Las palabras de la tribu
En Venezuela, Bolivia y Ecuador se hallan en curso procesos de renovaci¨®n de la clase dirigente, que sus protagonistas llaman revolucionarios, y que tienen como objetivo un nuevo reparto del poder y, con ello, de la riqueza. En los tres casos, Hugo Ch¨¢vez en Caracas, Evo Morales en La Paz, y Rafael Correa en Quito, se encontraron al ser democr¨¢ticamente elegidos y reelegidos a la jefatura del Estado con una gran mayor¨ªa de medios de comunicaci¨®n -papel, voz e imagen- unilateralmente contrarios a que nada fundamental cambiara en la gobernaci¨®n del pa¨ªs.
Los requisitos para la guerra a los medios estaban dados. Pero mientras que la oposici¨®n, en la que todo cabe desde la izquierda que niega que el poder sea tambi¨¦n de izquierda, especialmente en Venezuela, a la derecha profund¨ªsima dispuesta a lo que sea, equitativamente repartida entre las tres sociedades, maneja la palabra o a lo sumo la manifestaci¨®n y la huelga contra las pretensiones del Gobierno, ¨¦ste cuenta con recursos incomparablemente m¨¢s dr¨¢sticos, que van desde la muerte administrativa de los medios a la dispensaci¨®n de la violencia contra todos los que se opongan.
Morales dec¨ªa que sus pueblos luchaban por una segunda independencia, pero hay un salto atr¨¢s
La frontera entre la palabra, a¨²n con la amenaza blandida desde el poder, y el recurso a la fuerza, de la que el Estado quiere ser el ¨²nico usuario, no se ha vulnerado todav¨ªa, pero la prognosis no puede ser optimista.
En marzo de 2008, cuando una incursi¨®n militar colombiana dio muerte a un jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano, el presidente Ch¨¢vez le dijo a su ministro de Defensa que "le moviera unos tanques a la frontera con Colombia", probablemente ajeno a lo que implicaban sus palabras. El chavismo espa?ol adscrib¨ªa esa forma de hablar al dominio de lo popular, caribe?o, directo, al gracejo natural del l¨ªder. Visiones no hagiogr¨¢ficas resaltaban, sin embargo, la terminolog¨ªa patrimonial de quien se siente m¨¢s que presidente, amo del cotarro; con sus tanques, la est¨¦tica presidencial denotaba tambi¨¦n una ¨¦tica.
En agosto siguiente, aparte de escanciar a la oposici¨®n de insultos, Ch¨¢vez culminaba un discurso haciendo saber que ¨¦l y s¨®lo ¨¦l "era la ley y el Estado"; lo que cada d¨ªa se acerca m¨¢s a la verdad. Pero aunque los ejemplos se han repetido en los ¨²ltimos meses, las palabras de la tribu a¨²n no garantizaban lo irreparable. En Bolivia, la oposici¨®n, centrada en el n¨²cleo rebelde de Santa Cruz, se ha visto envuelta en graves escaramuzas con el poder, y un informe de un organismo latinoamericano culpaba a sus dirigentes de la muerte de un grupo de campesinos del MAS, partido del presidente Morales. Pero, pese a ello, la guerra sigue siendo b¨¢sicamente de palabra y amenaza. Y donde la tensi¨®n, aunque en aumento, parece hoy m¨¢s controlable es en Ecuador.
El clima de violencia est¨¢ aproximando, sin embargo, a los tres mandatarios en una escalada en la que parece como si se animaran entre s¨ª a cortar el nudo gordiano de sus problemas. As¨ª, Morales y Correa se sumaban ayer a Ch¨¢vez en Caracas para jalearle en su ¨²ltima batalla contra los medios, notablemente Globovisi¨®n, la televisi¨®n que sigue haciendo fuerte cr¨ªtica del presidente, pese a que en esa tarea se va quedando progresivamente sola.
El presidente de Ecuador, que no ha dejado de mantener alguna distancia con el venezolano, advert¨ªa que cuando presida UNASUR, agrupaci¨®n de Estados de Am¨¦rica del Sur, impulsar¨¢ medidas contra los medios que calificaba de "corruptos"; aunque no est¨¢ claro por qu¨¦ hab¨ªa de esperar a una presidencia protocolaria y rotativa, y menos a¨²n que le fuera a hacer caso mucha gente fuera de su pa¨ªs, junto a que no es para eso para lo que el presidente brasile?o Lula promovi¨® la organizaci¨®n.
Y Morales, rivalizando con sus pares, se encomendaba a una pr¨®xima cita con la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa y are¨®pago de la prensa continental) para exponer sus quejas contra unos medios a los que tachaba igualmente de corrupci¨®n y mal uso de la libertad.
?Es posible el cambio de estructuras de poder respetando las libertades? ?Qu¨¦ cuenta m¨¢s para la opini¨®n, la Sanidad cubana que en un tiempo fue la mejor de Am¨¦rica Latina o la democracia, ahora que no tienen ni la una ni la otra?
El presidente boliviano dec¨ªa que sus pueblos luchaban por una segunda independencia a los 200 a?os de la primera; pero no hay independencia sino un salto atr¨¢s, sin libertad de expresi¨®n; aunque sea para maltratar al poder.
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