Brown castigar¨¢ los abusos de los diputados
El primer ministro de Reino Unido se compromete a investigar las ayudas p¨²blicas a los parlamentarios - Los laboristas se hunden en las encuestas electorales
Un Gordon Brown desesperado se comprometi¨® ayer a "investigar y disciplinar" a los diputados que hayan abusado del sistema de gastos de los Comunes, que se ver¨¢n obligados a devolver el dinero recibido en exceso. "No descarto ning¨²n tipo de sanci¨®n", a?adi¨®, porque sabe que esa devoluci¨®n no basta para calmar al p¨²blico.
El primer ministro intent¨® as¨ª, a trav¨¦s de un art¨ªculo en el tabloide News of The World, atemperar a una opini¨®n p¨²blica indignada y que amenaza con refugiarse en el extremismo pol¨ªtico. A juzgar por la reacci¨®n de algunos lectores, Brown no convenci¨®. "Gordon, a ver si tienes las pelotas de convocar unas elecciones ahora, para que podamos resolver este problema ahora, pero apuesto a que no lo har¨¢s, gallina", le contesta un lector en la p¨¢gina web del diario. La petici¨®n de elecciones anticipadas es un denominador com¨²n de muchos comentarios.
Los ciudadanos no ocultan su indignaci¨®n con la clase pol¨ªtica
La oficina de una diputada recibi¨® un ladrillazo en una ventana
Los expertos creen que se trata de un problema de ¨¦tica, no de corrupci¨®n
Los sondeos dan a los conservadores una ventaja de 19 puntos
Pero el primer ministro no va a adelantar las generales. Primero, porque las perder¨ªa por goleada. Segundo, porque se convertir¨ªan en una plataforma para partidos extremistas como el ultranacionalista y antieuropeo UKIP o el xen¨®fobo Partido Nacional Brit¨¢nico, el equivalente del Frente Nacional franc¨¦s. Y, tercero, porque cree que ese desahogo, ese castigo a la clase pol¨ªtica, es mejor que se produzca en unas elecciones locales y europeas que en unas generales, entre otras cosas porque as¨ª tambi¨¦n afectar¨¢ a los tories.
Una encuesta de estos d¨ªas otorgaba a los conservadores un 41% del voto y a los laboristas un 22% en unas generales, pero recortaba esos datos al 28% y al 19% respectivamente en unas elecciones europeas.
Los brit¨¢nicos est¨¢n indignados con su clase pol¨ªtica. Hay incluso cierta tensi¨®n. "Puedo imaginar a gente corriente yendo por ah¨ª con pistolas y disparando contra los diputados. Yo misma estoy tentada de disparar al presidente de los Comunes", dec¨ªa en Bracknell (Yorkshire) una pensionista citada por The Guardian. En Bromsgrove, al sur de Birmingham, alguien lanz¨® un ladrillo contra una ventana de la oficina de la diputada conservadora Julie Kirkbride. El tambi¨¦n conservador Alan Duncan recibi¨® unas flores en forma de libra esterlina, una manera de recordarle que se hab¨ªa arreglado el jard¨ªn a costa de los contribuyentes.
En Question Time, el debate pol¨ªtico de los jueves por la noche en la BBC, el ex l¨ªder liberal-dem¨®crata Menzies Campbell y la ministra laborista Margaret Beckett fueron abucheados por un p¨²blico muy hostil. Con 3,8 millones de espectadores, fue la edici¨®n con mayor audiencia en 30 a?os, superando los 3,4 millones de espectadores en v¨ªsperas de la guerra de Irak, lo que da una idea cabal del inter¨¦s desatado por esta crisis.
A juicio de Alan Doig, profesor de Servicios P¨²blicos de la Teesside Business School y experto en fraude y corrupci¨®n, "la gente siempre est¨¢ descontenta con los pol¨ªticos porque lo que les importa no es el proceso pol¨ªtico, sino el resultado: que funcione la sanidad y la educaci¨®n". Pero el enfado es esta vez excepcional "porque afecta a todos los partidos y no estamos hablando de corrupci¨®n en contratos o de amiguismo, sino de cosas con las que se identifica el p¨²blico como comprar comida, muebles, etc¨¦tera".
"Primero, es un asunto colectivo; segundo, est¨¢ la naturaleza de las acusaciones, las historias de las piscinas, las pistas de tenis, cosas que la gente no puede permitirse y que va a da?ar la imagen de los pol¨ªticos; y el tercer problema es la respuesta de los diputados, el llanto colectivo en televisi¨®n de que no han incumplido las normas. Si sab¨ªan que las normas eran un problema, ?por qu¨¦ las segu¨ªan? Si las reglas no eran ¨¦ticas, no deber¨ªas haberlo hecho", a?ade el citado profesor de Servicios P¨²blicos.
"?Por qu¨¦ han abusado del sistema?", se pregunta Doig. "Porque pod¨ªan. Mientras cumplieran las reglas. Pero eso no es ¨¦tico. Esta gente ha crecido en la era del thacherismo y creen que ganar dinero a trav¨¦s del sistema es perfectamente aceptable siempre que se cumplan las normas. Lo mismo los conservadores que los laboristas. Son gente de la cultura del secularismo, del materialismo, de ce?irse a las reglas... No es la cultura del viejo sistema, de la gente de mi generaci¨®n, que creci¨® con la Iglesia, la escuela, la familia. Esta gente no tiene fronteras ¨¦ticas muy s¨®lidas".
La gente de la calle cree que los abusos de los diputados son comparables a enga?ar para recibir m¨¢s ayudas sociales y por tanto no basta con que las devuelvan: han de recibir un castigo. "Si a m¨ª me pillan robando en un comercio no basta con que devuelva lo robado. Puedo ir a la c¨¢rcel", subraya mucha gente de la calle.
Pero, aunque la polic¨ªa no descarta investigaciones criminales -por ejemplo, a los que exig¨ªan la devoluci¨®n de intereses de una hipoteca que ya estaba saldada o nunca existi¨®- los expertos creen que se trata m¨¢s de un problema de ¨¦tica que de corrupci¨®n. "La gran diferencia entre esto y los esc¨¢ndalos que vimos en Espa?a e Italia en los noventa, o los que a¨²n vemos ahora en Espa?a en el sector de la construcci¨®n, es que aqu¨ª se trata de diputados que presentan unos gastos m¨¢s generosos de lo que la mayor¨ªa de le gente considera razonable mientras que en el caso espa?ol y en el italiano hemos visto intereses privados dando dinero a los pol¨ªticos a cambio de favores", observa el profesor Jonathan Hopkin, profesor de Pol¨ªtica Comparada de la Jonson School of Economics (LSE).
"Corrupci¨®n normalmente incluye la toma de decisiones para beneficiar a privados cambiando decisiones pol¨ªticas. Esto no es realmente corrupci¨®n porque no se ha cambiado legislaci¨®n a cambio de dinero como ocurre en Espa?a cuando se recalifica un terreno y alguien hace mucho dinero", opina Hopkin. "Esto no es deshonesto, en el sentido criminal, pero no es ¨¦tico. Yo lo llamar¨ªa corrupci¨®n moral. Muestra a una instituci¨®n colectivamente m¨¢s interesada en s¨ª misma que en el inter¨¦s p¨²blico", coincide Doig.
Dinero p¨²blico para piscinas privadas
Los diputados de los Comunes tienen un sueldo de 72.000 euros anuales que consideran insuficiente porque, dadas las caracter¨ªsticas del sistema pol¨ªtico brit¨¢nico, necesitan dos domicilios: uno en el siempre car¨ªsimo Londres, donde de lunes a jueves asisten a las sesiones del Parlamento, y otro en su circunscripci¨®n, donde atienden a sus electores.
Desde siempre, los sucesivos Gobiernos se han resistido a corregir esa supuesta insuficiencia y desde hace m¨¢s de 30 a?os los diputados tienen derecho a cobrar del Estado una parte de los gastos que les ocasiona tener un segundo domicilio. Tienen un tope de gastos de 27.000 euros, la mitad si su circunscripci¨®n es Londres.
El problema es que esos gastos se han convertido en un complemento casi autom¨¢tico del sueldo y muchos diputados lo ¨²nico que hacen es buscar recibos con los que reclamar la devoluci¨®n de sus gastos a cargo del Estado: intereses de hipoteca, alquileres, muebles, limpieza, etc¨¦tera. Eso ha dado paso a claros abusos, desde cobrar gastos suntuosos que nada tienen que ver con la actividad parlamentaria -limpiar la piscina, arreglar la pista de tenis, adquirir caros muebles de dise?o- hasta ir cambiando la residencia designada como secundaria para as¨ª ir maximizando ingresos o simplemente cargar gastos inexistentes, como los intereses de una hipoteca que ya ha sido saldada o declarar el mismo gasto dos veces en los casos de parejas de diputados o de diputados que comparten el mismo piso en Londres, como hacen los del Sinn Fein.
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