Uno de los nuestros
S¨®lo ETA y su entorno siguen en la estrategia del terror, aunque ya no sepan bien para qu¨¦
Eduardo Puelles, polic¨ªa nacional adscrito a la brigada antiterrorista de la Comisar¨ªa de Bilbao, pereci¨® ayer abrasado por las llamas provocadas por la bomba que ETA hab¨ªa colocado en su coche en un aparcamiento de la localidad de Arrigorriaga, donde resid¨ªa con su familia. Es el primer atentado mortal desde la toma de posesi¨®n del nuevo lehendakari, el socialista Patxi L¨®pez, cuyo Gobierno fue declarado "objetivo prioritario" por la banda. En una breve y directa declaraci¨®n, L¨®pez calific¨® ayer a la v¨ªctima como "uno de los nuestros": alguien que trabajaba "por garantizar la seguridad y la libertad" de los vascos.
Uno de los nuestros: la deslegitimaci¨®n de ETA es en primer lugar la legitimaci¨®n de quienes la combaten desde la legalidad democr¨¢tica, con polic¨ªas y jueces a la cabeza. Pasaron los tiempos en que un manto de silencio temeroso desped¨ªa a las v¨ªctimas pertenecientes a las Fuerzas de Seguridad. Se lamentaba su muerte, pero sin ese reconocimiento tan gr¨¢ficamente expresado por el nuevo lehendakari.
Tambi¨¦n pasaron los tiempos en los que la condena de los atentados se pon¨ªa en el mismo plano que la de la negativa a reconocer el "derecho a decidir". Ayer, todos los partidos (menos uno) estuvieron a la altura que requer¨ªa el brutal atentado, y fueron las fuerzas nacionalistas las m¨¢s interesadas en exigir a la izquierda abertzale que alzase su voz contra el crimen. Pero esa formaci¨®n, la ¨²nica que no estuvo a la altura, s¨®lo fue capaz de difundir un escrito en el que equipara el asesinato del polic¨ªa con "las ¨²ltimas detenciones y la desaparici¨®n de Jon Anza" (un etarra en paradero desconocido desde hace dos meses) como prueba de "la crudeza del conflicto".
Como otras veces, ETA ha cortado en seco las especulaciones sobre una supuesta tregua t¨¢cita que estar¨ªa manteniendo para facilitar el prop¨®sito anunciado por Otegi de lanzar, a comienzos de oto?o, su "polo soberanista", especie de nuevo Pacto de Lizarra pero ahora sin el PNV. La idea es que aquel frente nacionalista fracas¨® porque el partido de Urkullu, el mayoritario del pacto, no era verdaderamente independentista. Tras los resultados de las europeas, en las que Batasuna ha recobrado, a trav¨¦s de la lista de Alfonso Sastre, la primogenitura en su campo amenazada por Aralar, los de Otegi han cre¨ªdo llegado el momento del gran salto adelante: el de demostrar que el Estado no ha conseguido "borrar a la mayor¨ªa social" soberanista.
Pero en las elecciones del d¨ªa 7 esa supuesta mayor¨ªa (Iniciativa Internacionalista, Aralar y EA) agrup¨® al 21,63% de los votos en la Comunidad Vasca y al 18,44 en Navarra; con el a?adido de que los portavoces de Aralar y EA han declarado que mientras persista la violencia las dificultades para llegar a acuerdos con los de Otegi ser¨¢n "insuperables".
ETA es capaz de matar, pero hacerlo no le sirve ya para hacer avanzar esa "estrategia pol¨ªtico-militar" de la que todav¨ªa hablan sus te¨®ricos de corbata. En eso consiste su derrota.
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