F¨²tbol en versi¨®n tarahumara
Viaje por las colosales Barrancas del Cobre, al noroeste de M¨¦xico, a bordo de la m¨ªtica l¨ªnea de tren Chihuahua-Pac¨ªfico
Al borde de las Barrancas del Cobre el v¨¦rtigo aturde. Hab¨ªa o¨ªdo que ten¨ªa cuatro veces la extensi¨®n del Gran Ca?¨®n del Colorado -600 kil¨®metros de largo por 200 de ancho-; tambi¨¦n sab¨ªa que era m¨¢s profunda -1.800 metros de altura media sobre el nivel del mar-, pero no esperaba esta panor¨¢mica de 50 kil¨®metros por delante y al descenso, un camino que se abisma en vertical y se pierde, reaparece y se anuda sobre s¨ª mismo hasta desembocar en un valle por el que se desliza el r¨ªo Urique. Despu¨¦s del cauce se adelanta el primero de una serie de telones de piedra dibujando una U alargada y luego, tras los meandros del siguiente r¨ªo, se impone otra nueva U de otro nuevo tel¨®n de roca. Y as¨ª, una vez tras otra, hasta que levantas la vista y completas el puzzle contra un horizonte de cumbres de azules y grises desva¨ªdos.
Tragas saliva y sonr¨ªes; est¨¢s en la cima del mundo: un paisaje tan oculto que s¨®lo hace 40 a?os que est¨¢ comunicado con el resto de M¨¦xico; un paisaje tan abierto que casi no hay pueblos o siquiera aldeas. "Los tarahumaras son como pajarillos, se?or. ?Qui¨¦n le dice a un p¨¢jaro d¨®nde edificar su casa?", comenta a mi lado Alfredo Murillo, el gu¨ªa que me acompa?a desde que inici¨¦ el viaje en los Mochis. Los tarahumaras se replegaron a estos altos de la Sierra Madre Occidental de M¨¦xico para evitar a los misioneros espa?oles hace 400 a?os. Desde entonces han preferido vivir en min¨²sculas comunidades agr¨ªcolas autoabastecidas. Su ropa es llamativa, las mujeres se arreglan con paliacates (pa?uelos) y llevan vestidos con profusi¨®n de colores. Por su parte, los hombres se cubren con una t¨²nica blanca doble, que recogen sobre la cintura, de manera que forma algo parecida a un braguero y deja libres las piernas. Adornan la cabeza con una larga cinta de diversas tonalidades que, despu¨¦s de dar vuelta, les cae colgando sobre la espalda.
86 t¨²neles
Hoy es f¨¢cil llegar. La Barranca est¨¢ atravesada por un ins¨®lito ferrocarril llamado Chihuahua al Pac¨ªfico -actualmente el ¨²nico tren de pasajeros de M¨¦xico- que, por dar alg¨²n dato, en este ¨²ltimo tramo, tiene 37 puentes y 86 t¨²neles. Su construcci¨®n fue el sue?o de un visionario llamado Albert Kinsey Owen que fue a M¨¦xico como ingeniero, en 1861, y recorri¨® la costa del Pac¨ªfico hasta llegar a la bah¨ªa de Oguira, "lugar encantado", en lengua cah¨ªta, hoy Topolobampo. All¨ª se le ocurri¨® una l¨ªnea de ferrocarril de carga que uniera el medio oeste norteamericano con su reci¨¦n descubierta bah¨ªa -donde imaginaba un puerto alternativo al de San Francisco-, sin sospechar que, desde que se empez¨® a construir, en 1897, hasta su finalizaci¨®n, en 1961, la obra ser¨ªa interrumpida por todos los problemas imaginables, incluyendo la conclusi¨®n del Canal de Panam¨¢, la falta de recursos, el paso de la revoluci¨®n mexicana o la muerte de todos los promotores.
La serpiente cuatro narices
Camino de Batopilas nos internamos en el espinazo que divide las barrancas, antiguo camino real. La traves¨ªa no era demasiado dura y andando fuimos alternando los r¨ªos, la visita a peque?as comunidades mineras con bosques, cuevas y cascadas. Al gu¨ªa le gustaba ir dos pasos por delante para mostrarme los detalles, por ejemplo, una planta llamada trompeta de ¨¢ngel con la que se prepara el tolohache, un brebaje que sirve para enamorar a las mujeres. En una ocasi¨®n nos encontramos con una serpiente cruzando el camino, un c¨ªrculo que se plegaba y se alzaba. Me acerqu¨¦ para verla perderse entre la maleza: "Es una v¨ªbora", coment¨® Alfredo desde atr¨¢s. "Los tarahumaras la llaman cuatro narices". Tardamos tres d¨ªas en llegar al pueblo de Batopilas, conocido por las minas de plata descubiertas en 1709, si bien el art¨ªfice de la verdadera fama fue Alexander Shepard, el ¨²ltimo gobernador de Washington DC, quien fund¨® a finales del siglo XIX La Batopilas Mining Company. Ahora todo est¨¢ en ruinas, los restos de su casa -la hacienda de San Miguel-, est¨¢n invadidos de higueras y buganvillas, pero sigue intacto gran parte del acueducto, construido por ¨¦l, y la central hidroel¨¦ctrica, que hizo de Batopilas la segunda localidad con electricidad de M¨¦xico despu¨¦s de la capital.
En la misi¨®n jesuita de los Cinco Se?ores, construida en el siglo XVIII Alfredo me present¨® al gobernador o sir¨ªame, el cargo m¨¢s importante de la comunidad tarahumara. Le ayudan sus consejeros: el teniente, el alcaide y el capit¨¢n, que se nombran por periodos indefinidos y son destituidos si gobiernan mal. Usan un bast¨®n como s¨ªmbolo de autoridad. Celebran juntas de Gobierno cada ocho o quince d¨ªas y concurre a ellas todo el pueblo agrupado en un c¨ªrculo. El gobernador estaba sentado en la ¨²nica banca del templo. Al vernos, se levant¨® para tocarnos los hombros con las puntas de los dedos. Es su forma de saludar. Tampoco rezan con palabras, su medio de oraci¨®n es la danza. En las festividades acostumbran pintarse el cuerpo casi por completo de blanco, adquiriendo un aspecto fantasmag¨®rico. Hace casi 70 a?os, Antonin Artaud hablaba de la "escritura secreta" de estos ind¨ªgenas que se llaman a s¨ª mismos rar¨¢muris, "los de los pies ligeros". Su deporte tradicional es la carrera de bola o rarap¨ªpama, en la que s¨®lo pueden participar hombres. Se juega por equipos, arrastrando una bola de madera de encino con los pies, de manera continuada. Los participantes calzan sandalias de caucho y los partidos pueden llegar a durar varios d¨ªas, aunque lo usual es que duren 24 horas. A veces llegan a recorrer distancias de 200 kil¨®metros. La bola debe estar en constante movimiento, imitando al Sol, que nunca se detiene en su curso. El viejo cham¨¢n, el owir¨²ame, les ha advertido de que si no cumplen esta obligaci¨®n "el astro detendr¨ªa su curso, dejando al mundo en tinieblas".
? Pedro Jes¨²s Fern¨¢ndez es autor de Pe¨®n de rey (Alfaguara).
Gu¨ªa
Datos b¨¢sicos
? Prefijos telef¨®nicos: 0052 (para M¨¦xico).
? Moneda: peso mexicano (un euro equivale a 18,80 pesos).
? Situaci¨®n: Las Barrancas del Cobre se sit¨²an en la regi¨®n suroeste del Estado de Chihuahua, al noroeste de M¨¦xico.
C¨®mo ir
? Mexicana (900 97 52 26; 917 70 31 96; www.mexicana.com). Ida y vuelta entre Madrid y M¨¦xico DF, desde 459 euros.
? Iberia (www.iberia.com; 902 400 500), ida y vuelta entre Madrid y M¨¦xico DF, a partir de 684 euros.
? Aerom¨¦xico (www.aeromexico. com) vuela de M¨¦xico DF a Chihuahua, ida y vuelta, a partir de unos 208 euros.
? Interjet (www.interjet.com.mx) vuela a Chihuahua desde el aeropuerto de Toluca (tambi¨¦n en M¨¦xico DF), ida y vuelta, por 189 euros.
El viaje en tren
? Tren Chihuahua-Pac¨ªfico (www.chepe.com.mx; 436 72 12). El trayecto une la ciudad de Chihuahua con Los Mochis a trav¨¦s de los paisajes de la sierra de Tarahumara y de las Barrancas del Cobre. Un trayecto entero cuesta 45 o 90 euros, seg¨²n la categor¨ªa. El tren se detiene 20 minutos en la estaci¨®n del Divisadero, donde tambi¨¦n es posible alojarse y seguir el trayecto, por ejemplo, al d¨ªa siguiente.
Dormir
? Hotel Misi¨®n de Cerocahui (668 812 16 13; 668 818 70 46; www.hotelmision.com). Cerocahui, Urique. Ofrecen paseos guiados a caballo hasta una espectacular cascada y la vieja mina Sangre de Cristo o una ruta en autob¨²s hasta el mirador de la Barranca de Urique. Habitaci¨®n doble, con traslado desde la estaci¨®n y media pensi¨®n, 136 euros.
? Hotel Posada Mirador (668 812 16 13; www.hotelesbalderrama.com). Ubicado al borde del ca?¨®n de Urique, todas las habitaciones tienen excelentes vistas. Estaci¨®n Posada Barrancas (Urique). Habitaci¨®n doble, con traslado y pensi¨®n completa, 157 euros.
Informaci¨®n
? Turismo de M¨¦xico (www.visitmexico.com).
? Turismo del Estado de Chihuahua (www.ah-chihuahua.com; 614 429 35 96).
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