La UE y el clima
Est¨¢ previsto que a finales de a?o se celebre en Copenhague, en el seno de la ONU, una cumbre decisiva sobre el cambio clim¨¢tico (CC). All¨ª se intentar¨¢ un acuerdo global de reducciones de gases de efecto invernadero que defina un horizonte pos-Kioto (a?o 2012). Antes, en julio, 17 de las mayores econom¨ªas mundiales -las m¨¢s contaminantes- se reunir¨¢n en Italia para facilitar ese acuerdo.
El debate sobre el CC ha abandonado ya los circuitos especializados para instalarse, afortunadamente, en el conjunto de la sociedad, que lo empieza a considerar un problema central de la humanidad. A ello ha contribuido, adem¨¢s de las aportaciones de los cient¨ªficos, el cambio de actitud de la Administraci¨®n Obama. Hace pocas semanas, la Agencia de Protecci¨®n Medioambiental de EE UU (EPA, en sus siglas inglesas) declar¨® que el di¨®xido de carbono, junto con otros cinco gases contaminantes, supone una seria amenaza contra la salud. La EPA dice que "en las actuales circunstancias, la conclusi¨®n de que los gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera suponen un peligro para la salud y el bienestar p¨²blico es convincente y apabullante. Las demostraciones cient¨ªficas que se describen en este informe son el producto de d¨¦cadas de investigaciones por parte de miles de cient¨ªficos".
El cambio clim¨¢tico como producto de la acci¨®n del hombre. La derecha abandona el negacionismo
Estas tesis corrigen las doctrinas negacionistas de los neocons sobre el CC, que tuvieron su principal manifestaci¨®n en el hecho de que Bush abandon¨® la Casa Blanca sin ratificar el Protocolo de Kioto. Ya s¨®lo una minor¨ªa muy ideologizada (como el presidente checo V¨¢clav Klaus o Aznar) sigue sin reconocer el CC como producto de la acci¨®n del hombre y plantea el falso dilema de dedicar los recursos escasos del planeta a otros problemas aparentemente m¨¢s urgentes (lucha contra el terrorismo, ayuda al desarrollo, malaria, sida, etc¨¦tera). A estas alturas, existe un consenso en que el CC no debe tratarse como una posibilidad de elecci¨®n entre varias alternativas, sino como un fallo de mercado, teniendo en cuenta sus caracter¨ªsticas m¨¢s negativas: globalidad, largo plazo, incertidumbre e irreversibilidad de sus efectos.
Por ello es muy positivo comprobar que si hay un asunto en el que coinciden b¨¢sicamente los programas del PSOE y el PP para las elecciones europeas es en la lucha contra el CC, con distintas graduaciones: mientras los socialistas querr¨ªan que Europa asumiese una reducci¨®n de emisiones contaminantes entre el 30% y el 40% en el horizonte del a?o 2020, los populares quieren hacer efectivo el cumplimiento de la reducci¨®n del 20% ya aprobada (con un 20% de energ¨ªas renovables y ahorrando otro 20% de la energ¨ªa consumida), olvidando los cantos de sirena de los que entienden que el CC ser¨¢ algo que s¨®lo afectar¨¢ a nuestros tataranietos.
No hay que olvidar que si la cumbre de Copenhague llega a un acuerdo, la postura europea habr¨¢ de instrumentarse en 2010. Es decir, cuando Espa?a asume la presidencia de la UE. -
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