"Nos une la herida de haber visto matar siendo ni?os"
"Los soldados alemanes iban apartando a los jud¨ªos para fusilarlos. Cuando lleg¨® a mi sitio, el soldado me pregunt¨®: '?Eres jud¨ªo?'. Yo pens¨¦ en las ¨²ltimas palabras que me hab¨ªa dicho mi padre antes de despedirse: 'No olvides nunca qui¨¦n eres'. Y despu¨¦s, en las de mi madre: 'Mantente con vida'. Sab¨ªa que si le respond¨ªa que s¨ª, y obedec¨ªa a mi padre, el soldado me matar¨ªa all¨ª mismo, y entonces pens¨¦: '?Qu¨¦ es m¨¢s importante, la vida o la religi¨®n?'. Decid¨ª para siempre que no hab¨ªa nada por encima de la vida, ni la raza ni la religi¨®n. 'No', le respond¨ª. Y el soldado sigui¨® preguntando a otros".
Sally Perel ten¨ªa 14 a?os aquel d¨ªa que se enfrent¨® al ej¨¦rcito nazi tras resolver, en el tiempo que dura la paciencia de un soldado de Hitler, el dilema impropio de un ni?o: ?Debo morir siendo yo o sobrevivir fingiendo ser otro?
Sally sufri¨® la persecuci¨®n nazi y Zlata la limpieza ¨¦tnica en Bosnia
A sus 84 a?os relata una vez m¨¢s la historia que inspir¨® la pel¨ªcula Europa, Europa, su propia vida. Pero esta vez lo hace delante de una mujer de Sarajevo, 55 a?os m¨¢s joven, que asiente continuamente delante de unos platos de comida italiana a los que nadie hace mucho caso. Acaban de conocerse, pero saben mucho el uno del otro; quiz¨¢ lo m¨¢s ¨ªntimo. "Nos une la herida de haber visto matar siendo ni?os. La herida imborrable de la guerra que te cambia para siempre", aclara Sally.
A Zlata Filipovic la llaman La Ana Frank de Bosnia por un diario que empez¨® a escribir a los 11 a?os y que se convirti¨® en su salvoconducto. "Empezaron a llegar a mi casa un mont¨®n de periodistas. La gente pensaba que los Balcanes era aquel sitio de locos donde nos com¨ªamos los unos a los otros, y se sorprend¨ªan al entrar en aquel hogar de clase media, donde hab¨ªa un piano y una ni?a de 11 a?os que escrib¨ªa un diario. Un editor franc¨¦s muy influyente se ofreci¨® a publicarlo y nos sac¨® a mis padres y a m¨ª de Sarajevo. Era algo rid¨ªculo. Hab¨ªa ni?os heridos por las bombas, ni?os que se hab¨ªan quedado hu¨¦rfanos y yo, que me iba a librar de todo eso por un diario". Desde entonces, Zlata se dedica a recopilar diarios de ni?os escritos en conflictos, "las voces robadas de la Segunda Guerra Mundial, Vietnam, Sierra Leona...".
"Yo tard¨¦ 40 a?os en poder escribir mi historia", confiesa Sally. "Fue el tiempo que necesit¨¦ para reubicarme en la vida. Hasta que decid¨ª que no quer¨ªa llevarme esto a la tumba, que necesitaba contar a los j¨®venes el da?o que el racismo y la guerra hacen en una persona para que nada as¨ª se volviera a repetir".
Sally y Zlata han venido a Espa?a para participar en un encuentro organizado por Save The Children en su 90? aniversario, con otros ni?os de la guerra, entre ellos, Herminio Mart¨ªnez, v¨ªctima de la Guerra Civil espa?ola. Comparten la misma historia. La de ni?os que presencian lo que nunca deber¨ªa ver un adulto; que resuelven dilemas imposibles, o que, como Sally, se enfrentaron muchas veces a la muerte antes de haber cumplido la mayor¨ªa de edad. "Los alemanes me enviaron al Instituto de las Juventudes Hitlerianas. Al intentar violarme, un soldado descubri¨® que era jud¨ªo. Nunca me delat¨®. Me volv¨ª a salvar".
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