Los misterios de Jos¨¦ Tom¨¢s
El descubridor y primer apoderado de Jos¨¦ Tom¨¢s, Antonio Corbacho, ha estado convencido siempre del paralelismo existente entre la filosof¨ªa de vida de los guerreros samur¨¢is y los toreros. Cree firmemente en el bushido, el arte de la estrategia, el camino del guerrero, el c¨®digo que ense?a al samur¨¢i a tener una visi¨®n positiva de la realidad y no mostrar temor a nada, ni siquiera a la muerte.
Cuando Tom¨¢s no era m¨¢s que un adolescente, Corbacho le infundi¨® el culto por la figura del samur¨¢i, los se?ores de la guerra que buscan la felicidad de forma completa, plena y maravillosa, idealizan el honor, creen que el valor heroico no es ciego, sino inteligente y fuerte, y rinden absoluta fidelidad al emperador.
"Paso tanto miedo, que me gustar¨ªa desaparecer algunos d¨ªas de corrida"
Como torero es el m¨¢s p¨²blico del escalaf¨®n. Busca el triunfo y la pureza con aut¨¦ntica desesperaci¨®n
As¨ª, el incipiente aspirante a torero cre¨® su propio c¨®digo ¨¦tico, su propio bushido, en el que el emperador es el toro, al que venera y respeta como contrario, aunque en ello le vaya la vida.
"?ste es el concepto que yo he intentado transmitir: que amando mucho la vida, la desprecie, si hace falta, ante el toro", dec¨ªa hace unos a?os Antonio Corbacho, quien hoy prefiere guardar un comprensible silencio sobre el torero y dedicarse por completo a otro "samur¨¢i", Alejandro Talavante, cuya carrera dirige.
Pero su teor¨ªa va m¨¢s all¨¢: los toreros no tienen cuerpo. Juan Belmonte dec¨ªa que hay que torear libr¨¢ndose del cuerpo, que es el sustento del esp¨ªritu, pero el que manda es el esp¨ªritu; tiempo despu¨¦s, ser¨ªa Curro Romero quien cerrar¨ªa el c¨ªrculo filos¨®fico: "Cuanto m¨¢s asentadas est¨¢n las plantas de los pies, m¨¢s se siente la sensaci¨®n de que te vuela el cuerpo".
Y Jos¨¦ Tomas se hizo torero, un grandioso torero, que cambi¨® la armadura del guerrero por el traje de luces; fue proclamado h¨¦roe revolucionario, se ha convertido en leyenda, ha convulsionado la fiesta de los toros y es el primer torero desde hace muchos a?os que consigue que la tauromaquia no sea s¨®lo un asunto exclusivo de los aficionados.
Posiblemente, nunca se sabr¨¢ la influencia que en su vida ha tenido el bushido, o si ¨¦l mismo naci¨® ya samur¨¢i aut¨¦ntico, aunque viera la luz en el pueblo madrile?o de Galapagar. "Se ha llegado a decir", declar¨® en M¨¦xico, "que salgo a la plaza para que me mate un toro, y ¨¦sa es una de las barbaridades m¨¢s grandes que he escuchado; yo toreo para vivir y no para morir".
Lo cierto, sin embargo, es que Jos¨¦ Tom¨¢s ha dado pruebas inequ¨ªvocas de que no conoce el miedo, de que posee un escalofriante y, a veces, temerario valor; que prescinde del cuerpo y parece olvidarse de s¨ª mismo ante el toro, que pisa unos terrenos inveros¨ªmiles con una quietud escalofriante y, al mismo tiempo, con serenidad, con temple y solemnidad. Hace ya alg¨²n tiempo le preguntaron: "?Pasas miedo?", y contest¨®: "?Que si paso miedo? Paso much¨ªsimo miedo. Tanto, que me gustar¨ªa desaparecer algunos d¨ªas de corrida. Belmonte dec¨ªa que en los patios de cuadrillas ning¨²n torero firmar¨ªa un contrato, y es verdad; si supiesen qu¨¦ ratos se pasan all¨ª; todos quieren saludarte y desearte suerte, y t¨² lo que querr¨ªas es poder desaparecer...".
A pesar de este rasgo de humanidad, Jos¨¦ Tom¨¢s es algo m¨¢s que un guerrero; algo m¨¢s que un asiduo visitante de las enfermer¨ªas, con la piel traspasada y tatuada por tantos pitones certeros en tardes de percances inolvidables. Tom¨¢s es algo m¨¢s que un provocador de sensaciones, en las que el dramatismo encoge los corazones en una mezcla extra?a de morbo, emoci¨®n, pasi¨®n, angustia, delirio, entusiasmo y sobrecogimiento.
Jos¨¦ Tom¨¢s es un torero de ¨¦poca, un arque¨®logo de la pureza, un virtuoso del toreo, capaz de emocionar no s¨®lo por su valor infinito, sino por su concepci¨®n art¨ªstica de la lidia. Es un compendio de torer¨ªa, vibrante y emotivo, cuando lancea a la ver¨®nica cl¨¢sica y cadenciosa, cuando cita por chicuelinas y permite que el bufido de su oponente le alcance hasta el t¨ªmpano, cuando se echa el capote a la espalda y la gaonera es un ?ay! colectivo porque el roce del pit¨®n le enciende la taleguilla... Es Tom¨¢s un artista excelso cuando, muleta en mano, se despoja del miedo, lo traslada a los tendidos y consigue que todos piensen en su cuerpo menos ¨¦l, s¨®lo absorto en ocupar y conquistar los terrenos de su oponente, y crear, as¨ª, la belleza de interminables tandas de muletazos poderosos, ce?idos, aut¨¦nticos, desbordantes de hondura, especialmente por naturales, en los que ha llegado a alcanzar la perfecci¨®n so?ada. Es un torero, en fin, capaz de protagonizar faenas dram¨¢ticas por el valor, y solemnes por su empaque y se?or¨ªo.
Pero, como figura de ¨¦poca que es, provoca la controversia permanente entre los que le siguen como el gran mes¨ªas, y quienes prefieren un tipo de toreo m¨¢s reposado ponen en duda su t¨¦cnica y rechazan su supuesto tremendismo, que hace que sufra volteretas casi todas las tardes.
De todos modos, el guerrero y el artista se funden en una personalidad misteriosa, herm¨¦tica y enigm¨¢tica, escondido del mundo, en silencio, sin focos, sin c¨¢mara. Nadie sabe d¨®nde est¨¢, no habla, no se le ve, no se le oye. A veces, una t¨ªmida sonrisa, pocas veces, y siempre ese semblante serio, grave y solemne. ?Qui¨¦n es este hombre?
Dicen los que le conocen bien que lo que mejor define a Jos¨¦ Tom¨¢s es su ansia de libertad, su independencia y su alta sensibilidad ante las injusticias del mundo. Es un hombre solidario y, aunque no pertenece a ninguna instituci¨®n, ha asumido un compromiso personal con distintas causas.
Sus padres han asegurado siempre que su hijo mayor es un chico muy normal, estupendo, con alguna tendencia a la soledad y a la meditaci¨®n; muy callado, pero tambi¨¦n divertido y cari?oso, a quien le gusta vivir a su aire y pensarlo mucho todo.
Cuando no torea, entrena. Y lo hace de acuerdo con un r¨ªgido programa. Practica deporte -juega al f¨²tbol y le interesan el tenis y el ciclismo- y acude mucho al campo, sobre todo a las ganader¨ªas con las que se anuncia en los carteles.
Admira a Camar¨®n de la Isla, al Che Guevara, a Manolete y a Antonio Ord¨®?ez. Le gusta el cine y es un ¨¢vido lector de novela y de historias de toreros antiguos. El ¨²ltimo libro que ha tenido entre sus manos es una biograf¨ªa del diestro mexicano Silverio P¨¦rez, a quien lleg¨® a conocer en los ¨²ltimos meses de su vida. Es un buen mel¨®mano, y le apasionan Joaqu¨ªn Sabina, Vicente Amigo, el flamenco y las rancheras de Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez; no en vano, Jos¨¦ Tom¨¢s se siente un poco mexicano, pues en aquel pa¨ªs conoci¨® los secretos de la t¨¦cnica torera, all¨ª tom¨® la alternativa en diciembre de 1995, all¨ª lleg¨® a recibir la extremaunci¨®n tras una grave cornada al a?o siguiente, y all¨ª se siente muy querido y respetado.
Tiene sus man¨ªas, como no subir ni bajar en el ascensor del hotel los d¨ªas de corrida, y perderse esas ma?anas entre la gente. Hace unos a?os contaba en este mismo peri¨®dico que, en plena feria de San Isidro, y bajo el disfraz de una gorra y unas gafas de sol, sal¨ªa a contemplar escaparates en la Puerta del Sol o se distra¨ªa en los billares de la calle de la Victoria. Otro d¨ªa, antes de un importante compromiso en la Maestranza sevillana, paseaba entre los jardines del parque de Mar¨ªa Luisa y observ¨® a los ni?os jugando, a las parejas acurrucadas en los bancos, y sinti¨® unas enormes ganas de cambiarse por cualquiera de ellos y disfrutar, sin preocupaci¨®n, del olor a azahar, de las risas de los ni?os...
Pero, por encima de todo, Jos¨¦ Tom¨¢s es muy celoso de su privacidad. No s¨®lo no muestra inter¨¦s alguno en participar en clanes taurinos -prueba de ello es que su actual apoderado, Salvador Boix, es un m¨²sico y escritor, sin vinculaci¨®n alguna con el negocio de los toros-, sino que defiende a ultranza su vida privada y siente un enorme desapego hacia los medios de comunicaci¨®n. No se le ve, no concede entrevistas, no se sabe d¨®nde est¨¢. Y lo m¨¢s sorprendente: se niega taxativamente a que se televisen las corridas en las que participa. As¨ª, mientras unos entienden que esta actitud responde a un plan de marketing perfectamente dise?ado para promover la curiosidad del p¨²blico, otros aseguran que es un respetable concepto de la existencia de un hombre con una gran vida interior.
Sea como fuere como persona, lo cierto es que como torero es el m¨¢s p¨²blico de todo el escalaf¨®n, porque, por derecho propio, se ha convertido en el centro de todas las miradas. Es diferente a todos y, quiz¨¢ por eso, interesa a todos. Busca el triunfo y la pureza con aut¨¦ntica desesperaci¨®n. Quiere torear como lo siente en su cabeza y en su coraz¨®n. Su objetivo es la b¨²squeda de la perfecci¨®n, desde el convencimiento de que, cada tarde, todo est¨¢ por hacer.
S¨®lo as¨ª se puede entender que Jos¨¦ Tom¨¢s sea un perfeccionista en sentido ¨¦tico: hay que dar el m¨¢ximo, hay que buscar la excelencia y una depuraci¨®n t¨¦cnica y estil¨ªstica. Hay que darle al toro todas las ventajas y alcanzar la pureza mediante la t¨¦cnica y el sentimiento art¨ªstico.
Con esta particular filosof¨ªa como equipaje sali¨® seis veces por la Puerta Grande de Madrid, dos por la del Pr¨ªncipe de Sevilla, triunf¨® all¨¢ donde fue y toc¨® la gloria con las yemas de sus dedos. La gloria y el fracaso, tambi¨¦n, cuando en 2001vivi¨® la amarga experiencia de que un toro se le?fuera vivo en las Ventas. ?se fue un momento crucial en su carrera. En septiembre del a?o siguiente, en el curso de una temporada irregular y cuajada de percances, cansado, quiz¨¢, necesitado de huir de tanta presi¨®n, reuni¨® a los suyos y les dijo: "Me voy". Y estuvo cuatro a?os y nueve meses desaparecido del mundo de los toros.
Por sorpresa, igual que cuando se fue, el torero decidi¨® resucitar en Barcelona en junio de 2007, y lo hizo en medio de una expectaci¨®n sin precedentes. Justo un a?o despu¨¦s, este dios humano del toreo hizo temblar las columnas del templo de la tauromaquia cuando se anunci¨® dos tardes en la plaza de las Ventas, cort¨® siete orejas y, a cambio, se llev¨® tres cornadas. Aquella gesta provoc¨® un aut¨¦ntico revuelo nacional y acall¨® las voces que le recriminaban una c¨®moda vuelta a los ruedos en cosos de escasa responsabilidad, donde el toro es chico, y el billete, grande.
Pero a Jos¨¦ Tom¨¢s tambi¨¦n le persigue una leyenda negra. Por razones dif¨ªciles de entender, a¨²n no ha hecho el pase¨ªllo en la Maestranza de Sevilla desde su reaparici¨®n. All¨ª se le ha esperado con desmedido inter¨¦s, s¨®lo comparable a la decepci¨®n profunda que ha supuesto su doble desacuerdo con la empresa sevillana, por razones econ¨®micas en 2008 y por problemas de ganader¨ªa en ¨¦ste. Tampoco est¨¢ anunciado en la feria de San Isidro porque, seg¨²n el empresario de la plaza, ha pedido setenta millones de las antiguas pesetas (420.000 euros) por una sola tarde, exigencia, a su juicio, desorbitada e inviable.
El apoderado del torero se pone muy serio cuando se aborda este espinoso asunto, que inicia dejando muy claro que "yo nunca hablo del cach¨¦ del torero". "La tierra debe ser para quien la trabaja", dice Salvador Boix, "y no para quien la especula; al p¨²blico le cuesta el mismo dinero sea cual sea el espect¨¢culo que ofrezca la empresa, que act¨²a como un par¨¢sito". "La plaza de Madrid genera mucho dinero, hay de sobra, y la primera obligaci¨®n de la empresa es atender el inter¨¦s del aficionado, que paga el mismo precio por un torero que por otro", a?ade. "Luego no es pesetero quien exige en funci¨®n de su categor¨ªa, sino quien recauda, y su ¨²nico objetivo es ganar m¨¢s con una feria m¨¢s barata", concluye Boix.
Asegura el apoderado que Jos¨¦ Tom¨¢s ha querido estar presente en Sevilla y en Madrid, y que no se le ha querido contratar porque ha sido un factor desestabilizante de un sistema gobernado por intereses espurios. Est¨¢ convencido de que la Comunidad de Madrid y la Real Maestranza de Caballer¨ªa, propietarias de las dos plazas m¨¢s importantes, han mirado para otro lado y han desatendido los intereses de la afici¨®n. "Alegar razones econ¨®micas despu¨¦s de cortar siete orejas en dos tardes en Madrid, algo que no tiene parang¨®n, es un gran desprop¨®sito", termina.
Posiblemente, lo ser¨¢, en la misma medida que tambi¨¦n lo es su ausencia de las dos ferias fundamentales de la temporada espa?ola. Porque para ser el campe¨®n hay que medirse con los mejores, ante las aficiones m¨¢s sabias y exigentes. Tambi¨¦n el torero desatiende los intereses del p¨²blico cuando asume el desacuerdo como conclusi¨®n final y decide desparramar su arte por plazas de inferior categor¨ªa.
Por cierto, en este mismo peri¨®dico, d¨ªas antes de su reaparici¨®n, dijo una frase que ha quedado para la historia: "Vivir sin torear no es vivir". Ahora, a este grandioso artista samur¨¢i, guerrero heroico y estilista supremo, habr¨ªa que preguntarle: ?Y qu¨¦ es vivir, Jos¨¦ Tom¨¢s, sin torear ni en Sevilla ni en Madrid?
Serenata para un torero
Lleva m¨¢s de una d¨¦cada siguiendo al torero de plaza en plaza. Anya Bartels-Suermondt, nacida en D¨¹sseldorf (Alemania), es periodista y fot¨®grafa. Y decidi¨® rendir un homenaje a Jos¨¦ Tom¨¢s. El torero, siempre esquivo con los medios, "lo est¨¢ aguantando", en palabras de la propia Anya. Las fotograf¨ªas de este reportaje pertenecen al libro Jos¨¦ Tom¨¢s. Serenata de un amanecer, que ha sido publicado por la editorial Lunwerg. Recoge im¨¢genes captadas por Anya Bartels-Suermondt desde el regreso del torero a los ruedos el 17 de junio de 2007.
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