Circos s¨ª, pero sin animales

A¨²n hay circos que ofrecen espect¨¢culos con animales, como el que est¨¢ ahora en Santiago.

Detr¨¢s de esas funciones se esconde la tortura. Para conseguir que un oso con falda ande en bicicleta, un elefante haga piruetas, o un tigre atraviese un aro de fuego, los domadores utilizan l¨¢tigos, collares de ahorcar, instrumentos para picar el¨¦ctricos, ganchos de metal, barras de hierro, estacas con pinchos y el condicionamiento del hambre. Los domadores no son sus amigos, son sus torturadores.

Estas actividades forzadas y deprimentes est¨¢n precedidas por un entrenamiento bajo condiciones de crueldad y terror que vulnera sus patrones naturales de conducta y sus derechos a vivir en libertad en su medio. Los animales act¨²an por el miedo ante la visi¨®n del l¨¢tigo y las palizas que asocian al mismo.

Con los elefantes, se utiliza un instrumento met¨¢lico de dos puntas que se les clava detr¨¢s de las orejas, en la panza, en las plantas de los pies, bajo el ment¨®n, dentro de la boca y otras zonas del rostro o en los genitales. Para dominar a los osos se les coloca un aro y una cadena de hierro que les perfora el hocico.

El dominio no es bajo susurro, es fruto de la tortura despu¨¦s de largos viajes que responden a la necesidad de maximizar la cantidad de espect¨¢culos de la empresa, independientemente de las necesidades de los animales, que viven en jaulas.

Los pa¨ªses que proh¨ªben circos con animales van en aumento: Canad¨¢, Finlandia, Suiza, Suecia, Dinamarca, y muchas ciudades como R¨ªo de Janeiro o Barcelona. Hay v¨ªdeos en la Red que nos abrir¨¢n los ojos. Faltamos nosotros.