte del pasado? ?Un dolor enorme! Esos martirios nunca se superan, y ese mismo dolor lo han sufrido miles de familias colombianas. El 50% de las familias colombianas han tenido estas circunstancias de dolor, de pena. Por eso, lo que hay que hacer es superar esos fen¨®menos para que las nuevas generaciones no los tengan que vivir.
Por tanto, para usted quiz¨¢ ha sido un est¨ªmulo para dedicarse a la pol¨ªtica, una profesi¨®n arriesgada en Colombia. Ha sufrido una veintena de atentados. Unamuno, pensador tan importante de ustedes, dec¨ªa que el fuego que derrite la manteca templa el acero.
Le confieso que desconoc¨ªa la cita, y el ministro de Exteriores sonr¨ªe desde su rinc¨®n. La frase, tan abrupta, ha generado un instante de silencio y reflexi¨®n en la salita, y Uribe parece complacido por ello.
Supongo, sin embargo, que de vez en cuando tendr¨¢ tentaciones de dejar la pol¨ªtica, lo que quiz¨¢ est¨¦n deseando en su familia. Mi carrera p¨²blica ha sido un motivo de constante preocupaci¨®n y angustia para mi familia. Indudablemente. Como para muchas familias de Colombia. La carrera p¨²blica de sus seres queridos ha sido motivo de mucha angustia. Esto no es problema de afectaci¨®n individual. Es un problema que ha maltratado al colectivo colombiano.
Para preparar esta entrevista habl¨¦ con colombianos conocedores de la pol¨ªtica de su pa¨ªs. A uno de ellos le result¨® hilarante preguntar al presidente si la muerte de su padre le hab¨ªa marcado. "En Colombia, todo el mundo ha tenido un pariente asesinado. Eso no le hace a Uribe diferente".
?Le preocupa que la violencia est¨¦ demasiado aceptada en la sociedad colombiana? Eso no es de la sociedad colombiana. Eso fue el estado de ¨¢nimo que el liderazgo del pa¨ªs cre¨®. Como no se enfrentaba a la violencia, la ciudadan¨ªa se sent¨ªa indefensa. Entonces no se advert¨ªa una reacci¨®n ciudadana contra la violencia. No porque la ciudadan¨ªa no la sintiera, sino porque el liderazgo no la orientaba.
De modo que no era o no es insensibilidad, sino el miedo l¨®gico. Es un problema de liderazgo. Cuando la ciudadan¨ªa est¨¢ inmersa en esos problemas se necesitan liderazgos que le ayuden a reaccionar. Podr¨ªamos decir que en Colombia, en el pasado, un secuestro m¨¢s o un secuestro menos no importaban. Yo dir¨ªa que eso es una percepci¨®n inexacta. Lo que pasa es que la ciudadan¨ªa no se pronunciaba en la debida forma porque no hab¨ªa un liderazgo que la orientara. Pero eso ha cambiado en Colombia.
?Es verdad que a los cinco a?os ya quer¨ªa ser presidente? Eso son f¨¢bulas, leyendas que se tejen. He estado siempre en la vida pol¨ªtica. Yo creo que comet¨ª un error y fue el de interesarme por la pol¨ªtica aun sin tener uso de raz¨®n. Pero lo que a eso se le agregue es leyenda.
?Y por qu¨¦ se interes¨® por la pol¨ªtica tan pronto? [Se come otra uva antes de contestar]. En Colombia siempre ha habido participaci¨®n de mis antepasados en la vida c¨ªvica, m¨¢s que todo, circunscritos a mi regi¨®n. Despu¨¦s de la violencia entre los partidos, Colombia hizo un Frente Nacional. Lo pact¨® en el a?o 57. Empez¨® a aplicarlo en el a?o 58 y se celebr¨® un plebiscito, que adem¨¢s de adoptar los acuerdos tambi¨¦n reconoc¨ªa los derechos pol¨ªticos de la mujer. Mi madre fue en nuestra regi¨®n l¨ªder de ese proceso. Yo hab¨ªa nacido en 1952, el 4 de julio, y de la mano de ella recorr¨ª muchos sitios en su campa?a. Ella fue de las primeras mujeres en ser elegida concejal, e inmediatamente, presidente de ese concejo. Ah¨ª tiene narrado alg¨²n recuerdo de la primera infancia.
Usted, desde el principio, declar¨® la guerra al terrorismo de su pa¨ªs y modific¨® el lenguaje, neg¨¢ndoles la coartada rom¨¢ntica revolucionaria. S¨ª, porque Colombia ha tenido una democracia operativa, seria y continua y no se puede admitir esta violencia, que adem¨¢s tiene su soporte financiero en el narcotr¨¢fico. Una violencia contra la democracia es terrorismo, como lo definen las legislaciones europeas. En Am¨¦rica Latina hubo guerrillas contra dictaduras que se legitimaron al denominarlas insurgentes. Insurgencias. En Colombia lo que hemos tenido es un terrorismo narcotraficante contra la democracia.
Y como dec¨ªa en el almuerzo de hace un rato es el terrorismo m¨¢s rico del mundo. Claro, algunas guerrillas de Am¨¦rica Latina hicieron la paz en el momento en que dejaron de recibir contribuciones de ONG de Europa occidental. Los grupos terroristas de Colombia no han necesitado esas contribuciones porque tienen el negocio del narcotr¨¢fico. De ah¨ª la urgencia colombiana de erradicar el narcotr¨¢fico. A m¨ª me preocupan los niveles de consumo de Europa. Pienso que Europa va a tener que revisar la pol¨ªtica contra el consumo. Creo que es un error en la apreciaci¨®n pol¨ªtica y cient¨ªfica de algunos, al considerar excluyentes la declaraci¨®n de ilegalidad del consumo con las pol¨ªticas p¨²blicas de prevenci¨®n y rehabilitaci¨®n. No son excluyentes. En este momento estamos en una reforma de la Constituci¨®n para declarar el consumo ilegal. En un pa¨ªs como Colombia, que tanto ha sufrido, que lucha todos los d¨ªas contra los cultivos, contra los precursores qu¨ªmicos, contra los laboratorios de droga, contra el tr¨¢fico y contra la riqueza il¨ªcita, se llega a la conclusi¨®n de que esa lucha puede ser est¨¦ril si se mantiene la permisividad sobre el consumo que tambi¨¦n hay en Colombia. La mayor¨ªa de los pa¨ªses son muy permisivos con la dosis personal. En Colombia usted captura a un narcotraficante y lo tiene que poner en la calle porque la cantidad de droga que lleva en ese momento es una cantidad que se ajusta a la dosis personal, que no est¨¢ penalizada.
La lucha contra la droga y el antiterrorismo ha sido una constante en ?lvaro Uribe. A veces, incluso, con propuestas arriesgadas, como cuando pidi¨® en enero de 2003 a Estados Unidos que realizara un despliegue militar similar al que planeaba para Irak porque en Colombia era donde estaba la aut¨¦ntica amenaza terrorista. Algunos resultados de su mandato son espectaculares. Desde que Uribe accediera al poder en agosto de 2002, la econom¨ªa y la inversi¨®n extranjera van viento en popa, se han reducido la pobreza (del 56% al 45% en los primeros cuatro a?os) y el paro (del 20% al 10%), 30.000 paramilitares est¨¢n en programas de reinserci¨®n, seg¨²n las cifras oficiales, y las FARC han quedado diezmadas, pasando de 20.000 efectivos a 10.000. Las capturas de narcotraficantes son permanentes, y Bogot¨¢ es hoy la capital m¨¢s segura de Am¨¦rica Latina, una afirmaci¨®n que corroboran incluso los m¨¢s cr¨ªticos del uribismo, que a?aden inmediatamente que Colombia no es s¨®lo Bogot¨¢. El n¨²mero de homicidios se ha reducido un 40% y el de secuestros, un 80%.
Pero ni tales datos ni su alta popularidad le libran de las sospechas, del esc¨¢ndalo y de las acusaciones m¨¢s duras. El premio Nobel de la Paz Adolfo P¨¦rez Esquivel ha dicho que Uribe no se merece el mismo galard¨®n porque es un guerrero "al que no le interesa la paz" y "fomenta la guerra y los conflictos". Veintid¨®s parlamentarios uribistas est¨¢n imputados por el esc¨¢ndalo de la parapol¨ªtica (supuestas connivencias entre los pol¨ªticos y los capos paramilitares). Muchos consideran que la desmovilizaci¨®n de paramilitares se hizo a costa del perd¨®n, sin exigirles cuentas ni compensar a las v¨ªctimas. Al ej¨¦rcito colombiano se le acusa de realizar "ejecuciones extrajudiciales", consistentes en abatir supuestamente a inocentes que hacen pasar por terroristas para engrosar el n¨²mero de capturas, pervirtiendo la finalidad de la pol¨ªtica de incentivos puesta en marcha por Uribe. El ¨²ltimo esc¨¢ndalo es el del espionaje desde los servicios de inteligencia, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), a pol¨ªticos, jueces y periodistas. Una treintena de funcionarios han sido destituidos por ello.
Las organizaciones de derechos humanos denuncian constantemente a Colombia y, aunque Uribe siempre ha logrado salir indemne, claman contra ¨¦l y su pol¨ªtica de seguridad. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la agencia de la ONU ACNUR, se han recuperado dos millones de hect¨¢reas para los desplazados, y el Gobierno est¨¢ haciendo esfuerzos, pero el n¨²mero de ¨¦stos sigue siendo enorme (hay 800.000 identificados). Otra agencia de la ONU, la UNODC, ha detectado, adem¨¢s, un aumento de los cultivos de coca a partir de 2006, si bien los niveles siguen estando muy por debajo de los registrados en los a?os noventa. Los dem¨®cratas de Estados Unidos, ahora en el poder, rechazan un Tratado de Libre Comercio con Colombia por la muerte de sindicalistas colombianos del campo. Comisiones Obreras de Espa?a ha clamado contra el Premio Cortes de C¨¢diz a la libertad, recientemente otorgado a Uribe, porque "tres de cada cuatro sindicalistas asesinados en el mundo son de Colombia".
Frente a todo ello, Uribe es implacable y desafiante. A las acusaciones m¨¢s graves, el presidente colombiano responde con r¨¦plicas de parecido calibre, y a alguno de los periodistas que le ha planteado cuestiones espinosas lo ha descalificado. A un reportero de Newsweek, en 2002, le acus¨® de repetir calumnias contra ¨¦l y cort¨® abruptamente la entrevista.
Quiz¨¢ el problema m¨¢s importante que persiste en Colombia es el de la corrupci¨®n. No s¨¦ si usted opina de la misma manera. El esc¨¢ndalo de la parapol¨ªtica, ahora el espionaje a los pol¨ªticos... [Interrumpe]. Empiezo por lo general. Creo que hay una gran conciencia en el pa¨ªs para derrotar la corrupci¨®n. Por ejemplo, en materia de contrataci¨®n. Nuestro Gobierno ha introducido una legislaci¨®n que le da todas las instancias de participaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica. Usted no puede ahora en Colombia adjudicar un contrato sin una audiencia de participaci¨®n de opini¨®n. Nuestro Gobierno ha estimulado la capacidad de denuncia, la confianza de los colombianos en denunciar. Eso facilita la lucha contra la corrupci¨®n y la lucha por la transparencia. Se ha desmontado el paramilitarismo. ?Qui¨¦n iba a pensar hace unos pocos a?os que 13 o 14 jefes paramilitares de la mayor importancia estuvieran en c¨¢rceles en Estados Unidos extraditados? En Colombia se avanza en una pol¨ªtica muy ambiciosa para confiscar la riqueza adquirida il¨ªcitamente. Claro, hay debate todos los d¨ªas y acusaciones todos los d¨ªas.
S¨ª, la crispaci¨®n pol¨ªtica en Colombia es tremenda. Yo dir¨ªa que Colombia tiene hoy m¨¢s debate pol¨ªtico que confrontaci¨®n social, y ¨¦se es un motivo de orgullo para nuestro Gobierno, que, enfrentando el mayor desaf¨ªo terrorista, se le ha dado garant¨ªas al debate pol¨ªtico. Muchos opositores (a mis tesis) que se hab¨ªan ido al extranjero hoy est¨¢n viviendo en el pa¨ªs con comodidades, protegidos por la seguridad democr¨¢tica de nuestro Gobierno y ejerciendo plenamente sus libertades.
Pero hay problemas, como las ejecuciones extrajudiciales, que pueden parecer efectos colaterales de una pol¨ªtica que probablemente necesita ajustes. ?Qu¨¦ hacer contra ello? [Levanta much¨ªsimo la voz]. Las personas responsables de esos delitos est¨¢n en la c¨¢rcel. A las fuerzas armadas de Colombia este Gobierno les ha exigido desde el primer momento credibilidad, que es lo ¨²nico que le da sostenibilidad a una pol¨ªtica de seguridad ante la opini¨®n p¨²blica, y Colombia es una democracia de opini¨®n. Y esa credibilidad debe reposar en dos principios: la eficacia y la transparencia. Y as¨ª como le damos todo el cari?o a las fuerzas armadas, tambi¨¦n por su prestigio y buen nombre tenemos toda la severidad. Cuando alguno de sus miembros comete una violaci¨®n de los derechos humanos... Pero, mire [grita a¨²n m¨¢s], esas violaciones se castigan y los responsables van a la c¨¢rcel. Y le voy a decir al peri¨®dico EL PA?S de Espa?a algo que no se le ha dicho a la comunidad internacional: la inmensa mayor¨ªa de las denuncias no han tenido soporte. Para tratar de mantenerse en la impunidad, el terrorismo acusa a las fuerzas militares y de polic¨ªa de ejecuciones extrajudiciales. Cada ocasi¨®n en que las fuerzas abaten a un terrorista se denuncia una ejecuci¨®n extrajudicial. El Gobierno y la justicia sancionan los casos que tienen soporte. Este Gobierno ha hecho los movimientos m¨¢s importantes para trasladar competencias de la justicia militar a la ordinaria. Pero tambi¨¦n el presidente de la Rep¨²blica est¨¢ obligado a denunciar c¨®mo la gran mayor¨ªa de esos casos carecen de soporte y est¨¢ obligado a decir c¨®mo muchas personas amigas del terrorismo defienden el terrorismo acusando a las fuerzas armadas de violaci¨®n de derechos humanos.
En noviembre pasado, de hecho, hubo una purga en el ej¨¦rcito de 27 oficiales y suboficiales. Permanentemente. Eso se remonta al principio del Gobierno y hay una constante en mi Administraci¨®n: apoyo a las fuerzas armadas y rigurosidad para que sean transparentes.
La cinta del magnetof¨®n de C¨¦sar Mauricio Vel¨¢squez se detiene emitiendo un ruido sordo. Llevamos s¨®lo 22 minutos hablando, pero el portavoz da por terminada la entrevista. Andan muy mal de tiempo, abunda el canciller. Les digo que a¨²n no he planteado ni la mitad de mis preguntas. De hecho, hab¨ªamos acordado 50 minutos de conversaci¨®n. Uribe intercede: "H¨¢game una preguntica ¨²ltima, a ver, querida".
Ten¨ªa tantas que hacerle... D¨ªgame al menos c¨®mo van las relaciones con la Administraci¨®n de Obama. Las ejecuciones extrajudiciales y la violaci¨®n de derechos humanos tienen una gran trascendencia en sus relaciones con Washington. Lo grave ser¨ªa que Colombia no tuviera capacidad de denunciar, y la capacidad de denunciar la han recuperado los colombianos gracias a la seguridad. Lo grave ser¨ªa que Colombia no tuviera capacidad de castigar. Lo grave ser¨ªa que Colombia no tuviera capacidad de enfrentar a los terroristas, y est¨¢ demostrando toda su capacidad de enfrentarlos. Con el nuevo Gobierno de EE?UU hay las mejores relaciones y hemos recibido todas las manifestaciones de seguir trabajando conjuntamente, porque EE?UU nos ha dado un apoyo pr¨¢ctico que agradecemos en la lucha contra el terrorismo. [Se pone de pie para despedirse].
Usted ya ha tenido una reuni¨®n primera con Obama. Y con muchos integrantes de su Gobierno. Estados Unidos ha tenido una vieja alianza con Colombia que los colombianos valoramos mucho.
Recogiendo mis cosas y antes de que me acompa?en a la puerta con prisas y sonrisas, le digo que hay quien lo define como trabajador tenaz, aunque tambi¨¦n terco, lo que es m¨¢s peyorativo. Y entonces regala a la audiencia un ¨²ltimo gui?o: "Yo no tengo sino dos cualidades: amo a mi patria y soy perseverante. Queda autorizada para que en lugar de perseverante, por su cuenta, escriba terco".
?A caballo hacia un tercer mandato?
?lvaro Uribe es hijo de un terrateniente de Antioquia y una concejal comprometida con los derechos de las mujeres. Primog¨¦nito de cinco hermanos, estudi¨® Derecho y es diplomado en Administraci¨®n y Gerencia por Harvard y Oxford, pero se dedic¨® a la pol¨ªtica siendo a¨²n muy joven. Logr¨® ser senador por el Partido Liberal y gobernador del departamento de Antioquia. Las victorias electorales y las acusaciones contra ¨¦l son constantes en su trayectoria pol¨ªtica. Ya en los primeros a?os de su carrera se le se?al¨® por presuntas connivencias con los paramilitares. A pesar de las m¨²ltiples acusaciones de que ha sido objeto, gan¨® como independiente las elecciones presidenciales de 2002 en primera vuelta con el 53,1% de los votos y barri¨® en 2006 con el 60%. Es el primer presidente de Colombia que repite mandato, y a¨²n nadie descarta que se presente a un tercero el pr¨®ximo a?o. La llamada seguridad democr¨¢tica es su bandera. Sobre la violencia que sufre su pa¨ªs proclam¨® al principio: Esto no es un conflicto. Son 40 a?os de tortura de unos terroristas.Es un h¨¢bil jinete, capaz de montar a caballo con una taza de caf¨¦ en la mano y no derramar ni una gota. Es un hombre muy religioso, madrugador, infatigable y tenaz, adem¨¢s de poseer una memoria portentosa. Tiene en la cabeza todas las estad¨ªsticas de su pa¨ªs. Respaldo al ej¨¦rcito. ?lvaro Uribe ha reforzado las capacidades operativas del ej¨¦rcito colombiano. En la foto, a caballo el D¨ªa de las Fuerzas Armadas en una escuela militar de Bogot¨¢.
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