Claroscuros de Viggo
Est¨¢ sentado en la terraza de un hotel en Madrid, buscando el solecillo que aparece a ratos entre las nubes -"?de verdad no le molesta el sol?", indaga educado-, fumando de vez en cuando -"?puedo?"- y compartiendo un agua con gas. "?Qu¨¦ compromisos tiene uno como actor? Los que uno quiera, no hay l¨ªmites". Viggo Mortensen es el actor explorador, el que no deja ning¨²n hueco sin rellenar en ese cuento en el que se mete, el buscador infatigable de las contradicciones, el que siempre se pregunta qu¨¦ le ocurri¨® a su personaje desde la cuna hasta la primera p¨¢gina del gui¨®n. En un trabajo solitario y personal. "Hay gente que hace un buen trabajo como actor o como director, simplemente preparando ciertas palabras, gestos, cuadros, composiciones, poniendo cierta m¨²sica. Y sale muy bien y se puede admirar y se puede usar como ejemplo de cine bueno, un cuento en el que todo est¨¢ en su sitio. Pero si uno quiere continuar la exploraci¨®n, hay que pensar que no hay errores, s¨®lo intentos, esfuerzos, el descubrimiento de no s¨¦ qu¨¦, algo diferente, opuesto quiz¨¢ a lo que pensabas al leer el gui¨®n".
Como actor, me gusta la idea de que hayque mentirse un poco
Nunca hay que confiar del todo en los gobiernos. nunca, nunca
En Good no hay catarsis, no hay final heroico, por eso puede incomodar
Es ese Viggo Mortensen quien, pertrechado de mapas y libros, se lanz¨® en un viaje en coche que dur¨® meses a visitar campos de concentraci¨®n por Alemania, Polonia, Austria; el que busc¨® en auditorios de Berl¨ªn y de M¨²nich la m¨²sica en directo de Mahler, sentado entre alemanes, oyendo ese idioma por el que nunca hab¨ªa sentido especial cari?o. Todo para sentirse John Halder, un profesor que se ve arrastrado por el ¨ªmpetu de la llegada de Hitler al poder y que, un d¨ªa, ese hombre aparentemente bueno descubre, como tantos otros alemanes, que se ha convertido en un nazi, papel que interpreta en la pel¨ªcula Good, que estar¨¢ en las pantallas espa?olas a partir del pr¨®ximo viernes. El mismo que hace a?os recorri¨® incansable monta?as y pueblos de Le¨®n en busca de la infancia del soldado Alatriste, aquel que interpret¨® a las ¨®rdenes de Agust¨ªn D¨ªaz Yanes, y se empap¨® como nadie en la historia del Siglo de Oro y visit¨® con devoci¨®n el Museo del Prado para buscarse en los retratos de Vel¨¢zquez.
Sin saberlo, o quiz¨¢ s¨ª, Mortensen, de padre dan¨¦s y madre norteamericana, nacido en Nueva York hace 49 a?os, va siempre en busca de las contradicciones del personaje que interpreta y tambi¨¦n de las suyas propias. Sin miedo. Como si fuera un juego. "A m¨ª me gusta la idea de que hay que mentirse un poco. Yo soy Diego Alatriste y estamos en 1640. Uno tiene que creer que los l¨ªmites no existen. Es divertido. Yo nunca olvido que estamos siempre ante un cuento sutil, dif¨ªcil, que es un desaf¨ªo, que da mucho que pensar, pero tambi¨¦n que es divertido, que jugamos".
Tiene a sus espaldas m¨¢s de 40 pel¨ªculas y ha pasado de secundario ejemplar a pertenecer a la estirpe de los grandes. Es un hombre reflexivo, al que le gusta explicarse; una persona cultivada, y se le nota; escribe poes¨ªa, edita libros, toca el piano, pinta. Pero lo que m¨¢s sorprende es la sencillez y la naturalidad de alguien que en el mundo del cine es toda una celebridad, el inolvidable Aragorn de El se?or de los anillos, una gran estrella de Hollywood. Ya lo dice Ray Loriga, el escritor y realizador que le dirigi¨® en 1997 en La pistola de mi hermano. "Es met¨®dico, exigente con su trabajo, lleva a cabo una labor minuciosa para hacer algo que parezca verdad, y lo transmite. Es como Robert Mitchum o William Holden, esa clase de?actores que parece que no hacen las cosas".
Good, filme dirigido por Vicente Amorim y basado en la obra teatral del dramaturgo C. P. Taylor, narra la experiencia vital de John Halder, un profesor de literatura en la Alemania de los a?os treinta que publica una novela en la que explora sus circunstancias familiares y defiende la eutanasia. Esto es utilizado, a?os despu¨¦s, por responsables pol¨ªticos del nazismo para apoyar la propaganda gubernamental. La carrera de Halder como escritor despega, pero con devastadoras consecuencias para las personas que le rodean. Mortensen vio hace m¨¢s de 25 a?os la obra de teatro en Londres. Fue cuando iniciaba su carrera como actor y le citaron en la capital londinense para una prueba. Ese papel no se lo dieron, pero tuvo la suerte de poder ver Good. "Me sorprendi¨® porque romp¨ªa con muchas tradiciones. Es un cuento muy diferente a todo lo que se ha hecho sobre el Holocausto y los nazis, temas con los que se han realizado magn¨ªficas pel¨ªculas. Un relato en el que no hay catarsis, en el que no hay un final heroico, en el que no se cae la m¨¢scara para mostrar al malo, malo, o al bueno, bueno. Por esa raz¨®n no se establece la distancia entre el espectador y el periodo hist¨®rico. No te deja esa distancia c¨®moda para pensar: 'C¨®mo eran los alemanes, yo no soy as¨ª'. Esto no ocurre en Good. No hay distancia. Los personajes son como nosotros. Y por eso hay gente a la que le ha molestado un poco, porque a veces uno se puede sentir mal por poderse identificar con ese personaje. ?Por qu¨¦ hay gente que con cierta intolerancia no quiere ver las cosas como sucedieron? ?C¨®mo las personas, en cualquier pa¨ªs del mundo, pueden llegar a portarse as¨ª? ?C¨®mo un Gobierno puede hacer las cosas que hizo ese Gobierno? La gente dej¨® que las cosas sucedieran, pero no s¨®lo los alemanes, tambi¨¦n los ingleses y los norteamericanos que alababan al Gobierno de Hitler, sin olvidar a las grandes compa?¨ªas que establecieron v¨ªnculos econ¨®micos con el r¨¦gimen nazi. Es muy f¨¢cil hablar de los alemanes y de su forma de ser, de su propensi¨®n a cierta intolerancia, a la rigidez, a seguir como ovejas a un tipo como Hitler, y nosotros nos creemos que, por suerte, no somos as¨ª. No, mentira. Tambi¨¦n ha ocurrido en otros pa¨ªses, en Argentina, en Chile, en China, en Espa?a. ?Qu¨¦ pas¨® durante los 40 a?os del franquismo?".
A Ray Loriga no le cost¨® que Mortensen viniera a Espa?a a rodar -"con los buenos actores suele ser f¨¢cil"-. Tampoco a Jos¨¦ Luis Acosta, quien dos a?os antes le busc¨® para dirigirle en Gimlet. "Le envi¨¦ el gui¨®n, le gust¨® y, tras muchas matizaciones y aportaciones positivas, y horas de conversaci¨®n, acept¨®. Explora hasta el infinito, no s¨®lo las emociones del personaje, tambi¨¦n a trav¨¦s del vestuario, de los objetos. Es muy honesto y generoso", recuerda ahora Acosta. Es verdad que entonces Mortensen era un desconocido para el gran p¨²blico, que todav¨ªa no le hab¨ªa llegado el papel que le lanz¨® al estrellato mundial, el que cambi¨® su vida y su carrera: el Aragorn de El se?or de los anillos. Pero ¨¦l sigui¨® siendo el mismo. Lo sabe bien Agust¨ªn D¨ªaz Yanes, quien, en plena efervescencia planetaria de promoci¨®n de El se?or de los anillos, le busc¨® y le encontr¨® para interpretar Alatriste. Su primer encuentro fue en Berl¨ªn. D¨ªaz Yanes viaj¨® sin demasiadas esperanzas. "Sab¨ªa que el gui¨®n le hab¨ªa gustado, que quer¨ªa hacer la pel¨ªcula, pero me preguntaba si un se?or que acababa de terminar El se?or de los anillos, que era probablemente la cara m¨¢s conocida a nivel internacional, se iba a venir a trabajar a Espa?a con un director espa?ol sobre un espadach¨ªn del Siglo de Oro espa?ol. Sus agentes, sus amigos, le quitar¨ªan esa idea suicida de la cabeza".
Hoy, el realizador madrile?o recuerda lo mucho que aprendi¨® sobre el cine gracias a Mortensen. "Es un superprofesional, un trabajador infatigable. No te deja nunca, est¨¢ siempre pendiente del director y de los otros actores. Controla toda la pel¨ªcula. Te mantiene muy despierto. Es alguien especial", explica D¨ªaz Yanes, quien resalta de nuevo la vena de exploraci¨®n. "Lo hace de manera inteligente, sin tirarse el rollo. Toda su preparaci¨®n la realiza de manera intelectual y f¨ªsica. Es como trabajar con Dios".
A Mortensen no le preocupa en exceso la complicidad con los directores, y eso que la tiene con algunos: no s¨®lo con Ray Loriga y D¨ªaz Yanes, de los que se ha hecho ¨ªntimo amigo, sino tambi¨¦n con David Cronemberg, el realizador con el que ha plantado cara al lado m¨¢s oscuro de la vida en Una historia de violencia y Promesas del Este. "Creo que los actores est¨¢n acostumbrados a solucionar los problemas por ellos mismos, porque no siempre tienes a un director c¨®mplice. Es as¨ª, y tambi¨¦n tienes que saber c¨®mo funcionar cuando no te va bien el trabajo, aunque tengas a tu lado a un director c¨®mplice dispuesto a ayudarte. Tienes que buscar t¨², el recurso final es reconocer que algo no funciona e intentar otra salida. Es entonces cuando hay que volver al inicio, cuando uno se tiene que volver a hacer todas las preguntas. ?sa va a ser la salvaci¨®n. No puede haber castigo por tu parte por hacerlo mal. ?Qu¨¦ es hacerlo mal? No significa nada. Toda buena actuaci¨®n empieza con la reacci¨®n".
Sabe que su nombre es un reclamo para la taquilla, y le parece bien. "Antes de la trilog¨ªa de El se?or de los anillos, no hubiera sido posible que los productores me aceptaran para trabajar con Cronemberg o con D¨ªaz Yanes. Eso de que me conozcan y de que me pongan en una pel¨ªcula es bueno, pero tambi¨¦n es cuesti¨®n de suerte. Antes de El se?or de los anillos hice trabajos muy decentes y no tuvimos suerte. Pocos actores han tenido la suerte de ganarse la vida como yo, y muy pocos pueden decir que tienen una pel¨ªcula que dentro de veinte a?os se ver¨¢ y se apreciar¨¢. Yo tengo m¨¢s de una".
Es una estrella de Hollywood, pero parece que la fama le ha respetado. "A lo mejor es que no les interesa mucho lo que hago". Reflexiona un momento y recuerda unas fotos que han sido publicadas hace poco en una revista del coraz¨®n espa?ola en las que se le vincula "con alguien de una forma que no es cierta". Tambi¨¦n una entrevista que le hicieron hace unos meses durante la promoci¨®n de Good en una revista brit¨¢nica, en la que reconoci¨® que le cansaban un poco las giras y que no ten¨ªa, de momento, ninguna perspectiva cinematogr¨¢fica. "En ning¨²n momento le dije que me retiraba, pero el entrevistador puso como titular Good and goodbye. Hay que aguantar eso y no prestarle mucha atenci¨®n. Los ¨²nicos momentos que pueden ser da?inos son los que afectan a tu familia o a tu pareja. Te llaman tus hermanos, tus primos, y te preguntan asombrados y tienes que explicarte. '?Pero lo dicen las revistas!', apuntan tus amigos. '?Vas a creer a la revista o a m¨ª?', les tengo que contestar". A pesar de todo, no se le nota enfadado; incluso rezuma un punto ir¨®nico.
Est¨¢ claro que Mortensen no elude ning¨²n tema. Y mucho menos el pol¨ªtico. Vot¨® a Barack Obama en las elecciones estadounidenses el pasado mes de noviembre, pero ya se le nota un tanto desilusionado. "No hay que olvidar nunca que el mejor presidente del mundo siempre tendr¨¢ entre sus prop¨®sitos m¨¢s importantes permanecer en el poder. Para Obama y su Gobierno, la reelecci¨®n de 2012 es fundamental, y para eso tienes que convencer a la gente de que te deje gobernar, que no pasa nada, que no te presten demasiada atenci¨®n. Todos los Gobiernos hacen lo mismo. Nunca hay que confiar del todo en los Gobiernos, nunca, nunca, nunca. En general me gusta el ejemplo de Obama, su forma de hablar, de mirar a los l¨ªderes de otros pa¨ªses, de otras culturas, de comunicar abiertamente, escuch¨¢ndoles, haci¨¦ndoles ver que ¨¦l no piensa que Estados Unidos es el ombligo del mundo. Es verdad que hay cierto optimismo, cierta elegancia, esperanza, todo eso es bueno y ha hecho cosas buenas ya. Pero si dice que va a cerrar Guant¨¢namo, que lo cierre; que va a salir de Irak, pues que salga. ?Que Irak es la guerra mala y Afganist¨¢n la buena? No".
Pero si hay un asunto que enerva especialmente a este actor neoyorquino es el de Israel. "Desde el establecimiento del Estado de Israel, todos los presidentes de Estados Unidos, todos, incluso Obama, mantienen una relaci¨®n superespecial, y eso es injusto y desequilibrado. Y hablar de eso es casi como un crimen. Si quieres combatir el terrorismo que proviene del fundamentalismo musulm¨¢n, que no tiene nada que ver con la religi¨®n musulmana o con el Cor¨¢n, hay que cambiar profundamente nuestra relaci¨®n con el Gobierno de Israel; no se trata de mandar m¨¢s fuerzas a Pakist¨¢n o centrarse en la seguridad de los aeropuertos. Obama nunca va a tratar de la misma manera a los vecinos de Israel, y ¨¦se es el problema m¨¢s grande cuando hablamos de terrorismo y de la situaci¨®n b¨¦lica en Oriente Pr¨®ximo. Se nota continuamente la injusticia, el desequilibrio, no tiene nada que ver con ser de derechas o de izquierdas, con ser jud¨ªo o no, tiene que ver con la justicia. En general, es un alivio que est¨¦ Obama en la presidencia de Estados Unidos, pero es muy grave hacer ciertas cosas. ?l tiene que decidir qu¨¦ es m¨¢s importante: ser reelegido o ser honesto. No necesariamente van juntas las dos cosas. Desgraciadamente. Ayudar al mundo o ser reelegido. En mi opini¨®n, despu¨¦s de comprobar lo de Israel, Guant¨¢namo o Irak, ¨¦l ya ha decidido".
La entrevista se acaba. Los 30 minutos iniciales que, seg¨²n sus agentes, no se pod¨ªan alargar a 40 han terminado en una animada y relajada conversaci¨®n de m¨¢s de una hora y que concluye con dos regalos a la entrevistadora. Son dos libros editados cuidadosamente, dos peque?as joyas: Antolog¨ªa de la nueva poes¨ªa argentina y Twelve the king, de Michael Blake. Viggo Mortensen es el editor.
'Good', la nueva pel¨ªcula protagonizada por Viggo Mortensen y dirigida por Vicente Amorim, se estrena el pr¨®ximo viernes, 22 de mayo.
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