Tres hombres asaltan a tiros y a plena luz del d¨ªa un centro comercial
Un vigilante, al que le robaron el rev¨®lver, y una mujer resultan herido s en el tiroteo
Pilar y su hermana, desde la peluquer¨ªa que est¨¢ enfrente del Banco de Santander, a¨²n tartamudeaban cuando hac¨ªan memoria, ya de noche. Para entonces ya hab¨ªan echado el cierre met¨¢lico del establecimiento y las nubes de p¨®lvora empezaban a disiparse gracias a los potentes extractores de humo. "Han empezado a sonar tiros y m¨¢s tiros y gritos y m¨¢s gritos", recordaban mientras asomaban la nariz para contar los casquillos esparcidos por los pasillos del centro comercial Isla Azul, en un conf¨ªn del distrito de Carabanchel y el mayor de Madrid, con 180 tiendas. Trece balas acordonadas artesanalmente con una cinta de esparadrapo por todo tipo de agentes de polic¨ªa desplazados al lugar. Las cruces y l¨ªneas trazadas con tiza, delimitaban el escenario en el que dos personas hab¨ªan sido heridas a balazos a plena luz del d¨ªa en una gran superficie abarrotada de gente.
"A las siete menos cuarto de la tarde, con el sol a¨²n en diagonal, tres individuos que hab¨ªan llegado all¨ª en moto aguardaban, manos en el bolsillo, mientras miraban los escaparates. Hac¨ªan tiempo. Esperaban a tres guardias de seguridad de Prosegur con sus correspondientes sacas de dinero. Uno de los vigilantes se qued¨® en el furg¨®n. Otro, en la puerta. El tercero recogi¨® el dinero, como cada semana. En ese momento los tres atracadores empezaron a abrir fuego. Le alcanzaron con tres balazos. Uno le entr¨® por la espalda y le sali¨® por el abdomen. Otro, le hizo astillas la r¨®tula. Un tercero, le roz¨® la coronilla dejando una herida sangrante en el cr¨¢neo. El vigilante, F. J. Serrano, de 44 a?os, fue operado de urgencia ayer en el hospital Doce de Octubre. Con ¨¦xito, parece, aunque su estado era grave, seg¨²n estimaci¨®n del Samur, que tan s¨®lo tard¨® 10 minutos en llegar a la zona.
"?Bomba, una bomba!" era el mensaje que viajaba desde el restaurante de Rodilla hasta el Taco Bell. La gente corr¨ªa en desbandada. S¨®lo una de las j¨®venes farmac¨¦uticas, cuyo novio es cazador, hizo una sabia sentencia: "Son disparos". Algo bastante sorprendente en el lugar, en el que ya ha habido ri?as y atracos menores, pero nunca tiros. Eso, a pesar de que el encargado de una de las tiendas moviese la cabeza con tristeza antes de dar su diagn¨®stico: "Esto es el Bronx".
Mientras los tiros rebotaban en el pulido suelo y la m¨²sica neutra se deten¨ªa de golpe, una mujer, "una clienta", se daba cuenta de que algo muy doloroso le hab¨ªa atravesado la planta del pie. Era una bala perdida. Julia, que as¨ª se llamaba la mujer, fue ingresada de urgencia con un fuerte ataque de nervios. Estaba comprando con su marido y su hijo, bastante peque?o seg¨²n los testigos, que le describen poniendo en horizontal la mano a la altura de la cadera. Julia fue dada de alta ayer mismo por la noche y colabor¨® con la polic¨ªa, aunque la remiti¨® a su marido: "Ellos se han enterado de todo much¨ªsimo mejor que yo, que me han dado".Sin embargo, no consiguieron llevarse el dinero. As¨ª que su delito se reduce a "atraco en nivel de tentativa". Dos de ellos escaparon. Un tercero, seg¨²n precisi¨®n policial de nacionalidad argentina, fue detenido. Le dio tiempo a subir las escaleras mec¨¢nicas, a sembrar el p¨¢nico en el lugar, a multiplicar los relatos de miedo ("?Creo que ha habido dos muertos y un herido grave!") y a meterse en un gran almac¨¦n de ropa deportiva. Despu¨¦s, lo atraparon. Los dos atracadores restantes, los fugados, se supone que durante la noche estaban amenazados por una malla de seguridad organizada por la Polic¨ªa Nacional.
F. J. Serrano, el vigilante herido, fue atendido all¨ª mismo por los facultativos del Samur, que apreciaron que ten¨ªa el abdomen "duro", esto es, que exist¨ªa una gran posibilidad de que padeciera una hemorragia interna. El herido fue auxiliado en un primer momento con alcohol y algod¨®n que se pidi¨® en una farmacia del centro comercial que est¨¢ a unos 20 metros del banco. Estuvo bastante tiempo inmovilizado hasta que se le llev¨® al hospital. A la mujer, en cambio, la trasladaron muy deprisa dada la levedad de sus heridas. Julia, la herida, ingres¨® en Urgencia y fue dada de alta a las pocas horas, pasando la noche ya en su domicilio.
Durante algunas horas el centro comercial permaneci¨® abierto en el resto de alas no afectadas por el suceso. Pero un desasosegante rumor se fue extendiendo hasta la planta superior, donde est¨¢n los cines: "?Uno de los atracadores se ha hecho fuerte en el aparcamiento!". "El bulo", seg¨²n la polic¨ªa, cay¨® por su propio peso porque los atracadores "huyeron de inmediato" en sus motos.
Pilar y su hermana, las peluqueras, recuerdan haber visto desde su cristalera dos pistolas en el suelo. Olvidadas. Una, un arma corta y negra. La otra, un grueso rev¨®lver. ?sta pertenec¨ªa al vigilante. Al comenzar el atraco los tres hombres le hab¨ªan arrebatado el arma. De hecho, seg¨²n la polic¨ªa, todos los disparos los hicieron los atracadores. T¨¦cnicamente, pues, no hubo tiroteo.
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