La primavera de los zombis
Ahora que la primavera llega a Estados Unidos, los optimistas ven los brotes verdes de la recuperaci¨®n de la crisis financiera y la recesi¨®n. El mundo es muy distinto de como era la pasada primavera, cuando el Gobierno de Bush afirmaba una vez m¨¢s que ve¨ªa la "luz al final del t¨²nel". Las met¨¢foras y los Gobiernos han cambiado, pero, por lo visto, no el optimismo.
La buena noticia es que podr¨ªamos encontrarnos al final de la ca¨ªda libre. La tasa de descenso econ¨®mico se ha ralentizado. El fondo podr¨ªa estar cerca, quiz¨¢ a finales de a?o. Pero eso no significa que la econom¨ªa mundial se disponga a iniciar pronto una recuperaci¨®n s¨®lida. Tocar fondo no es raz¨®n para abandonar las fuertes medidas adoptadas para revitalizar la econom¨ªa mundial.
A pesar de algunos brotes primaverales, deber¨ªamos prepararnos para otro oscuro invierno
Esta recesi¨®n es compleja: una crisis econ¨®mica combinada con una crisis financiera. Antes de que se iniciara, los endeudados consumidores estadounidenses eran el motor del crecimiento mundial. Ese modelo se ha roto, y tardar¨¢ en ser sustituido, porque aunque se pudiera sanear los bancos estadounidenses, la riqueza de las familias est¨¢ por los suelos y los estadounidenses se endeudaban y consum¨ªan dando por hecho que el precio de sus casas subir¨ªa eternamente.
La ca¨ªda del cr¨¦dito empeor¨® las cosas, y las empresas, enfrentadas a unos altos costes de endeudamiento y a unos mercados en descenso, respondieron con rapidez recortando inventarios. Los pedidos cayeron bruscamente -de manera muy desproporcionada respecto al descenso del PIB-, y los pa¨ªses que depend¨ªan de los bienes de inversi¨®n y duraderos (gastos que pod¨ªan posponerse) se vieron especialmente golpeados.
Es probable que en algunas de estas ¨¢reas observemos una recuperaci¨®n respecto al m¨ªnimo alcanzado a finales de 2008 y comienzos de este a?o. Pero examinemos los fundamentos econ¨®micos: en Estados Unidos, los precios inmobiliarios siguen cayendo; millones de hogares pagan hipotecas sobrevaloradas que superan el precio de mercado; el desempleo aumenta, y cientos de miles de personas se acercan al final de sus 39 semanas de seguro de desempleo. Las administraciones estatales se ven obligadas a despedir a trabajadores a medida que los ingresos fiscales se desploman.
El sistema bancario ha sido sometido a una prueba para ver si est¨¢ adecuadamente capitalizado -una prueba de "resistencia" a la que no se ha aplicado estr¨¦s-, y algunos bancos no han podido superarla. Pero en lugar de aprovechar la oportunidad para recapitalizarse, quiz¨¢ con ayuda estatal, los bancos por lo visto prefieren responder a la japonesa: capear el temporal.
Los bancos zombis -muertos, pero que todav¨ªa caminan entre los vivos- est¨¢n, usando las inmortales palabras de Ed Kane, "apostando por la resurrecci¨®n". Repitiendo el desastre de las cajas de ahorro en la d¨¦cada de 1980, los bancos est¨¢n usando una contabilidad peligrosa (se les permit¨ªa, por ejemplo, mantener los activos desvalorizados en sus libros sin amortizarlos, con la falsa pretensi¨®n de que pod¨ªan retenerlos hasta su vencimiento y que de alg¨²n modo se volver¨ªan s¨®lidos). Peor a¨²n, se les est¨¢ permitiendo endeudarse a bajo precio con la Reserva Federal de Estados Unidos, respaldados por avales defectuosos, y al mismo tiempo asumir posiciones arriesgadas.
Algunos de los bancos registraron ganancias en el primer trimestre del a?o, basadas principalmente en trucos contables y beneficios de explotaci¨®n (l¨¦ase "especulaci¨®n"). Pero esto no va a hacer que la econom¨ªa eche a andar r¨¢pidamente. Y si las apuestas no salen bien, el coste para los contribuyentes estadounidenses ser¨¢ a¨²n mayor.
Tambi¨¦n el Gobierno estadounidense est¨¢ apostando por capear el temporal: las medidas tomadas por la Reserva Federal y los avales del Gobierno permiten a los bancos acceder a financiaci¨®n de bajo coste, y los tipos de inter¨¦s de los pr¨¦stamos siguen estando altos. Si no sucede nada serio -p¨¦rdidas en hipotecas, inmuebles comerciales, pr¨¦stamos empresariales y tarjetas de cr¨¦dito-, los bancos podr¨ªan salir del paso sin otra crisis. Dentro de unos a?os estar¨¢n recapitalizados y la econom¨ªa volver¨¢ a la normalidad. ?sta es la hip¨®tesis optimista.
Pero las experiencias en todo el mundo dan a entender que es una perspectiva arriesgada. Incluso si los bancos estuviesen saneados, el proceso de desapalancamiento y la p¨¦rdida de riqueza asociada significan que, con toda probabilidad, la econom¨ªa se mantendr¨¢ d¨¦bil. Y una econom¨ªa d¨¦bil significa, tambi¨¦n con toda probabilidad, m¨¢s p¨¦rdidas bancarias.
Los problemas no se circunscriben a Estados Unidos. Otros pa¨ªses (como Espa?a) padecen una crisis inmobiliaria. Europa del Este est¨¢ pasando apuros, que probablemente repercutir¨¢n en los bancos fuertemente endeudados de Europa occidental. En un mundo globalizado, los problemas en una parte del sistema reverberan r¨¢pidamente en las dem¨¢s.
En crisis anteriores, como la del este de Asia hace una d¨¦cada, la recuperaci¨®n fue r¨¢pida porque los pa¨ªses afectados pod¨ªan volver a la prosperidad mediante las exportaciones. Pero ¨¦sta es una recesi¨®n mundial sincr¨®nica. Am¨¦rica y Europa no pueden salir del bache agarr¨¢ndose a las exportaciones.
Arreglar el sistema financiero es necesario para la recuperaci¨®n, pero no basta con eso. La estrategia estadounidense para arreglar su sistema financiero es cara e injusta, porque recompensa a los mismos que causaron el caos econ¨®mico. Pero hay una alternativa que b¨¢sicamente significa seguir las normas de una econom¨ªa de mercado normal: una permuta financiera de deudas por capital social.
Con dicha permuta podr¨ªa restaurarse la confianza en el sistema bancario y podr¨ªa reanudarse el pr¨¦stamo sin o con muy pocos costes para el contribuyente. No es especialmente complicado y tampoco novedoso. Obviamente no gusta a los titulares de bonos, que preferir¨ªan un regalo del Gobierno. Pero hay usos mucho mejores para el dinero p¨²blico, como otra ronda de est¨ªmulos.
Toda recesi¨®n llega a su fin. La cuesti¨®n es cu¨¢nto durar¨¢ y qu¨¦ profundidad tendr¨¢ ¨¦sta. A pesar de algunos brotes primaverales, deber¨ªamos prepararnos para otro oscuro invierno: es hora de aplicar el plan B a la reestructuraci¨®n bancaria y de administrar otra dosis de medicina keynesiana.
Joseph E. Stiglitz es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Columbia y preside la Comisi¨®n de Expertos sobre reformas del sistema financiero y bancario internacional nombrada por el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas. Traducci¨®n de News Clips. ? Project Syndicate, 2009.
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