... Y tambi¨¦n por el paro
Es sorprendente comprobar la identidad de algunos de los amigos que han saltado a la palestra, desde el pasado domingo, para regalarnos unos desinteresados consejos, de forma que podamos elevar nuestro apoyo electoral en los pr¨®ximos comicios. Gentes m¨¢s que pr¨®ximas al Partido Popular se apresuran a deducir que la utilizaci¨®n de la imputaci¨®n de Camps en el caso G¨¹rtel nos ha perjudicado para, a continuaci¨®n, y siempre por nuestro bien, recomendarnos que dejemos el tema. ?No saben qu¨¦ hacer para que olvidemos ese asunto! La pregunta ser¨ªa: ?debemos hacerlo?
En la Comunidad Valenciana, el caso G¨¹rtel ha puesto sobre la mesa, de manera descarnada, la deriva autoritaria del se?or Camps. Desde el momento en que aparecieron las primeras noticias que le relacionaban con elementos y empresas de la trama investigada, se dispararon todas las maniobras imaginables, sin reparar en gastos ni en gustos, para aprovechar la situaci¨®n en su propio beneficio. Aquel que con sus comportamientos, sus amistades, sus regalos y sus facilidades para otorgar contratos p¨²blicos se ha visto envuelto en una imputaci¨®n judicial, el que se ha atrincherado en su mayor¨ªa para no dar ni una sola explicaci¨®n sobre el uso que hace de los medios y los fondos p¨²blicos, en definitiva, el que se coloca al margen y por encima de las leyes es el que se pone el traje de agredido y convierte sus infracciones en pecados de los dem¨¢s. Y con eso se abre la veda del disidente y se pone en funcionamiento la m¨¢quina de generar odios, que parece que es algo que aporta rentabilidad pol¨ªtica porque aglutina a la propia parroquia.
La situaci¨®n es grave. Se est¨¢n quebrando pilares esenciales para el sostenimiento de una sociedad democr¨¢tica. Se estigmatiza, de forma m¨¢s que amenazadora, al oponente pero tambi¨¦n se atacan instituciones fundamentales del Estado, como la Judicatura, la Fiscal¨ªa o la misma polic¨ªa, cuando se atreven a cumplir con su obligaci¨®n de hacer respetar las leyes, investigando a los corruptos. Al mismo tiempo, se fomenta el aplauso al gobernante imputado, en vez de pedirle cuentas. De las Cortes, ni hablamos, porque las han convertido en un aparato exclusivamente aplicado a tapar las verg¨¹enzas de Camps. Todo esto est¨¢ sucediendo, adem¨¢s, ante la indiferencia, cuando no la colaboraci¨®n entusiasta, de muchos medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y privados. Enfrentarse a esto no es una cuesti¨®n de estrategia pol¨ªtica, es mucho m¨¢s. Es una obligaci¨®n moral, una cuesti¨®n de principios.
Algunos pensamos que sigue siendo imprescindible luchar por una sociedad democr¨¢tica, m¨¢s all¨¢ de tacticismos cortoplacistas y de resultados electorales adversos. No podemos aceptar la ¨²ltima perversi¨®n del sistema, la que pretende que el resultado del domingo da y quita raz¨®n sobre la manera de entender el funcionamiento b¨¢sico de un sistema democr¨¢tico. Los plebiscitos no caben en nuestro ideario, pero tampoco en nuestro modelo constitucional.
La superioridad moral del sistema democr¨¢tico es incuestionable. Solo por eso valdr¨ªa la pena dar esta batalla pero, adem¨¢s, la eficacia social de un r¨¦gimen aut¨¦nticamente democr¨¢tico debe ser especialmente reivindicada en estos momentos. Un gobernante que prima a los amigos no est¨¢ promocionando a los m¨¢s capaces, lo que est¨¢ haciendo es fomentar la ineficacia social y econ¨®mica de la sociedad que dirige. Si lo que importa no es el m¨¦rito ni la capacidad sino la amistad, es l¨®gico que muchos inviertan en regalos y no en innovaci¨®n. Un gobernante que no debate proyectos sino que impone caprichos, est¨¢ produciendo despilfarro, generando deuda y comprometiendo el futuro. Todo esto es lo que est¨¢ pasando en la Comunidad Valenciana, como ponen de manifiesto tantos indicadores socioecon¨®micos d¨ªa a d¨ªa, sobre todo el del crecimiento del paro.
Hoy a todos nos preocupan los parados y la salida de la crisis. Pues bien, si algo han demostrado los sistemas democr¨¢ticos a lo largo de la historia ha sido su mayor capacidad para generar empleo, riqueza y bienestar para sus ciudadanos. No hay mejor programa para salir de la crisis que extender los comportamientos democr¨¢ticos, en las instituciones y en la sociedad. Todo lo dem¨¢s me parece discutible, eso no. Solo la democracia, practicada con un m¨ªnimo de rigor, permite aprovechar las mejores aportaciones de todos en beneficio del inter¨¦s com¨²n, lo que resulta doblemente conveniente en momentos de crisis como el actual. Por eso me parece irrenunciable la defensa de los elementos b¨¢sicos que configuran un r¨¦gimen democr¨¢tico, por razones morales y de principios, pero tambi¨¦n como medio para afrontar en mejores condiciones la lucha contra el paro que nos aflige. En este contexto, ni podemos callar y ni podemos mirar hacia otro lado, cuando lo que est¨¢ en riesgo es lo esencial.
?ngel Luna es s¨ªndic-portavoz del Grupo Socialista de las Cortes Valencianas.
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