Franns Rilles: "Esto no se perdona"
"Esto no se perdona". Franns Rilles Melgar Vargas pronuncia frases cortas y en un tono muy bajo. Est¨¢ cansado y aturdido. Apenas lleva 24 horas fuera de la UCI, donde ha estado ingresado despu¨¦s de que el 28 de mayo una m¨¢quina de amasar le segara el brazo izquierdo.
"Nunca imagin¨¦ que pudieran hacer algo as¨ª; que fueran capaces de hacerlo". Los reproches van dirigidos hacia el jefe de la empresa y a su hijo, para quien fabricaba pan desde hace a?o y medio, despu¨¦s de que el m¨¢s joven le "abandonara" a varios cientos de metros del hospital. Hasta ese momento, y pese a las duras condiciones laborales, la relaci¨®n era "buena": "El jefe siempre me dec¨ªa: 'Vos sos el mejor panadero que he tenido'. ?Claro!, le cobraba barato y me hac¨ªa trabajar harto".
Una decena de amigos y familiares acompa?an a Franns Rilles en la habitaci¨®n del hospital Virgen del Consuelo de Valencia donde permanece ingresado. El trabajador herido se levanta del sof¨¢ y se recuesta en la cama. Tiene el tono de piel amarillento del convaleciente, varios hematomas en el brazo derecho y en el tronco, una voluminosa venda en el hombro izquierdo y cada vez le cuesta m¨¢s hablar. Se marea y cede el testigo a Mario Azogue, su cu?ado, que contin¨²a con la narraci¨®n en una peque?a sala, justo a la entrada de la habitaci¨®n.
"Es de un pueblo cercano a Santa Cruz, donde naci¨® hace 33 a?os, y en diciembre de 2006 vino a Espa?a con su hermana; yo llegu¨¦ varias semanas despu¨¦s", relata. Trabaj¨® un mes en Madrid en la construcci¨®n y en un aserradero en Murcia antes de acabar en la panificadora, siempre en situaci¨®n irregular.
El propio Azogue lleg¨® a estar empleado en la misma empresa, pero s¨®lo dur¨® cinco d¨ªas: "Se trabajaba mucho y ten¨ªas que estar todo el d¨ªa de pie". Al principio cobraba 900 euros, pero hace unos cuatro meses, les bajaron el sueldo a todos los trabajadores -"por la crisis, dijeron"-. A partir de entonces, la paga no llegaba a los 700. Esta cantidad representaba un sueldo no mucho m¨¢s alto de lo que ganaba en Bolivia, donde se ganaba la vida al volante de un taxi.
"Pero eso nunca lo sabes, te vas del pa¨ªs porque crees que te va a ir mejor", coment¨® un amigo.
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