MBA ¨¦ticos para estos tiempos
Las escuelas de negocios refuerzan sus contenidos de reflexi¨®n moral
Los consejeros delegados de Lehman Brothers, Merrill Lynch y AIG comparten un curr¨ªculo similar: ambici¨®n desmedida, sueldos desorbitados, especulaci¨®n, bancarrota... Su estilo de gesti¨®n desat¨® el vendaval financiero que devino en la actual crisis econ¨®mica mundial. Una mirada m¨¢s detallada a sus logros descubre otra sutil coincidencia. Estudiaron en algunas de las universidades y escuelas de negocios m¨¢s prestigiosas del planeta.
Richard Fuld, MBA por la Stern School of Business de Nueva York, condujo a la quiebra a Lehman Brothers al operar con productos financieros de alto riesgo. John Thain, MBA por Harvard, pag¨® indebidamente 4.000 millones de d¨®lares a los directivos de Merrill Lynch antes de venderlo a Bank of America. Y Edward Liddy, MBA por la Universidad George Washington, aprob¨® 165 millones de d¨®lares en pagas extras a ejecutivos de AIG d¨ªas despu¨¦s de que el Gobierno de Barack Obama rescatara la compa?¨ªa con dinero del contribuyente.
"No hemos sabido incorporar aspectos morales y sociales a nuestros cursos"
Los l¨ªderes del futuro estudiar¨¢n filosof¨ªa e historia para no equivocarse
Son s¨®lo tres ejemplos, pero representativos. La pr¨¢ctica totalidad de los dirigentes al frente de grandes compa?¨ªas en Estados Unidos y Europa han pasado por los mejores programas MBA del mundo. Pero ni la educaci¨®n de ¨¦lite ha podido evitar decisiones al margen de la moral y la ¨¦tica empresarial. Ahora, las escuelas de negocio entonan el mea culpa y se hacen las preguntas inevitables: "?cu¨¢l es nuestra parte de culpa?, ?en qu¨¦ hemos fallado?".
?lvaro Mart¨ªnez-Echevarr¨ªa, director del Instituto de Estudios Burs¨¢tiles (IEB), reconoce que se ha errado en el contenido y en las formas. "En la econom¨ªa financiera abstraemos conceptos y magnitudes. No hemos sabido incorporar aspectos morales ni sociales en ese proceso. Las decisiones no pueden tener como ¨²nico objetivo repartir dividendos y generar beneficios. Es importante transmitir que debajo de las cifras y las estad¨ªsticas existe una realidad, hay personas".
Desde Esade, cuyo Global MBA ocupa el puesto 18 en el mundo seg¨²n el ¨²ltimo ranking de Financial Times, se habla de dos grupos diferenciados de escuelas de negocios. Las que se limitan a impartir t¨¦cnicas y herramientas de gesti¨®n empresarial, sin entrar en valores ni aspectos personales. Y las que defienden la formaci¨®n de buenos profesionales, pero tambi¨¦n de ciudadanos responsables. "Intentamos movernos en este segundo bloque", explica Marcel Planellas, secretario general de Esade y profesor de pol¨ªtica de empresa. De hecho, la escuela aprob¨® a principios de este a?o una declaraci¨®n de valores que deben seguir sus estudiantes (integridad, respeto a los dem¨¢s, valorar la diversidad, contribuir al bien com¨²n y compromiso con una sociedad justa).
Lo mismo ocurre en la mayor¨ªa de centros europeos y alguno americano, como la Booth School of Business de la Universidad de Chicago. Asignaturas de responsabilidad social corporativa, ¨¦tica e impacto social de la gesti¨®n empresarial se vienen impartiendo desde hace a?os. Sin embargo, dado el vergonzoso derrumbe financiero, las materias parecen haber ca¨ªdo en saco roto.
La visi¨®n de los antiguos alumnos demuestra que algo no funciona. Domingo H., de 33 a?os, curs¨® en 2003 un MBA en una de las tres principales escuelas del pa¨ªs. Hoy es directivo en una multinacional tecnol¨®gica. "En un a?o entero de formaci¨®n, nunca o¨ª hablar de ¨¦tica. Y eso que ven¨ªamos de la crisis de las puntocom. Todo se objetiviza, sin a?adir una capa de valores debajo. Nadie te dice qu¨¦ est¨¢ bien o qu¨¦ est¨¢ mal. Al final es muy f¨¢cil tomar decisiones err¨®neas".
Critica adem¨¢s duramente el ambiente de ambici¨®n que generan. "Es como una burbuja, pierdes el sentido de la realidad. Muchos alumnos s¨®lo quieren conseguir m¨¢s y m¨¢s cosas, mejor salario, mejor trabajo... Acabas pagando por los contactos y no por los conocimientos", a?ade. Para Domingo, la soluci¨®n pasa por volver a contenidos m¨¢s cl¨¢sicos, fomentar la reflexi¨®n sobre la ¨¦tica empresarial y estudiar tanto casos de ¨¦xito como de fracaso para no caer dos veces en la misma trampa.
La tarea que les queda por delante a las escuelas de negocio es compleja. No s¨®lo trabajan contrarreloj en adaptar sus contenidos a la nueva realidad econ¨®mica. Adem¨¢s, deben evitar fomentar esa imagen de cuna intelectual de la ambici¨®n, la competitividad y el ascenso profesional a cualquier precio. Para conseguirlo, el IEB, con una plantilla de 200 profesores, contratar¨¢ este a?o entre 15 y 20 puestos adicionales en el ¨¢rea de filosof¨ªa. "Necesitamos que la deontolog¨ªa profesional vaya calando como lluvia fina en los futuros l¨ªderes", se?ala Mart¨ªnez-Echevarr¨ªa.
Por su parte, el Instituto de Empresa apuesta por huir de la arrogancia y el sentido de pertenencia a un club de ¨¦lite para orientarse a la creatividad y la creaci¨®n de empresas. Seg¨²n Santiago ??iguez de Onzo?o, decano del IE Business School, "los directivos deben emprender, innovar y apostar por sus propias ideas". El centro ha introducido contenidos en humanidades e historia del arte y las civilizaciones para favorecer esta actitud.
Las escuelas de negocio son conscientes de la importancia de este cambio de rumbo. De ello depende su futura credibilidad. De momento, las cifras de matriculaciones no se han visto afectadas. Todo lo contrario. En plena crisis, las solicitudes se han incrementado en Espa?a una media del 20%. Aun as¨ª, sus responsables reconocen que es el momento de remodelar las bases de los MBA.
"Nuestro gran reto es concebir la educaci¨®n como un momento de reflexi¨®n sobre el desarrollo individual y el liderazgo de equipos. Necesitamos dar m¨¢s claves de gesti¨®n y menos conocimientos t¨¦cnicos", apunta Planellas. Tal vez la reflexi¨®n deba llegar al mismo fondo de la cuesti¨®n, a los modelos de ¨¦xito empresarial y personal que, directa e indirectamente, se ensalzan en las aulas.
Santiago ??iguez de Onzo?o habla de transparencia como valor a recuperar, y de seguir una sencilla regla: "si tus decisiones no se pueden publicar en la portada de un peri¨®dico, algo va mal".
"Prometo ser justo"
Si los m¨¦dicos y abogados se adhieren a reglas de conducta que rigen el resto de su vida profesional, ?por qu¨¦ no los dirigentes de grandes multinacionales, de las que dependen econom¨ªas enteras y millones de personas? Es el argumento de partida de Rakesh Khurana y Nitin Nohria, profesores del programa de MBA de la Harvard Business School. Su detallado art¨ªculo Es hora de convertir la gesti¨®n en una profesi¨®n de verdad ('It's time to make management a true profession', Harvard Business Review) es una cr¨ªtica velada a las escuelas de negocio que marginan los valores ¨¦ticos en su ense?anza. La soluci¨®n, seg¨²n ellos, pasa por dise?ar un c¨®digo de conducta para directivos, creando un sentimiento impl¨ªcito de obligaci¨®n y cumplimiento hacia el grupo y la profesi¨®n. El papel del Estado, los reguladores y las universidades ser¨ªa fundamental para implantar con ¨¦xito esta propuesta.
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