El avi¨®n sin ventanas de la Polit¨¦cnica valenciana, finalista del concurso Airbus
Cuatro estudiantes espa?oles de ingenier¨ªa aeron¨¢utica se imponen a m¨¢s de 2.350 participantes de 82 pa¨ªses -Su proyecto reduce las emisiones de CO2 a la atm¨®sferaLa idea podr¨ªa interesar a compa?¨ªas 'low cost'
Imagine un austero y profundo tubo con asientos, pasillo, iluminaci¨®n artificial y sin ventanas. Seg¨²n un grupo de estudiantes de ingenier¨ªa aeron¨¢utica de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia (UPV), ¨¦ste podr¨ªa ser el avi¨®n del futuro.
La idea ha sido seleccionada como una de las cinco mejores presentadas a un concurso mundial organizado por Airbus, con m¨¢s de 2.350 participantes de 82 pa¨ªses. El objetivo, aportar soluciones al preocupante impacto medioambiental de la aviaci¨®n civil. Cinco centros, de un total de 225, fueron seleccionados, entre ellos la UPV y la Universidad de Stanford (EE UU).
El reto no daba opci¨®n. "S¨®lo existen dos formas de reducir las emisiones de CO2 de un avi¨®n: hacerlo m¨¢s aerodin¨¢mico o mejorar el rendimiento de los motores", dice Ricardo Gozalbo, profesor de la UPV y coordinador del proyecto, en el que han trabajado durante medio a?o cuatro estudiantes de ingenier¨ªa de la universidad valenciana. "Los motores ya son altamente eficientes, as¨ª que nos centramos en el dise?o".
Mejor aerodin¨¢mica
Ah¨ª comenz¨® el torrente de ideas. Hasta dar con la definitiva: cegar el fuselaje. "Es una propuesta simple pero innovadora, a nadie se le hab¨ªa ocurrido antes. Eliminar las ventanas aligera el peso y mejora la aerodin¨¢mica, lo que reduce el consumo de combustible y la emisi¨®n final de CO2", explica Almudena Grau, de 22 a?os de edad, una de las estudiantes que presentaron el proyecto en Par¨ªs a los directivos de Airbus.
Los c¨¢lculos realizados en el estudio no dejan lugar a dudas. En una ruta Madrid-Londres, un Airbus A320 consume unos 6.000 litros de combustible, es decir, produce 15.000 kilos de CO2, lo mismo que 102.000 autom¨®viles.
Airbus, que ya ha adquirido la patente, mantiene en estricta confidencialidad las cifras de ahorro, aunque "son muy significativas", reconoce Grau. Seg¨²n lo conseguido por otros dise?os, podr¨ªan superar el 20%, quiz¨¢ lo suficiente para lanzarse en exclusiva a su fabricaci¨®n.
"No implica costes adicionales de implantaci¨®n ni nuevas tecnolog¨ªas, todo lo contrario: se reduce el gasto de producci¨®n y mantenimiento. Las ventajas son claras", dice Gozalbo, quien apunta, adem¨¢s, otra posibilidad: trasladar el ahorro a billetes m¨¢s baratos. Esta propuesta podr¨ªa seducir a las compa?¨ªas low cost: precios por los suelos a cambio de volar en un avi¨®n sin ventanas.
El componente psicol¨®gico ser¨ªa el inconveniente, tal vez mayor que todas las ventajas. Es complejo discernir si la gente estar¨ªa dispuesta a embutirse durante horas en un aparato sin referencia exterior. No apto para claustrof¨®bicos. "Hemos realizado encuestas entre viajeros habituales y el resultado nos ha sorprendido, a la gran mayor¨ªa no le importar¨ªa", se?ala Almudena.
Reducci¨®n de emisiones
De una forma u otra, los grandes fabricantes y compa?¨ªas a¨¦reas est¨¢n forzados a buscar soluciones imaginativas para reducir su impacto medioambiental. Seg¨²n la Comisi¨®n Europea, las emisiones de CO2 del sector se han incrementado el 87% desde 1990 y ya suponen el 3,5% del total. El organismo les obligar¨¢ a reducirlas el 10% en dos a?os.
Gozalbo apunta a los dise?os alternativos como una de las pocas salidas que le queda al sector. La NASA y Boeing experimentan desde el a?o 2000 con modelos de ala integrada (blended wings, en ingl¨¦s), que funden el fuselaje con las alas para aumentar la superficie habitable y reducir pesos muertos. Podr¨ªan transportar hasta 800 pasajeros y consumir el 20% menos de combustible.
"Un avi¨®n sin ventanas ser¨ªa un paso intermedio entre los modelos actuales y los futuros", dice Gozalbo.
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