La furia de los matices
Hay muchas divisiones en el mundo pero ninguna tan grande como la que separa, en la literatura espa?ola, a los poetas de la experiencia de los poetas del conocimiento: el abismo entre unos y otros es infranqueable. La muerte de Mario Benedetti, un poeta de los del lado de la experiencia, ha levantado en el espacio p¨²blico tan s¨®lo una ligera pol¨¦mica -por unos comentarios que hizo Antonio Gamoneda- que no revela, ni de lejos, la hondura de las desavenencias.
Es una guerra sin cuartel en que los generales de ambos bandos son capaces de provocar una batalla por la colocaci¨®n de una coma. Si a los poetas de la experiencia se les nota enseguida el olor del asfalto, pues tratan de la calle y de lo que acontece en sus cercan¨ªas, a los otros es f¨¢cil reconocerlos porque llevan los pelos desordenados tras precipitarse en las honduras de lo insondable, pues procuran explorar lo desconocido. A los primeros no les importa que sus versos tengan el chunda chunda del que abusan los cantautores, mientras que los otros prefieren frecuentar los p¨¢ramos helados de la desnudez expresiva. Unos son m¨¢s populares; los del conocimiento se dice que son m¨¢s elitistas. Si unos procuran comprometerse con su tiempo, los otros s¨®lo lo hacen con la literatura.
Todo esto no es m¨¢s que una burda caricatura, pero si frecuentan a poetas que escriban en espa?ol, por si acaso no digan nada. Y es que si se les escapa un nombre inapropiado en la morada de unos (o de los otros) es posible que salten por los aires y queden hechos un gui?apo. Si las circunstancias lo obligan a pronunciarse, v¨¢yase muy lejos, por lo menos hasta Homero, aunque seguro que unos preferir¨¢n la austeridad de la Iliada y los otros suspirar¨¢n por el punto aventurero de la Odisea.
Dec¨ªa Oscar Wilde para refutar el mito de la objetividad que "s¨®lo podemos dar realmente una opini¨®n sin prejuicios cuando se trata de cosas que no nos interesan, y ¨¦sta es, sin duda, la raz¨®n de que la cr¨ªtica carente de prejuicios carezca por completo de valor". Por lo que respecta a la poes¨ªa espa?ola, Wilde puede estar tranquilo. El valor que se le da a la poes¨ªa es inmenso pues inmensa es la furia con que se aplican, unos y otros, en destruir al contrario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.