El Supremo como foro del absurdo
Hace una semana el Supremo admiti¨® a tr¨¢mite una querella por prevaricaci¨®n contra Garz¨®n, cometida en teor¨ªa al declararse inicialmente competente (finalmente se inhibi¨® a favor de los juzgados territoriales) para conocer varias denuncias sobre desapariciones forzosas durante la Guerra Civil en la zona rebelde y hasta 1951 bajo la dictadura. Los desacuerdos entre el instructor y el fiscal de la Audiencia Nacional a prop¨®sito de ese sumario (relacionados con los eventuales cr¨ªmenes de lesa humanidad perpetrados por los sublevados contra el Gobierno leg¨ªtimo de la Rep¨²blica y con la exhumaci¨®n de sus v¨ªctimas) constituir¨ªan los ¨²nicos indicios del delito de "dictar resoluciones injustas a sabiendas".
La sombra del 'caso Correa' se proyecta sobre la querella contra Garz¨®n por prevaricaci¨®n
Pero tales desacuerdos nada tienen que ver con la pretensi¨®n de la querella: que el fiscal tuviese jur¨ªdicamente raz¨®n al opinar sobre legalidad penal, tipicidad delictiva, prescripci¨®n y amnist¨ªa no significa en forma alguna que el equivocado juez prevaricase. Esas discrepancias son frecuentes y se resuelven en los recursos ante las instancias superiores.
Dos d¨ªas despu¨¦s de ser dictado el auto del Supremo, una juez de Granada rechaz¨® la competencia recibida de la Audiencia Nacional (junto con otros juzgados territoriales) para excavar las fosas donde se encuentran enterrados los restos mortales de los paseados durante la guerra por los sublevados. Se produce, as¨ª, un conflicto de competencia negativo que deber¨¢ ser resuelto por el Supremo.
El resultado es que el foro judicial se est¨¢ convirtiendo en escenario para el teatro del absurdo. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si el Supremo condenase como prevaricador a Garz¨®n por defender su competencia (aunque luego se inhibiera) pero resolviese a la vez el conflicto de competencia en favor suyo y de la Audiencia Nacional? Y si el alto tribunal sentenciara a Garz¨®n por "dictar resoluciones injustas a sabiendas" y atribuyese al tiempo la competencia a las instancias territoriales, ?ser¨ªan acusados de prevaricaci¨®n la juez de Granada y los tres magistrados de la Sala de lo Penal que le apoyaron?
El repertorio del teatro del absurdo ofrece a¨²n m¨¢s tramas posibles. La fiscal¨ªa del Supremo se opuso a la querella que los magistrados hab¨ªan parad¨®jicamente aceptado arguyendo que la fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional hab¨ªa discrepado de Garz¨®n. Ya vimos que eso implica confundir las t¨¦mporas con el culo: una cosa es disentir de los criterios err¨®neos de Garz¨®n y otra muy distinta acusarle de "dictar resoluciones injustas a sabiendas". De acuerdo con la Constituci¨®n, el Ministerio Fiscal ejerce sus funciones por medio de ¨®rganos propios con sujeci¨®n a los principios "de unidad de actuaci¨®n y dependencia jer¨¢rquica". En efecto, el ministerio p¨²blico nunca acus¨® de prevaricaci¨®n a Garz¨®n en la Audiencia (aunque le negara la competencia) y se opone ahora en el Supremo a la querella.
Todo el asunto huele a chamusquina. La querella de marras fue presentada por un fantasmal sindicato de funcionarios sin afiliados liderado por un antiguo militante del ultraderechista Frente Nacional; sus actividades parecen limitarse a la interposici¨®n de acusaciones penales al amparo de la acci¨®n popular en favor de las peores causas. El ponente del auto de admisi¨®n de la querella -un intrigante y belicoso vocal del Consejo del Poder Judicial sintonizado con el PP durante la anterior legislatura- es patrono de la Fundaci¨®n para la Defensa de Espa?a. La resoluci¨®n recuerda que el derogado antejuicio previo a las querellas contra magistrados persegu¨ªa "evitar acusaciones infundadas, dirigidas a menoscabar la funci¨®n judicial y a lograr el apartamiento malicioso del juez predeterminado por la ley". La querella que el Supremo no considera contra toda evidencia "ni absurda ni irracional" parece inspirada por id¨¦ntico modelo.
A la prolongada estancia (m¨¢s de 20 a?os) de Garz¨®n en la Audiencia se suma la envergadura de los sumarios instruidos: desde ETA hasta el terrorismo de Estado y la extradici¨®n de Pinochet, pasando por el narcotr¨¢fico, el crimen organizado, el fundamentalismo isl¨¢mico, las estafas financieras y la corrupci¨®n partidista. Garz¨®n tiene enemigos feroces y ruines: seg¨²n un elegante periodista af¨ªn al PP, la querella anuncia que le ha llegado (como a los cerdos) el d¨ªa de San Mart¨ªn. ?Tendr¨¢ el caso Correa alguna ramificaci¨®n en la chaciner¨ªa?
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