El Madrid se gusta

Sin problemas. Ante un Joventut que no dio la talla, el Madrid ya est¨¢ en semifinales, donde le espera el Tau, harina de otro costal. En el partido definitivo encontr¨® tan poca resistencia como en el primero, por lo que el resultado fue parecido. Una superioridad incuestionable basada tanto en su s¨®lido ejercicio como en una versi¨®n muy descafeinada de los verdinegros, que volvieron a reproducir uno por uno todos los defectos que mostraron en el encuentro que abri¨® la serie. Una blandura defensiva impropia en estas alturas de competici¨®n, sobre todo cerca de canasta, el empecinamiento en arreglar sus problemas a base de triples y Ricky Rubio bajo m¨ªnimos. Ante tanta galanter¨ªa, el Madrid pudo hasta gustarse, lo que nunca est¨¢ de m¨¢s de cara al desaf¨ªo que le espera en unos d¨ªas. Despu¨¦s de una primera acci¨®n excelente de Ricky que dio una gran asistencia, el partido cogi¨® un rumbo que no abandon¨® jam¨¢s. El Madrid, tan dado a la ciclotimia, mantuvo unas constantes en intensidad y control del ritmo de juego, muy bien representadas por Raul L¨®pez, que lo mismo se tiraba a la primera fila para atrapar un bal¨®n como pon¨ªa todas sus neuronas en actividad para que sus compa?eros se moviesen con fluidez. En contrapartida, el Joventut nunca supo muy bien a qu¨¦ jugar. La ¨²nica v¨ªa de supervivencia que tiene este equipo pasa porque la eficacia defensiva genere velocidad en la transici¨®n y evite el cuerpo a cuerpo, pues para eso le faltan demasiadas cosas. Lastrados por una defensa bastante lejos de considerarse agresiva y con muy poca punter¨ªa, nunca lograron que el partido se descontrolase, por lo que quedaron expuestos ante un equipo que tiene m¨¢s y mejores armas para jugar dentro de la ortodoxia. Cualquiera lo dir¨ªa trat¨¢ndose del Madrid, pero en comparaci¨®n, parec¨ªan un conjunto gran¨ªtico.

El debate por lo tanto no existi¨®. El dominio en el juego y en el marcador fue siempre blanco, m¨¢s a¨²n cuando se confirmaron dos cosas. Una, que Felipe Reyes, muy limitado en Badalona, hac¨ªa acto de presencia como acostumbra. Otra, que Ricky Rubio, en su posible ¨²ltimo partido por estos lares, andaba muy ofuscado. Dej¨® alguna que otra perla pero en general casi nunca estuvo acertado ni en las decisiones ni tampoco en las ejecuciones. Con este panorama, el camino no pod¨ªa ser otro que el Madrid aumentando poco a poco su diferencia, que ya en el descanso se volvi¨® expeditiva (44-28) y a poco de comenzar el tercer cuarto lleg¨® a ser definitiva (53-35). Superioridad aplastante en los rebotes (40-25, con 13 ofensivos) mayor aporte de la segunda unidad, m¨¢s puntos en contraataques propiciados por su agresiva defensa y Bullock para poner elegancia. Al otro lado, Bodganovic y algo de Rivas. Demasiado poco.

Como ocurre siempre en una serie eliminatoria, a cada equipo se le abre un camino diferente. El Joventut afronta otro verano complicado con la probable marcha de Rubio. Tiene gente joven en la que apoyarse, pero resulta hasta cruel su destino de equipo formador y luego perdedor de grandes jugadores. El Madrid, por su parte, viaja a Vitoria reforzado, pero la endeblez de su adversario en cuartos no da para grandes conclusiones. Al menos, el fantasma de una pronta eliminaci¨®n ha desaparecido. Algo es algo.