Israel conf¨ªa en su Silicon Valley
El pa¨ªs apuesta por la innovaci¨®n y la tecnolog¨ªa para esquivar la crisis
Un paseo por Haifa o Tel Aviv, dos de las principales ciudades israel¨ªes, desconcierta. M¨¢s de 4.000 start-ups (empresas de reciente creaci¨®n) tecnol¨®gicas hierven al sol, los emprendedores no pasan de los 30, el ingl¨¦s es su idioma diario y los centros de I+D de gigantes como IBM, Microsoft, Intel o
Motorola marcan el paisaje local. Es un peque?o Silicon Valley que bien podr¨ªa encontrarse a pocos kil¨®metros de su hermano mayor en California, pero que en realidad vive en el otro lado del Mediterr¨¢neo.
Con una extensi¨®n 23 veces inferior a la de Espa?a y poco m¨¢s de siete millones de habitantes, Israel sigue demostrando que el tama?o no importa en el mercado global. Su clave pasa por fomentar la innovaci¨®n y el desarrollo tecnol¨®gico como motor econ¨®mico. Mientras la zona euro languideci¨® en 2008 con un crecimiento del PIB del 0,9%, Israel roz¨® el 4%. Este a?o, el FMI le augura una ca¨ªda del 1,7% y una tasa de paro del 7,5%. Cifras todav¨ªa cercanas al para¨ªso, comparadas con el infierno que le espera a las principales econom¨ªas europeas.
Una de las claves del ¨¦xito es el fomento de la cultura innovadora
El 60% de las exportaciones tienen componente tecnol¨®gico
Michael Rodeh, directivo de IBM y antiguo responsable del centro de I+D que la compa?¨ªa inaugur¨® en Haifa en 1972, explica el milagro tecnol¨®gico como resultado de un factor cultural. "La sociedad es muy diversa, la gente tiene opiniones extremas, no est¨¢ de acuerdo, expresa su punto de vista y surgen ideas. As¨ª es como se fomenta una cultura innovadora". Joven talento no falta. Las universidades producen anualmente 140 cient¨ªficos e ingenieros por cada 10.000 trabajadores, muy lejos de los 83 de EE UU o los 25 de Espa?a.
Su proporci¨®n de gasto en I+D es la m¨¢s alta del mundo, el 4,5% del PIB (Espa?a no llega al 1,3%). Sectores como la agrotecnolog¨ªa, equipamiento m¨¦dico, biotecnolog¨ªa, electr¨®nica o Internet empujan una econom¨ªa muy exportadora. El 60% de sus ventas industriales al exterior son productos y servicios, con componente tecnol¨®gico medio o alto. Ser un pa¨ªs peque?o, en el fondo, tiene sus ventajas. La actividad interna no es suficiente, y las empresas se ven obligadas a operar desde el principio en otras geograf¨ªas.
Durante la ¨²ltima d¨¦cada, el papel del Gobierno como intermediario entre las universidades y el mercado ha sido fundamental. La creaci¨®n del cargo de cient¨ªfico jefe, dependiente del Ministerio de Industria, pero con presupuesto propio y plena libertad para impulsar iniciativas, ha servido para tejer una efectiva red de incentivos a multinacionales y consorcios que alimentan la maquinaria. En 2008, el presupuesto de inversi¨®n en I+D privada y start-ups de este departamento super¨® los 330 millones de euros.
A los programas p¨²blicos se a?ade una feroz cultura inversora y emprendedora, muy similar a la de Estados Unidos. Con 67 a?os, el inversor Yossi Bardi es su mejor exponente, una especie de Warren Buffet en el mundillo tecnol¨®gico local. En 1996 invirti¨® en Mirabilis, creadora de ICQ, uno de los primeros sistemas de chat. Dos a?os despu¨¦s, la americana AOL lo compr¨® por 287 millones de d¨®lares. Fue un punto de inflexi¨®n, una demostraci¨®n de que el pa¨ªs era capaz de crear y exportar compa?¨ªas con ¨¦xito.
"En Israel, los emprendedores est¨¢n dispuestos a asumir mucho riesgo, poseen la motivaci¨®n de poner en marcha nuevas ideas de negocio. Esto atrae a los inversores y acaba creando un efecto bola de nieve que al final propulsa la econom¨ªa", explica Bardi, quien fue consejero, entre otras, de
Amazon y Siemens. En las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas ha invertido en m¨¢s de 70 proyectos. Algunos los ha vendido a Yahoo, Cisco o Microsoft. Otros est¨¢n en plena fase de expansi¨®n, como
Fring, una aplicaci¨®n para hablar en el m¨®vil a trav¨¦s de telefon¨ªa IP.
Su fundador, Avi Shechter, vive a caballo entre Israel y EE UU. Es la estrategia de muchas empresas para evitar ahogarse en el escaso mercado dom¨¦stico: abrir sedes en ambos lugares. Fring cuenta con varios millones de miembros y a?ade 500.000 cada mes. "Nuestra sociedad se ha mentalizado de que el ¨¦xito se construye a base de prueba y error. Existe una amplia comunidad de inversores dispuestos a apoyar a los empresarios". En concreto, 100 entidades de capital riesgo est¨¢n afincadas en un pa¨ªs que posee adem¨¢s el mayor n¨²mero de compa?¨ªas listadas en el ¨ªndice NASDAQ de Nueva York, casi 70.
La farmac¨¦utica Teva o las tecnol¨®gicas Amdocs
y Checkpoint han desembarcado tambi¨¦n en Espa?a. En total, una treintena se ubican en nuestro pa¨ªs. Gil Gidr¨®n, director de la c¨¢mara de comercio Espa?a-Israel, cree que son un ejemplo a seguir. "En Espa?a falta coordinaci¨®n. No tiene sentido dispersar los escasos fondos de I+D+i en decenas de sectores. Es mejor focalizar y apostar por sectores estrat¨¦gicos. Eso, Israel lo ha sabido hacer muy bien".
Aun as¨ª, las dudas sobre la sostenibilidad de su actividad innovadora planean de fondo. A la recesi¨®n econ¨®mica hay que a?adir la competencia de Singapur, China, India o Corea del Sur, con costes m¨¢s bajos y calidad creciente. Michael Rodeh ve viable conservar el liderazgo. "La subida de costes impactar¨¢ en la econom¨ªa, pero no en la innovaci¨®n". Gil Gidr¨®n coincide. "Con la crisis ha subido el paro. Pero, curiosamente, muchos de los desempleados en el sector tecnol¨®gico aprovechan para encerrarse en el garaje y crear su propia empresa. Pocas sociedades son tan emprendedoras".
A por el esquivo socio europeo
"Desde luego, no somos la gente m¨¢s querida en Europa". As¨ª define Ran Harnevo, emprendedor israel¨ª de 34 a?os afincado en Nueva York, lo complicado que es para una peque?a firma hacer negocios en el Viejo Continente. Su compa?¨ªa, 5min, un start-up de v¨ªdeos en Internet, ha conseguido cinco millones de d¨®lares de la entidad de capital riesgo Spark Capital, la misma de Twitter, la popular red de microblogging. Cree que algo as¨ª ser¨ªa inviable en Europa. "Francia, por ejemplo, tiene una fuerte cultura emprendedora, pero es muy dif¨ªcil hacer negocios". Gil Gidr¨®n destina gran parte de su tiempo a atar cabos entre inversores espa?oles e israel¨ªes. "Espa?a sufre de una escasa tradici¨®n en I+D+i, nos falta abrirnos m¨¢s a Latinoam¨¦rica y a lugares como Israel. Hay sectores, como el de m¨¢quina herramienta, o la propia construcci¨®n, donde podr¨ªamos innovar mucho m¨¢s y no lo estamos haciendo".
Para Harnevo, la gran diferencia con la cultura emprendedora europea se encuentre en la base. "En Israel, las madres quieren que sus hijos sean emprendedores y monten su empresa, es un orgullo. La familia y amigos siempre los apoyan. En Espa?a y otros pa¨ªses europeos se les toma por locos".
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