Una conciencia inc¨®moda para el poder

La instituci¨®n del Ararteko acaba de cumplir 20 a?os, un buen momento para echar la vista atr¨¢s, hacer balance de situaci¨®n y comprobar c¨®mo tras las dificultades iniciales para su puesta en marcha, inherentes a cualquier organismo de estas caracter¨ªsticas, se ha consolidado. Los cuatro titulares que ha tenido el Defensor del Pueblo vasco en estas dos d¨¦cadas de existencia han conseguido el respeto del resto de las instituciones a su trabajo. E incluso en algunos casos, hasta les ha metido un punto de preocupaci¨®n con sus informes extraordinarios. Y es que el Ararteko ha ido quemando etapas y de aquellos inicios centrados en resolver las quejas ciudadanas, ha pasado a estos informes monogr¨¢ficos, dedicados la mayor¨ªa de las veces a los colectivos m¨¢s desfavorecidos, en los que casi siempre saca los colores a la Administraci¨®n por su mala gesti¨®n, sus disfunciones o por la falta de recursos.

Sus informes cr¨ªticos le han reportado independencia

El Defensor del Pueblo vasco se ha convertido en una especie de voz de la conciencia de la Administraci¨®n. Adem¨¢s de resultar inc¨®modo y molesto con el poder, con los a?os ha ganado una imagen de independencia y de solvencia ante los ciudadanos, que ven que no resulta en balde recurrir a la instituci¨®n cuando tienen un problema.

La figura del Defensor del Pueblo procede del Ombudsman sueco, pa¨ªs donde tiene una gran tradici¨®n y que precisamente cumple ahora 200 a?os. Se trata de una instituci¨®n muy ajena a las coordenadas jur¨ªdico-pol¨ªticas de Espa?a. La Constituci¨®n la cita, pero no hay previsi¨®n de crear defensores auton¨®micos y se ha ido incorporando paulatinamente en los diferentes estatutos. Cuando se puso en marcha el Ararteko, ya exist¨ªan equivalentes en Catalu?a, Andaluc¨ªa, Canarias y Arag¨®n. En Euskadi, fue creada y regulada por ley en febrero de 1985. Esa misma ley especifica que se trata de un alto comisionado del Parlamento, cuyo cometido es atender las quejas que los ciudadanos planteen sobre actuaciones incorrectas o irregulares de cualquier administraci¨®n y pedirle cuentas sobre su proceder.

La imagen de independencia se ha ido labrando con informes a veces muy cr¨ªticos hacia determinadas administraciones, que incluyen desde el Gobierno vasco a las diputaciones y los mayores ayuntamientos. Y la r¨¦plica, en ocasiones, ha sido demoledora para el Ararteko. Como en 2005, cuando el actual titular del Defensor del Pueblo vasco, I?igo Lamarca, cr¨ªtico al Departamento de Interior por su actuaci¨®n en el caso de Andoni Beroiz, quien pas¨® dos a?os en prisi¨®n preventiva por un delito de terrorismo callejero y finalmente fue absuelto. El caso motiv¨® un duro enfrentamiento con el entonces consejero de Interior, Javier Balza, quien vio en las cr¨ªticas una acusaci¨®n velada de que la Ertzaintza hab¨ªa maltratado a otros detenidos para que acusaran a Beroiz, y le culp¨® de haber afrontado este caso con escaso rigor durante una comparecencia ante el Parlamento.

?stos son los aspectos m¨¢s relevantes de las etapas de cada uno de los cuatro arartekos:

- Juan San Mart¨ªn (marzo 1989-marzo 1995). En aquellos a?os, los defensores eran elegidos por el perfil de hombre bueno, una persona mayor, con una trayectoria comprometida con la cultura o con los derechos sociales. As¨ª fue como Juan San Mart¨ªn, acad¨¦mico de Euskaltzaindia lleg¨® al puesto a propuesta de PNV y PSE. Sus primeros a?os los dedic¨® a dar a conocer el organismo y crear estructuras de funcionamiento organizativo. Sus informes m¨¢s relevantes correspondieron al an¨¢lisis de los psiqui¨¢tricos y las residencias de la tercera edad. Ah¨ª se empez¨® a reflejar que el Ararteko no s¨®lo se dedicaba a resolver quejas, sino que iba en busca de los problemas.

- Xabier Markiegi (marzo 1995-septiembre 2000). El suyo es otro perfil de ararteko, con una trayectoria pol¨ªtica m¨¢s marcada. En su mandato se produjeron novedades: se abrieron oficinas en Bilbao y San Sebasti¨¢n, lo que permiti¨® acercar la instituci¨®n al ciudadano. Potenci¨® la idea de los informes extraordinarios y su monogr¨¢fico sobre las c¨¢rceles, donde denunciaba su hacinamiento y falta de limpieza y recomendaba el acercamiento de los reclusos a sus lugares de residencia, levant¨® ampollas entre los partidos.Supuso un antes y despu¨¦s a la hora de ganar independencia. Otro informe, sobre los excesos de la actuaci¨®n policial en el barrio bilba¨ªno de San Francisco con los inmigrantes desat¨® la pol¨¦mica. Se potenciaron las relaciones con la sociedad civil organizada, lo que permiti¨® al Ararteko acercarse a la realidad de los colectivos desfavorecidos que no le llegaban con quejas.

- Mertxe Ag¨²ndez (septiembre 2000-abril 2004, en funciones). Se encontr¨® con una realidad pol¨ªtico-institucional muy complicada. Eran los proleg¨®menos de las elecciones de 2001, la ¨¦poca de bloques: Lizarra frente a PSE y PP. Una de sus virtudes es que consigui¨® sacar de la pelea a la instituci¨®n. Mantuvo una postura muy comprometida en contra de la violencia terrorista. Introdujo el lema ETA no-ETA ez en todos los escritos de la instituci¨®n junto al art¨ªculo 3 de la declaraci¨®n de Derechos Humanos: "Toda persona tiene derecho a la vida, a la libertad y a su seguridad personal". Por primera vez, llev¨® a los tribunales a un alcalde, el de Pasaia, de Batasuna, por entorpecer la labor de la instituci¨®n. El alcalde adujo que con ese lema de ETA no el Ararteko no era una instituci¨®n imparcial.

- I?igo Lamarca (junio 2004). Propuesto por el PNV. Se trata de un hombre con formaci¨®n jur¨ªdica y activista a favor de los derechos civiles. Tiene un perfil que refuerza el acercamiento de la instituci¨®n hacia los colectivos m¨¢s desfavorecidos, como el de los homosexuales. En su etapa se han multiplicado los informes extraordinarios y se ha reforzado el contacto con las organizaciones sociales. El incidente con el Departamento de Interior le afect¨®, pero pasado ese trago no qued¨® tocado.