Los podridos sue?os
I dreamed a dream. "So?¨¦ un sue?o", cant¨® Susan Boyle en el estreno del Britain's got talent y el mundo se le vino encima. De pronto, la ¨²ltima persona del mundo se convirti¨® en la primera: el planeta comentando su interpretaci¨®n, 204 millones de entradas en Google, ofertas millonarias televisivas, de porno, de reality shows. Mientras escribo estas l¨ªneas Boyle est¨¢ sedada en un hospital londinense (Britain's got benzodiazepines) tras haber sido derrotada en la final del concurso. Ella s¨®lo quer¨ªa cumplir el sue?o que expres¨® en aquella actuaci¨®n: ser cantante profesional. ?Alguien podr¨ªa culparla?
Escribi¨® Mario Benedetti: "Un d¨ªa de estos habr¨¢ que entrar a saco en la podrida infancia". De acuerdo. Occidente convirti¨® durante d¨¦cadas a la infancia en un mito particularmente da?ino. Pero quiz¨¢ sea m¨¢s urgente entrar a saco contra otro mito parecido, el de los podridos sue?os. Cl¨¢sicamente, de Plat¨®n a Skinner, se asum¨ªa que la derrota del ni?o ante el grupo -la sumisi¨®n del individuo ante la realidad- era la condici¨®n imprescindible de una vida plena y fruct¨ªfera para la comunidad. Ahora, por el contrario, los medios venden la idea de que en la dial¨¦ctica entre el individuo y el mundo aqu¨¦l debe poner ¨¦ste a sus pies, someter la realidad a sus a prioris, ofuscarse persiguiendo unos objetivos que nacen, crecen y mueren en ¨¦l mismo, aunque utilicen a los dem¨¢s instrumentalmente para estos fines. A esto se le llama "cumplir los sue?os", y est¨¢ atontando a los chavales tanto como las drogas o el Tuenti. Como "cumplir los caprichos" pero en cursi. No para de decirlo ?ngel Ll¨¢cer, y es el tema de la vida de los chicos de OT, de los doctores de House, de los monstruos de Hombres y mujeres y viceversa. Y, por lo visto, de Susan Boyle.
Tal y como se han desarrollado los acontecimientos, la letra de la canci¨®n que la lanz¨® a la fama adquiere un significado premonitorio sobre el destino de los aspirantes a famosos que realities y talent shows dejan en las cunetas a su paso: "Tuve el sue?o de que mi vida podr¨ªa ser / muy diferente de este infierno en el que vivo / y ahora la vida ha matado el sue?o que so?¨¦". Quiz¨¢, dentro del dramatismo de las ¨²ltimas horas, Boyle ha tenido suerte: ha despertado de su sue?o y, aunque previsiblemente desorientada al principio, tiene ahora delante la posibilidad de volver a la vigilia, a la lucidez del mundo real a la que nunca debi¨® renunciar para quedarse dormida y ponerse a so?ar con s¨ª misma.
Jos¨¦ Errasti es profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Oviedo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.