Una investidura compleja
Las elecciones al Parlamento Europeo se han celebrado, una vez m¨¢s, entre un coro medi¨¢tico de cr¨ªticas adversas y con la desafecci¨®n de una mayor¨ªa del electorado. La oportuna celebraci¨®n, en plena jornada de reflexi¨®n, del aniversario del Desembarco de Normand¨ªa deber¨ªa haber hecho recordar a los europeos que, a pesar de sus dudas y miserias, est¨¢n construyendo algo sin precedentes: una Europa unida en paz que constituye el primer intento exitoso de democracia supranacional en la Historia y el mejor instrumento para sobrevivir en las turbulencias de la globalizaci¨®n. La legislatura europea, de cinco a?os de duraci¨®n, empezar¨¢ con las normas del Tratado de Niza y es de esperar que concluya con el Tratado de Lisboa en vigor. En todo caso, su primera tarea es iniciar una legislatura de cinco a?os procediendo a la investidura de una nueva Comisi¨®n Europea en una casa com¨²n en obras. Desde el paso a la Uni¨®n con el Tratado de Maastricht, se ha ido consolidando la l¨®gica parlamentaria con la duraci¨®n de la Comisi¨®n de dos a cinco a?os y de la participaci¨®n del Parlamento Europeo en su investidura.
Para la votaci¨®n del presidente de la Comisi¨®n hace falta al menos el concurso de PPE y socialistas
Aunque no se trate de un Gobierno, el hecho de tener el monopolio de iniciativa, ser guardiana de los Tratados y gestionar el presupuesto le confiere un poder que ya querr¨ªan para s¨ª muchos Ejecutivos. La regla vigente del Tratado de Niza es que el presidente de la Comisi¨®n sea designado por el Consejo Europeo y aprobado en votaci¨®n por el Parlamento por mayor¨ªa, mientras que el de Lisboa, en cambio, establece que lo ser¨¢ por la mayor¨ªa absoluta de los miembros del Parlamento. Adem¨¢s, el Consejo se celebra el 18 de junio, lo que convierte el tr¨¢mite en bastante expeditivo, ya que ni siquiera estar¨¢n constituidos los grupos parlamentarios.
El Parlamento Europeo advirti¨® en mayo, al votar la Resoluci¨®n Dehaene, que se deber¨ªan tener en cuenta los plazos para permitir las consultas pol¨ªticas necesarias. Como muy pronto, se podr¨ªa proceder a votar el presidente de la Comisi¨®n en la sesi¨®n de julio, un plazo m¨¢s breve de hecho que el de la mayor parte de los pa¨ªses miembros y ello con un paisaje de fondo infinitamente m¨¢s complejo. Adem¨¢s, la composici¨®n de la nueva Comisi¨®n y la nueva legislatura Europea deber¨ªa funcionar con el Tratado de Lisboa en vigor, tras la celebraci¨®n del segundo refer¨¦ndum en Irlanda el pr¨®ximo octubre, por lo que no faltan partidarios de mantener a la actual en funciones hasta entonces.
En cualquier caso, ninguno de los grupos parlamentarios europeos surgidos de las elecciones del pasado domingo cuenta con la mayor¨ªa suficiente, ni de lejos, para investir al presidente de la Comisi¨®n. La condici¨®n sine qua non para llevar adelante esta operaci¨®n de investidura acelerada es contar con la mayor¨ªa suficiente, que pol¨ªticamente es la absoluta, es decir, 369 miembros. Es tambi¨¦n la mayor¨ªa necesaria para legislar o aprobar el presupuesto en segunda lectura. Ninguno de los grupos pol¨ªticos del PE la tiene ni de lejos. Para lograrla es necesario, por lo menos, el concurso de los grupos populares y socialistas. En su misma composici¨®n, ¨¦ste es un Parlamento Europeo de geometr¨ªa variable como la Uni¨®n en construcci¨®n.
El c¨¢lculo m¨¢s usual se hace a partir de la divisi¨®n derecha-izquierda, que no es la ¨²nica ni la m¨¢s dominante. No obstante, la mayor¨ªa m¨¢s decisiva es la europe¨ªsta y constitucional, la favorable al Tratado de Lisboa, grosso modo identificable con el 80% de la actual coalici¨®n PPE-DE, el grupo socialista, el liberal y los verdes, m¨¢s algunos sectores del centro derecha. Todos ellos sumar¨ªan un 70% de la C¨¢mara. La mayor¨ªa pro euro es incluso m¨¢s amplia en las circunstancias actuales que han llevado a la conversi¨®n a muchos euroesc¨¦pticos.
El entusiasmo iconoclasta de conservadores brit¨¢nicos, checos o polacos de separarse de los populares europeos no llega al suicidio, y el 10% de diversos populismos minoritarios no puede configurar ninguna l¨ªnea alternativa. En estas circunstancias, la investidura de la Comisi¨®n no ser¨¢ un simple tr¨¢mite. As¨ª lo ha comprendido la actual direcci¨®n del Grupo Popular Europeo al apelar a configurar una mayor¨ªa con los socialistas. Dif¨ªcil misi¨®n.
Sin entrar en un an¨¢lisis de fondo de las causas de la derrota electoral de los socialistas europeos, son notorias sus divergencias con la posici¨®n de la actual Comisi¨®n en temas clave para salir de la crisis: intensidad del paquete de est¨ªmulo europeo y su coordinaci¨®n, regulaci¨®n de los fondos de riesgo -hedge funds- y avance en la supervisi¨®n y control financieros o normas sociales b¨¢sicas son cuestiones que requieren una cuidadosa negociaci¨®n para poder otorgar un voto de confianza. El aspecto m¨¢s preocupante es la l¨ªnea seguida y reconocida por el presidente Barroso de creer que no vale la pena librar batallas contra el Consejo y, sobre todo, los llamados grandes Estados miembros en temas clave.
Precisamente, el valor de la Comisi¨®n es ir configurando el inter¨¦s general europeo a partir de posiciones diversas y a menudo divergentes. Por eso, no puede limitarse a ser una secretar¨ªa t¨¦cnica ennoblecida por la calidad de sus cuadros al servicio de una Presidencia semestral del Consejo. Cuando ¨¦sta corresponde a un pa¨ªs con ambici¨®n y voluntad como en el caso de Francia en 2008, la nave va, pero cuando se tiene una presidencia inexistente como la checa, todo se para. Las pr¨®ximas ser¨¢n la sueca y la espa?ola.
Enrique Bar¨®n Crespo es ex presidente del Parlamento Europeo.
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